Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

13 Oct, 2014

Las crecientes implicaciones de la pérdida relativa del poderío económico de EU

La preocupación económica primordial, que dominó las economías y los mercados de capital recientemente, se centró en la debilidad de la economía mundial, con particular énfasis en los países de la zona euro, y la falta de consenso entre sus líderes para abordar la desaceleración o recesión, según el caso, de sus respectivas economías.

Acumulado a las expectativas para Europa, están también dudas sobre el empuje que puedan manifestar las otras economías-motores mundiales, como son Estados Unidos, China, India y Japón, entre las principales, en el contexto poco optimista de poder vivir con contagios de desaceleración que afectarían hasta a EU, no obstante estar previendo una recuperación.

El problema no está del todo claro en torno a las perspectivas que pueden preverse en las áreas que empiezan a manifestar recuperaciones importantes, como es el caso de nuestro país vecino y las economías a él ligadas, como México, Japón y otros. Es el contagio desacelerador o ­—en caso extremo— recesivo, para el equilibrio económico mundial.

Ante ello, las respuestas del mercado pueden ser pesimistas, como la reproducción de tendencia a la recesión. El comercio internacional conecta íntimamente las economías entre los países; igual que transmite fuerzas expansivas en momentos optimistas, como también lo hace con impulsos negativos cuando comunica desaceleración o recesión.

Nuestra economía lo ha vivido desde siempre, por lo que es su respuesta a la fuente estadunidense como lo es también, para los países sudamericanos, su nexo con las economías de Europa, con las que están muy ligados. Un ejemplo es la desaceleración proyectada para este año en Brasil y demás países sudamericanos, que comercian intensamente con Europa y están pasando momentos difíciles.

De manera que, en ese contexto, podemos apreciar los debates que se dieron en las últimas reuniones del Banco Central de Reserva de los Estados Unidos (la Fed), cuyas minutas relataban sus discusiones del seguimiento de los acontecimientos en Sudamérica, y la preocupación de lo que ocurre con las economías europeas, de Japón, China e India.

De tal manera, decidieron no adelantar su siguiente acción de política monetaria, que es la de subir sus tasas de interés de referencia, para no sobrecalentar su economía, que ya está llegando a su nivel de pleno empleo, lo que sugeriría no iniciar aún el drene de liquidez, que amenazaba con convertirse en un problema inflacionario.

De manera que por la consideración a lo que podría implicar para EU, el decaimiento de su sector externo por menores exportaciones a los países, debido a los efectos del fortalecimiento del dólar, que ocasionaría la decisión de elevar tasas y enfriar su economía, los llevaron a postergar la subida de tasas, que su Banco Central de Reservas redujo a casi cero, desde hace poco más de dos años, para inyectar liquidez en su economía y, de esa manera, acelerar su crecimiento y la generación de empleos.

Es la segunda vez que la Fed considera evoluciones relacionadas con la actividad económica y empleo en sus decisiones de política monetaria; y ya no la “exclusiva” lucha contra la inflación. La primera fue hace un año, en que pesó fuerte su necesidad interna de promover crecimiento y generación de empleos.

De manera que ahora sus dudas sobre la economía global, y el impacto de la fortaleza del dólar, se convirtieron en una nueva preocupación sobre sus acciones.

Es evidente que la preponderancia económica perdida por la economía estadunidense los está midiendo, y tomando en cuenta sus implicaciones.

Las mismas consideraciones tomadas por la Fed también explican las menores proyecciones del PIB de México para los próximos años, de ya no el añorado 6% anual, que tendrá que esperar a que las expectativas mundiales cambien y que también cambiemos la implicación para nosotros del tamaño de nuestro mercado interno, como fuente productora de crecimiento y generación de empleos.

Es evidente que apenas estamos integrando en nuestras posibilidades, igual que lo están haciendo los países expertos en proyecciones —de México y del exterior— los alcances de la pérdida relativa de poder de la economía estadunidense, que ahora comparte con China los honores de ser la dominante fuerza en el mundo.

La semana pasada se publicitaron las cifras de la economía china, concluyendo que ya empataba a la de Estados Unidos en términos de tamaño, importancia y de relevancia.

@acanovelez

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