Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

8 Nov, 2014

Las dinastías en México (Fin de serie)

La semana pasada traté este tema histórico a nivel global y más o menos de la época reciente, pero a instancias de algunos lectores, me voy a meter al berenjenal de nuestro país, a partir de la independencia hasta nuestros días y a varios niveles. Es un análisis por fuerza incompleto pero interesante: 

Antecedentes: el imperio azteca estuvo gobernado por dinastías como los dos Moctezuma y finalmente por Cuauhtémoc. Los españoles impusieron el sistema del virreinatos con funcionarios enviados para gobernar desde Europa, sin ningún nexo de hereditario, hasta la independencia.

En el México independiente y al nivel más alto que yo sepa no hubo ninguna  dinastía aunque sí  una serie de reelecciones o tomas de poder del nefasto Santa Anna y luego el larguísimo periodo porfirista con el general Porfirio Díaz a la cabeza. No lo sé con seguridad, pero creo que nunca hubo un hijo de él como posible sucesor . Después de la revolución hubo un par de conatos de crear dinastías, aunque no fueran de familiares directos, con los elegidos por el Jefe Máximo Plutarco Elías Calles, hasta que este fue exiliado y acabara su poder. Hubo, eso sí, maximatos de la familia Ávila Camacho en los años cuarenta y otros que adquirieron poder económico más que político y perduran hasta la fecha.

El general Lázaro Cárdenas ejerció una gran influencia en su hijo Cuauhtémoc  que, además de ser gobernador de Michoacán sigue siendo líder moral del PRD y varias veces candidato a la presidencia. Su hijo ya fue gobernador de ese estado, pero hasta ahora , ahí termina la dinastía.

Ninguno de los presidentes posteriores a don Miguel Alemán ha podido ( o querido) impulsar a sus herederos a la carrera presidencial y gracias a que no se permite la reelección a este nivel, no ha habido más tentaciones de buscar el poder .

A nivel estatal y municipal tenemos claros ejemplos de dinastías, sobre todo en estados convulsionados por problemas de seguridad. Como ejemplo tenemos a Tamaulipas que, tras el asesinato del candidato, lo gobierna su hermano, electo democráticamente. En Coahuila los hermanos Moreira han sido gobernadores en el pasado y actualmente, igual que en Guerrero los Figueroa. El hijo de éste último sigue activo en la política guerrerense pero a nivel municipal. El exgobernador Ángel Aguirre también tiene a un vástago electo como diputado local.

No me puedo extender más en mi muy somera investigación pero en el panorama hay un descendiente de don Francisco I. Madero, don Gustavo Madero, actualmente en licencia que según las murmuraciones políticas aspira a ser candidato a presidente en 2018, lo cual es muy respetable.

En los negocios familiares se permite e incluso se promueve el nepotismo, pero de manera inteligente y con lógica. No todos los descendientes pueden llegar a ser sucesores del fundador ni mucho menos ser ejecutivos clave en las empresas si no cumplen con varios requisitos básicos, enunciados en las reglas o el protocolo de la familia dueña y así se filtra su entrada para la salud de la operación.

En el caso de otras organizaciones, partidos políticos y puestos de elección el nepotismo se puede convertir en un gran problema y ser peligroso para la comunidad como lo sufrimos en los últimos años, aunque siempre ha existido. Los conflictos de interés, favoritismos y tráfico de influencias que esto causa son una parte importante de nuestra triste situación. Por eso andamos así y el remedio aunque doloroso, es  indispensable para la salud de la comunidad y el país.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube