¿Preocupa el petróleo?

El precio de la mezcla mexicana de petróleo está en niveles inferiores a 82 dólares por barril, cifra establecida como referencia para realizar el presupuesto dentro del paquete económico para el año próximo.

Si atendemos los muy fuertes discursos tanto del Banco Mundial como del Fondo Monetario Internacional sobre la posibilidad de recesión en Europa y las dudas que aún existen sobre la recuperación de Estados Unidos, que sigue jalando fuertemente a la economía mexicana, tendríamos que esperar un cambio en el paradigma del sector petrolero.

Durante muchos años hubo estabilidad en precios altos y parecería que se está comenzando a plantear una guerra de precios bajos en los cuales los países plantean mantener participaciones de mercado a pesar de la disminución en los precios de venta, lo que busca desplazar a los que tienen mayores costos de producción o son más ineficientes.

Es un hecho que México mantendrá durante algún tiempo un esquema de producción decreciente y menores precios de venta. De hecho, durante este año gran parte de la caída en los ingresos tributarios ha sido suplida por los ingresos extraordinarios de la Reforma Hacendaria. IEPS, IVA e ISR crecen en recaudación a tasas de dos dígitos y han disminuido la caída de los petroleros.

Así las cosas, el mundo se encamina a tener una época de guerra de precios y de menores ingresos, los cuales podrían influir negativamente en el interés que pueda existir por los pozos de petróleo que se ofrecerán en la ronda uno o en la capacidad de conseguir nuevos socios para Petróleos Mexicanos y aprovechar los yacimientos que se quedaron con la ronda cero.

Aquí es necesario hacer algunas reflexiones.

Primera. Se tiene que considerar de cara al año próximo cómo estarán las coberturas del precio del petróleo y establecer con claridad cómo impactará en las finanzas públicas. No debe olvidarse que el déficit planteado por el gobierno es de 1% del PIB. En estos momentos el déficit se encuentra en el nivel más alto de los últimos 26 años, lo que podría complicar las cosas ante la caída de los precios del petróleo.

En este sentido debe recordarse que una de las justificaciones del elevado déficit público es aprovechar las ventajas de las reformas estructurales; sin embargo, si cambia el paradigma económico podrían no generarse los ingresos esperados.

Segunda. Hay irresponsables como el coordinador de los legisladores del PAN, José Isabel Trejo, que han dicho que se debe aumentar la estimación del precio del petróleo para corregir algunos temas fiscales como parte de la contrarreforma que plantean para hacerse las víctimas electorales.

Tercera. Si se hace una lectura muy lerda, habrá quienes puedan decir que es un mal momento para implementar la Reforma Energética, puesto que habrá un problema de precios; sin embargo, la realidad es que se trata de inversiones de largo plazo, más de 20 años, por lo cual se debe analizar con mucho cuidado qué pasará. Lo cierto es que el apetito por algunos campos podría descender en el corto plazo y dependerá de la tendencia de largo plazo de los precios.

Se hunden

Luego de siete meses de negarlo, la firma Nielsen reconoció que ha cometido errores en sus sistemas que han generado mediciones inexactas de las audiencias en el mercado de televisión de Estados Unidos.

Desde hace algunos meses se especulaba en aquel país que esta empresa estaba favoreciendo ABC en contra de otras cadenas de televisión. A pesar de que el vocero de Nielsen dijo que los errores eran “minúsculos” la realidad es que las acciones de la firma de desplomaron ante la confirmación de que trabajaban de una manera negligente y poco exacta, lo que es muy grave en un sector donde la clave es la confiabilidad.

En círculos de medios de comunicación de Estados Unidos no sólo se adelanta una gran cantidad de demandas sino también un cambio en la forma de medir audiencias. Si el monopolio de aquel país fracasó en la forma de medir, habría que esperar que se presenten nuevas opciones.

Confirmado

No basta que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tenga que ser orillado a desmentir las versiones según las cuales un grupo en torno a Miguel Alemán ya había llegado a un acuerdo para comprar Oceanografía, que está siendo administrada por el SAE, para corregir los errores que ahora también se están repitiendo en este concurso mercantil.

Se requiere hacer una corrección de fondo en cuanto a la forma en que se está aplicando la Ley de Concursos Mercantiles. La burbuja que se generó no sólo daña el proceso de acuerdo con los acreedores sino también a grupos como el de Alemán, quien simple y sencillamente quedó exhibido a pesar de ser un grupo de inversionistas que tiene una gran capacidad financiera y sería una buena alternativa para revivir a esta empresa.

Guerrero

Ángel Aguirre ha establecido un nuevo sótano en la gestión de un gobernador. Mucho más allá de sus aficiones personales, este hombre se ha convertido en un caso de estudio sobre cómo se debe tirar por la basura a una entidad de las que tiene más posibilidades.

Este tipo se escondió atrás del gobierno federal tras los fenómenos metereológicos Ingrid y Manuel, en los que se concentró en actos populistas y de proselitismo. Antes había dado muestras de incapacidad con los continuos bloqueos que hicieron los maestros de Ayotzinapa que derivaron en la muerte de un trabajador de una gasolinería.

Tras los hechos de Iguala no pudo mantener más la máscara y a pesar de tratar de construir un discurso en el cual el culpable es el gobierno federal, a pesar de que se trata de miembros externos del PRD en ambos casos. De hecho, miente el gobernador cuando trata de desligarse de José Luis Abarca.

Peor aún, en un acto cobarde filtra información falsa que daña a las víctimas de los hechos violentos. No lo hace por un afán de ayudar sino de culpar al gobierno federal.

Aguirre no sólo debería enfrentar su responsabilidad y renunciar para no causar más dolor a las víctimas.

Si se pregunta sobre las causas de la pobreza en Guerrero o el desperdicio que se ha convertido Acapulco para el turismo, debe pensar en el mal gobierno de Aguirre y sus antecesores del PRD.