Las reformas son nuestra mejor arma para enfrentar la desaceleración mundial

El deterioro del crecimiento mundial y una economía más débil que lo pronosticado este año han llevado a que la encuesta del sector privado de Banco de México (Banxico) comience a mostrar una caída en las expectativas del PIB para 2015.

El promedio esperado del crecimiento entre los intermediarios financieros ha pasado de 4.08% en el cenit del optimismo por las reformas estructurales, en julio de 2013, a 3.72% en la última encuesta levantada por Banxico.

Con este registro los intermediarios se acoplan prácticamente al mismo nivel de crecimiento de la Secretaría de Hacienda.

Si bien 3.72% luce fuerte en comparación con muchas economías, los riesgos a la baja para el crecimiento mexicano han crecido de manera significativa.

En particular el problema es que el mundo muestra velocidades de crecimiento diferentes.

Recordemos que 80% de nuestra evolución económica está ligada al comportamiento de Estados Unidos y no debemos descartar que éste pueda ser influenciado por el débil desempeño que se presente en sus pares a escala mundial.

Para muestra de la pobre expectativa que se tiene de la economía podemos recoger las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que para 2014 espera que Japón registre un perfil de crecimiento de 0.9% desde 1.7%; para la zona euro de 0.8% desde uno por ciento; para Alemania de 1.4% desde 1.6%; Italia con retroceso de 0.2% desde un avance de 0.6%; para Brasil de 0.3% desde dos por ciento y China de 7.5% a 7.4 por ciento.

En síntesis todos los países muestran un deterioro en la expansión económica y México no es la excepción. No obstante, pese a una Reforma Fiscal que ha impactado el consumo y una menor producción de petróleo, las proyecciones del FMI no lucen mal al haber pasado este año de tres a 2.4 por ciento.

Lo malo es que el crecimiento de este año se sustentó prácticamente en el buen comportamiento de la economía estadunidense, un dinámico sector automotriz y las exportaciones manufactureras.

Por ello el riesgo más alto es que nuestro vecino del norte no crezca de manera importante. Además, cerca de 70% de las exportaciones del país van dirigidas a naciones que tienen una alta probabilidad de debilitamiento marcado en el crecimiento para el siguiente año como la zona euro, Japón y China, entre otras.

Y es que el FMI estima que el crecimiento en 2015 de la zona euro sea de 1.3%, para Japón de 0.8%, Italia 0.8% y China 7.1%. Para 2015 el Fondo espera un crecimiento en territorio estadunidense de 3.1 por ciento.

Dicho lo anterior, el proceso de implementación de las reformas tiene que ser eficaz, buscando en todo momento que la inversión directa pública y privada se dé desde inicio de año.

Bajo ese supuesto se contempla un incremento en el déficit público para destinar recursos a las inversiones, en su mayoría proyectos de infraestructura planteados por el gobierno como el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, el tren de alta velocidad México-Querétaro y la entrada de inversiones en el sector energético.

De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2014–2018, se estima que la inversión en proyectos de infraestructura se destinen 332 mil 653 millones de pesos, lo que tendría un impacto directo en el sector construcción, que ha permanecido parado durante ya varios meses pese a ser uno de los que producen más empleos.

Es necesario que la inversión derivada de las reformas estructurales y del incremento del déficit público comience a reflejarse en la economía real y blinde el crecimiento de México el siguiente año.

Ciertamente el camino no será fácil. Las reformas conseguidas en el papel deben trasladarse rápido a la economía.

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