Se busca orden en reestructuras; entrevista con Luis Videgaray

El secretario de Hacienda explica que México rechaza un marco de resolución de deudas soberanas, fuera de los principios de mercado; lo que se necesita, dice, es certidumbre en futuras emisiones
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WASHINGTON, D.C.– México apoya la propuesta del Fondo Monetario Internacional (FMI) de modificar el marco de contratación de la deuda soberana para fortalecer la agregación de acreedores en las Cláusulas de Acción Colectiva, las cláusulas obligadas de pari passu, así como los mecanismos de negociación en las futuras emisiones de deuda soberana.

El secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, afirmó que “este es un tema crucial y de la mayor importancia no sólo para el FMI y esta Asamblea (de gobernadores), sino para México. Es algo que el país debe hacer”, indica al puntualizar que como se trata de una solución de mercado y positiva para dotar de certidumbre la contratación de futuras emisiones, la apoya.

Contrario, subrayó el rechazo del gobierno mexicano a la resolución adoptada en septiembre a propuesta de China y Bolivia, para que se establezca un marco de resolución de deudas soberanas mediante un proceso de negociación intergubernamental.

—¿Incorporará México los cambios en sus nuevos  contratos, sobre todo porque no tenemos deuda reestructurada y por ende holdouts (acreedores sobrantes no reestructurados) desde 2003? 

—Este es un tema crucial y de la mayor importancia no sólo para el FMI y esta Asamblea, sino para México. Es algo que México debe hacer, lo estamos analizando con seriedad, pues fuimos el primer país en incluir Cláusulas de Acción Colectiva (CAC’s) en emisiones de deuda soberana en 2003.

Cierto, la experiencia del caso argentino, que nosotros respaldamos ante la Corte de Estados Unidos por la interpretación que se daba en los juzgados, introdujo un elemento de incertidumbre que debe resolverse y hacer reflexionar al mundo, como de hecho se está haciendo y la ha encabezado el FMI, para ver.

—¿Qué cambios se deben hacer en el clausulado de emisiones de deuda internacional en nuestro contratos, para evitar las complejidades legales como el caso de Argentina?

—Debemos recordar que se presentó una experiencia en el caso de Perú, pero llegó a un acuerdo con sus acreedores y por lo tanto no derivó en una crisis del tipo de la que tiene Argentina.

Creo que hoy el mundo financiero entero, encabezado en esta discusión por el FMI, reconoce que necesitamos un lenguaje diferente, robusto y claro, de ciertas cláusulas que se incorporan en los bonos soberanos, tanto para las cláusulas pari pasu, como para asegurar que las CAC´s, en un proceso ante un juez, realmente sean efectivas.

De ahí que el cambio en el marco legal y el lenguaje que se está proponiendo, que ha sido aprobado por el directorio del FMI y negociado con la activa participación de México en el grupo que abordó este tema, mantiene el espíritu de las CAC´s, pero mejora el proceso de agregación y evita que sean vulnerables a este tipo de oportunismos de fondos que pueden ser muy agresivos.

—¿Pero siempre y cuando no le cueste al país el cambio, ¿no?

—Es algo que debe tener un efecto positivo para el mercado, y no anticipamos por lo mismo que genere costos para el país; al contrario, se daría certidumbre. México fue invitado y participó en el grupo de trabajo que coordinaron el FMI y el ICMA, por lo que nos estamos preparando para incorporar estas recomendaciones del grupo en nuestras futuras emisiones.

—¿México no está a favor de que exista una institución que pueda erigirse en coordinador de reestructuras como se intentó hace 10 años?

—Este fue un debate que recuerdas bien, de hace 10 años, y que quedó atrás. La posición de México es muy clara: promovemos una solución de mercado y las propuestas de ICMA avaladas por el FMI van en ese sentido.

Recordarás que ante la Asamblea de la ONU México se abstuvo, no lo avalamos porque iba en contra de los principios de mercado, y hoy México tiene una condición muy robusta porque ha apostado al financiamiento en los mercados voluntarios con seriedad. No apoyamos esa resolución de Estados Unidos y, con el FMI actuando como asesor, pero no erigiéndose en una especie de juzgado extra oficial, creemos que llegamos a una solución inteligente. Espero que la veamos entrar en práctica conforme los países comiencen a adoptarla en sus nuevos contratos.

Nosotros tenemos además una ventaja, no tenemos holdouts, tenemos deuda bien calificada que este año incrementó su ranking, mercados profundos de deuda, estamos emitiendo a plazos de 100 años y 30 años. Claramente existe un apetito robusto por la deuda mexicana y seguiremos emitiendo en los mercados.

—¿Qué opina de que México es ejemplo en la clase de políticas fiscales inteligentes que se definen en el BM y el FMI?

—Hay dos cosas que han llamado aquí la atención en los últimos meses, una tiene que ver con el rediseño del programa de Oportunidades y otra con la decisión de acotar y definir la temporalidad con la que México está ejecutando la política contracíclica.

En relación al programa social que ahora se denomina Prospera, desde su fundación como Progresa, su tránsito a Oportunidades, funciona muy bien y ha sido bien evaluado por el Banco Mundial, pero se le ha criticado porque no vincula a quien recibe este tipo el  subsidio de desarrollo con las oportunidades productivas o de trabajo.

Tenemos muchos programas de becas, de bolsas de trabajo, de  proyectos y productivos, de la Sagarpa y STPyS, Economía que no están vinculados con Oportunidades, de ahí que el rediseño a Prospera está vinculando al programa social con otros programas, de tal manera y eso es lo que llama la atención en Washington, que sin incrementar el gasto público, se logra un impacto más eficaz en el combate a la pobreza y duradero, si quien recibe oportunidades tiene también apoyo productivo.

—¿También se reconoce que es viable y legítimo el uso de políticas de gasto contracíclicas?

—Eso lo entiende el mundo, y no es algo que llama la atención ni del FMI ni de las calificadoras de deuda. México está utilizando los instrumentos que tiene cualquier gobierno para enfrentar un bajo crecimiento cíclico, que es usar política fiscal por la vía de un déficit transitorio y reducción de tasas.

 

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