Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

18 Oct, 2014

De la mano de obra al cerebro de obra

Hace unos años, cuando buscaba una entrevista con los creadores/administradores de un blog que se dedicaba a reportar asuntos del crimen organizado, vi uno de tantos videos que abundan en la red en el que cuestionaban a unos sicarios en el norte del país antes de ejecutarlos. Me sorprendió que los sicarios en cuestión decían que los habían traído del sur con la promesa de una paga generosa. Sin embargo, cuestionados por sus verdugos confesaron que ganaban entre 10 mil y 15 mil pesos al mes y que algunos meses a los jefes se les olvidaba pagarles. Ese video como muchos otros contiene uno de los aspectos más importantes que alimentan la inseguridad y al crimen organizado en México y se trata de la mano de obra barata. ¿Qué tiene que ver con el mundo de los negocios? Tiene todo que ver, debido a que el entorno en el que operan las empresas está definido por estas variables que se han convertido en un eterno lastre.

Aspiraciones incumplidas

Un aspecto del problema de seguridad que experimenta México tiene que ver con el gran segmento de la población joven que vive dislocada de la economía formal y, por lo tanto, de los ingresos que les permitan cumplir con sus aspiraciones clasemedieras. En el libro Clasemediero que publicó el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), Luis de la Calle y Luis Rubio establecen que los miembros de la clase media “tienen ingresos para vivir un el entorno urbano y desean mejorar su posición de manera sistemática”, sin embargo, cuando se observan las biografías de los involucrados en la tragedia de Iguala, queda claro que la aspiraciones no corresponden debido a que no encuentran eco en la movilidad social. Luego de conocer el testimonio de los padres de los jóvenes desaparecidos, queda claro que los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa entraron a dicha institución buscando la movilidad social y la mejora de sus condiciones. Ahí los jóvenes encontraron un movimiento ideológico con componentes de reivindicación social con preceptos izquierdistas del siglo pasado.

Aspiraciones ilegales

Por otro lado, la biografía del alcalde de Iguala José Luis Abarca refleja un camino que lo llevó de vender sombreros de palma en un tianguis a ser propietario de una plaza comercial y varios inmuebles en la localidad. El ascenso del alcalde prófugo es un entramado de instituciones políticas rotas y el crimen organizado. En ese lado de la historia se encuentran policías y seguramente jóvenes sicarios como los que aparecen en los videos que abundan en la red cuya forma de cumplir sus aspiraciones de manera más rápida es ofreciendo su mano de obra barata a los cárteles criminales. Por supuesto no se trata de hacer una apología de los sicarios o el crimen organizado, pero es evidente que una escala de valores laxa junto a la prisa por cumplir las aspiraciones de la clase media sin los medios para lograrlo se vuelve tierra fértil para el crimen organizado.

Formar cerebro de obra

En una charla que sostuve hace poco con Scott Overson, director general de Intel en México, me decía que más que mano de obra calificada el país necesita cerebros de obra, es decir jóvenes cuyo principal activo no sean sus habilidades manuales sino sus capacidades intelectuales. Para lograr tener cerebros de obra se requieren nuevos modelos educativos. De acuerdo a Gabriel Sánchez Zinny, autor del libro Educación 3.0, los modelos tienen que considerar esquemas autodidactas, educación a distancia y enseñanza en casa. Ese componente será esencial para que México tenga menos mano de obra y más cerebro de obra. De esa manera, la violencia no sea el eterno lastre del país.

 

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