Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

4 Nov, 2014

¿En verdad piensan que lo que nos sucede, no afecta la imagen del país? ¿En qué mundo viven?

Los problemas que le han estallado a este gobierno en menos de dos años de ejercicio, hablan de una degradación de la vida del país en todos los aspectos que viene, hay que aceptarlo, desde lejos en el tiempo.

Esto, en modo alguno pretende reducir a la nada los cambios positivos experimentados desde el año 1987 cuando, como única solución a la debacle producto de un modelo de desarrollo caduco al cual intentamos darle vida artificial desde febrero de 1982, debimos abrir la economía. 

En octubre de ese año, debimos reconocer lo evidente: Había que llevar a cabo un cambio profundo porque, de no hacerlo, las consecuencias incluían un muy probable estallido social. El país y su economía, habían perdido viabilidad.

Los primeros cambios que debimos hacer, se concentraron en la esfera económica; los frutos, están a la vista; sin embargo, los interesados en regresar a un pasado durante el cual fueron colmados de privilegios y beneficios mil para ellos y los suyos, ofrecen datos que pretenden probar que lo hecho en lo económico ha sido un completo fracaso.

Saben, porque no todos ellos son limitados intelectualmente y algunos conocen de economía y los procesos de cambio registrados en el mundo desde los años sesenta del siglo pasado, que la permanencia de problemas como la pobreza y sus efectos negativos se deben, no a las reformas económicas que debimos hacer para salvar al país a partir de aquel mes sino exactamente por lo contrario, por no atrevernos a continuarlas y profundizarlas.

En  lo político, las cosas no son como en el ámbito de la economía; aquí, en éste, era posible con una orden del Ejecutivo al Congreso —norma en el dorado autoritarismo con partido casi único—, modificar el basamento jurídico para contar con nuevas leyes las cuales, de la noche a la mañana podían cambiar el modelo de desarrollo.

En política, lo enfrentado es una cuestión más bien ideológica o cultural si me acepta esta calificación; modificarla es resultado de un proceso que toma generaciones para ser entendido y aceptado, y traducido en conductas que darían lugar a un sistema democrático y abierto. En éste privaría la ley y su aplicación, y el pleno respeto de la misma, por todos; también, la transparencia y rendición de cuentas en el uso de los recursos públicos por parte de gobernantes y funcionarios, sería regla no excepción.

A casi 30 años de aquel mes de 1987, no tenemos transparencia ni rendición de cuentas, menos la utilización honrada y eficiente de los recursos públicos. A cambio de estos faltantes, la corrupción la hemos extendido a casi toda la sociedad; también, su profundización es tal, que hoy es una forma de ver la gobernación y el desarrollo. Su producto más ofensivo y peligroso, es la colusión y complicidad de funcionarios y gobernantes con delincuentes la cual ha superado, con mucho, lo visto en el dorado autoritarismo.

Es cierto, hoy tenemos muchas cosas positivas en lo económico pero, en lo que político, las cosas han empeorado. Plantear pues, que eso no ha afectado nuestra imagen en el mundo es una burla, o expresión burda de un cinismo que rebasa todo límite por parte de casi toda nuestra clase política.

¿Le parece que sigamos, para concluir el tema, este jueves?

 

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