Víctor Beltri

Víctor Beltri

9 Oct, 2014

Mejores ciudades, mejores ciudadanos

Seguramente usted lo vivió ayer, como muchos otros días. Un grupo de personas, con una causa que puede ser legítima o no, decide que la mejor manera de llamar la atención sobre sus preocupaciones es cerrar una de las principales avenidas de la ciudad.

Las consecuencias se advierten de inmediato, sobre todo en el tráfico desquiciado. Los conductores tienen que resignarse a perder un par de horas de su tiempo, las citas tienen que aplazarse, los compromisos no se cumplen. Las pérdidas económicas producto de las manifestaciones se pueden medir en el orden de los miles de millones cada año, y eso sin tomar en cuenta las repercusiones, por ejemplo, al medio ambiente. ¿Cuánta contaminación se produce, adicional, cada año por causa de incidentes así?

Y ese es sólo uno de los problemas que afectan, cada día, a la Ciudad de México. La basura, la inseguridad, el suministro de agua. Las lluvias atípicas, los terremotos, el simple hecho de la sobrepoblación en una urbe que nunca ha estado preparada para el crecimiento desproporcionado.

Las ciudades, como las organizaciones, pueden ser sujetos de innovación en cuanto a que tienen problemas que deben ser resueltos, con recursos limitados, y cuya solución debe ofrecer beneficios tangibles y concretos. La necesidad de resolver problemas en zonas urbanas ha sido detectada, y atendida, en otros países a través de políticas públicas que no por novedosas dejan de ser certeras.

Todo esfuerzo por crear una ciudad inteligente deberá atender, al menos, tres puntos esenciales: la infraestructura, las operaciones y las personas. En el primer rubro nos referimos a los servicios básicos, tales como el transporte público, la gestión del agua, el servicio eléctrico o los suministros en general, que son los factores que hacen a una ciudad más habitable y atractiva tanto al turismo como a la inversión.

En cuanto a las operaciones, es preciso implementar planes que permitan una mejor entrega de los servicios públicos, analizando a tales efectos la información histórica y garantizando de esta manera una gestión diaria más eficiente. Esto permite que las ciudades no sólo sean lugares habitables sino que se mantengan vivas y pujantes, en un clima de eficiencia que permita a ciudadanos y empresas materializar todo su potencial.

Las ciudades, por otra parte, también deben apoyar a los ciudadanos para cubrir sus necesidades educativas, sanitarias y sociales. La eficacia en el apoyo a las personas garantiza lugares en los que la gente quiere vivir, en donde las personas pueden desarrollarse y crecer.

Estos problemas se resuelven con soluciones innovadoras. Desde las herramientas que permiten gestionar en tiempo real el tráfico de la ciudad, sin necesidad de intervención humana, hasta las que permiten conocer más de cerca las necesidades de los ciudadanos y cómo resolverlas, sin olvidar las que brindan información a las autoridades. Todo, absolutamente todo, puede ser monitoreado y medido, para posteriormente ser mejorado. En una ciudad inteligente, las manifestaciones ocurren, pero no necesariamente desquician las calles; la lluvia cae, pero no inunda vialidades; la basura se genera, pero se recoge a tiempo. Los baches se reparan en unas cuantas horas, la policía cuenta con información confiable y oportuna, las escuelas se mantienen en buen estado y cuentan con los materiales necesarios. No es una labor imposible. La tecnología existente —y asequible— nos permite tener ciudades más inteligentes, con mejor calidad de vida, en las que el Estado de derecho se apoya de herramientas efectivas. Se hace en otras partes del mundo, y puede hacerse, sin duda, en nuestras urbes.

En las ciudades, como en las organizaciones, los desafíos que se presentan pueden ser solucionados a través de procesos de innovación. El gobernante que así lo entienda verá los resultados, no sólo económicos o sociales, sino incluso políticos, en poco tiempo. Todo es cuestión, tanto en unas como en otras, de decidirse a ser mejores.

Lo invito a continuar la conversación a través de Twitter o de mi correo electrónico, donde responderé con gusto a sus preguntas. Innovemos juntos.

vbeltri@duxdiligens.com

Twitter: @vbeltri

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