Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

30 Oct, 2014

¿Qué harán ante la reducción de los ingresos: recortarán el gasto, o elevarán la deuda?

La realidad que priva hoy en el mercado petrolero y las perspectivas que se ven para el año próximo, terminaron por imponerse; en consecuencia, el precio original de 82.00 dólares americanos propuesto por Hacienda en el Paquete Económico, quedó en 79.00; tres dólares menos.

Este precio, más cercano a lo que se espera sea el que se registre en el año 2015 ha provocado ya, de entrada, una reducción en el monto de ingresos proyectados en la iniciativa de Ley de Ingresos.

El monto de la reducción, si nos atenemos al Marco Macroeconómico que aparece en la página 198 de los Criterios Generales de Política Económica 2015 entregado al Congreso a principios de septiembre de este año, alcanza un monto de poco más de 15,516 millones de pesos. Esta cantidad, es el resultado de multiplicar la Plataforma de Exportación (1’090,000 barriles/día), por los tres dólares reducidos (cuya paridad la estableció Hacienda en 13.00 pesos /dólar). Si la paridad la tomáremos a los 13.40 pesos/dólar que redefinió la Cámara de Diputados, el faltante alcanzaría casi los 16 mil millones de pesos.

Ante este enredo generado por no reconocer que el modelo establecido en la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria en el artículo 31, no responde a las condiciones de volatilidad del mercado petrolero mundial, nuestros legisladores tratan, a como dé lugar, de resarcir lo que ven como algo peligroso, pero que un Congreso medianamente responsable no dudaría en llevar a cabo: recortar el gasto en una cantidad equivalente.

El vicio en el que han caído éste y los gobiernos anteriores es elaborar cada año un proyecto de Presupuesto de Egresos mayor que el propuesto un año antes. Una vez que el Proyecto es entregado al Congreso, aparece la avalancha de declaraciones que nos venden la idea de que es sumamente positivo contar con un Presupuesto de Egresos cuyo monto es histórico, más alto que los anteriores.

Esta perversa y dañina ridiculez nos ha llevado por una ruta donde la objetividad y la prudencia brillan por su ausencia; como resultado de ella, nuestros gobernantes aceptan que el gasto público es la herramienta óptima para crecer.

Al tiempo que el gobernante le agarra sabor a ir por esos caminos de Dios tirando dinero, y prometiendo el paraíso terrenal sin pagar boleto de entrada, los funcionarios encargados de elaborar el Paquete Económico, en vez de cumplir con lo que manda la honradez intelectual y los conocimientos que de finanzas públicas supuestamente tienen, se pliegan gustosos a aquélla.

Al proceder así, cifran en su aquiescencia el futuro político que ya ven realizado; no toman en cuenta que una conducta así, lejos de llevar a buen fin sueños e ilusiones de políticos inmaduros e inexpertos, sólo conduce a la complicación de los problemas que obliga, más temprano que tarde, a una severa rectificación que hace que aquellos sueños caigan hechos pedazos.

¿Qué veremos al final de este enredo, generado por la falta de capacidad para estimar correctamente variables como el precio de la mezcla mexicana de petróleo, entre otras? ¿Acaso los diputados aprobarán un recorte equivalente en el gasto? ¿En año electoral? ¡Imposible! ¿Más deuda entonces?

No coma ansias, pronto lo sabrá.

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