David Páramo

Análisis superior

David Páramo

22 Oct, 2014

Equivocación

El jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, cometió un error al proponer crear una unidad de cuenta para multas, recargos y demás en la Ciudad de México vinculada con la inflación estimada por Banco de México.

Lo anticipábamos ayer en esta columna. En tiempos de estabilidad financiera es correcto indizar a la inflación, puesto que se trata de un indicador confiable, medido por un órgano autónomo como el INEGI que hasta el momento no sólo ha mostrado independencia sino una muy elevada capacidad técnica.

En la propuesta del jefe de Gobierno se dice que será la estimación que haga el Banco de México sobre la inflación. Desde hace ya muchos años el instituto que gobierna Agustín Carstens decidió (como se hace en prácticamente todas las economías) tener una meta de largo plazo de inflación. Es de tres más menos un punto. Así queda establecido que el máximo es de cuatro por ciento.

En las dos iniciativas del jefe de Gobierno no se explica de una buena manera cómo avanzaría la unidad de cuenta. Si es con la inflación estimada por el Banco de México podría interpretarse dos, tres o cuatro por ciento.

El verdadero peligro económico es si, por las razones que sean, la inflación se sale de control. No se establece de una manera clara si se mantendría en “inflación estimada por Banco de México”, lo cual haría que precios, tarifas, multas y demás se quedaran muy atrás o si se interpretará por inflación observada durante el periodo anterior.

Como hemos reiterado en esta columna desde el 1 de mayo , cuando Mancera anunció esta iniciativa, es que va en el sentido correcto, pero que el riesgo está en la aplicación que, como se ve en la iniciativa, es bastante débil desde el punto de vista metodológico.

La posición que he sostenido en este espacio es la misma.

Primero. Subir el salario mínimo por decreto es un error que generaría mayor cantidad de problemas a los trabajadores, particularmente a lo que menos tienen.

Segundo. Para desvincular de su carácter de unidad de cuenta se tiene que crear un nuevo indicador, como lo pide el propio Mancera a los legisladores federales (cuando debería pedir a los del PRD que presentaran una iniciativa como es debido en el Congreso de la Unión) para crear una nueva unidad de cuenta que libre al salario mínimo fijado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

Lo más importante es aumentar los salarios reales, lo cual sólo se logra con productividad que, como hemos dicho, pasa por la necesidad de realizar una nueva Reforma Laboral que verdaderamente abone a la productividad y los mejores estadios de vida para la población.

Confirmación

En julio, cuando el consejo de administración de América Móvil anunció su intención de vender tantos activos como fueran suficientes, para no estar en los parámetros establecidos para determinarlos como preponderantes, según la reforma constitucional a las telecomunicaciones, le informamos que no sería un proceso fácil ni rápido.

De entrada, para los fines de la ley el tema es absolutamente neutro puesto que el Instituto Federal de Telecomunicaciones le impone normas de preponderancia por tener la mitad más uno en este mercado. O vende activos de tal calidad que le permitan a un nuevo competidor crecer y desarrollarse a favor de los consumidores.

Desde el primer momento el instituto que preside Gabriel Contreras estableció que el IFT debería aprobar el plan de venta y los posibles compradores. Vamos, se trata de una venta atípica en la cual una empresa no puede vender a quien quiera sino al que le parezca correcto a la autoridad.

Entre las reglas está que no se trate de una compañía o grupo empresarial que pudiera generar conflicto de interés porque tuvieran alguna clase de vínculo comercial o de negocios; que los activos realmente tengan calidad para generar a un fuerte competidor en el sector de las telecomunicaciones y, evidentemente, que no se trate de una operación supuesta.

Así las cosas, el tiempo continúa pasando sin que se llegue a ningún avance concreto, a pesar de que América Móvil contrató los servicios de Bank of America, encabezado en México por Emilio Romano, como agente colocador, y hayan realizado anuncios con intención de venta ante las autoridades bursátiles de Estados Unidos.

Ayer fue un día de confirmaciones. Por un lado la prensa internacional recoge versiones según las cuales Verizon descarta cualquier posibilidad de comprar activos de América Móvil. Hace unas semanas ATT había dicho que ellos estaban abiertos a ciertas posibilidades de aumentar su participación en el mercado mexicano; sin embargo, no precisaron qué estaban viendo.

No debe olvidarse que a pesar de la reforma a las telecomunicaciones la posición vendedora de América Móvil es bastante complicada, puesto que los precios de una empresa tienden a disminuir cuando se sabe que tiene obligación de vender y, más allá, que debe hacerlo en un tiempo determinado.

Megalómano

Guillermo Ortiz Martínez sabe que perdió en su intento de agandallarse a sus patrones, los accionistas del grupo de control del Grupo Financiero Banorte. No sólo no logró diluirlos o dividirlos sino que terminó haciéndolos más fuertes. Sabe que los fondos no lo siguieron en el intento de una toma hostil que generó una fuerte reacción no sólo de los accionistas sino de la autoridad y del gremio bancario mexicano. Ahora su preocupación es dejar claro que no se irá hoy sino que lo hará en los primeros días de noviembre en los festejos del grupo financiero, donde espera un reconocimiento del tamaño de su ego.

Realmente no es importante si los accionistas de este grupo financiero lo entierran con honores superiores a los de su rango como recomienda Tsun Tzu en El arte de la guerra o si aplican aquella conseja popular de “a enemigo que huye, puente de plata”. El hecho claro es que este hombre ha terminado su paso dentro del sector financiero donde el tiempo hará un análisis mucho más claro: fue más el daño que causó que los beneficios que produjo.

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