Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

10 Nov, 2014

Perspectivas económicas reflejan el contexto mexicano para 2015, a la vez de lo complejo de la economía mundial

Alan Greenspan, expresidente del Banco Central de Reserva de Estados Unidos, comentó recientemente de lo imposible que “puedan secarse las montañas de dinero en exceso, que inyectó la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, en los últimos seis años, sin provocar convulsiones en los mercados financieros.”

No obstante, de ser una de las preocupaciones que más perciben los países de economías emergentes que, como México, fueron importantes receptores de esas inyecciones de liquidez, esa declaración pasó casi inadvertida en los mercados financieros, cuando en el pasado su voz con ese mensaje hubiera desatado un furor especulativo.

Estos son momentos en que pocas economías, como la estadunidense y quizá sólo la china y la india, están registrando crecimientos fuertes y robustos, gracias a esa política que el mismo Greenspan instauró en sus últimos meses, antes de dejar el timón del Banco Central estadunidense.

Antes venerado y endiosado, ya nadie le escucha. De hecho, el gran maestro fue defenestrado de Wall Street por ser uno de los principales responsables de la crisis que surgió en 2007, a causa de la desregulación de los mercados financieros que promovió, por su insistente tesis de que los mercados se regulaban solos, en el juego de la oferta y la demanda.

De hecho, dio pie a que se cometieran excesos financieros que llevaron a la creación de una burbuja inmobiliaria y de crédito —a escala mundial— que llevó a la gran recesión que todavía no se ha logrado superar. Por tanto ese venerable anciano de 88 años ya no es tomado en cuenta.

Pero, en su experiencia, participó en la reducción de tasas de interés de hasta tres por ciento en 1992 donde las mantuvo hasta principios de 1994, situación que generó una fuerte expansión monetaria que llevó a los tenedores de activos a buscar mejores tasas en que uno de los destinos favoritos fue México, con tipo de cambio fijo, baja inflación, finanzas públicas sanas, que acababa de firmar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

La masiva entrada de dinero a la economía mexicana apreció el peso intensamente, lo que se tradujo en un importante déficit de balanza de pagos, que llevó a Greenspan a subir tasas fuertemente, de nuevo, y llevó a que México devaluara el peso y al “efecto tequila”, que fue la primera crisis en un mercado financiero mundial, libre y globalizado, que luego se convirtió en efecto “samba” por su contagio a Brasil, y luego contagió a Argentina con su “efecto tango.”

Siguió Greenspan moviendo tasas para deshacer entuertos por haberlas subido tanto y bajado con tanta fuerza. Esos años fueron en los que se creó la burbuja que llegó a tronar en la “Gran Recesión” de 1997–1999, de la que todavía no salimos en el mundo.

De ahí los temores que lo llevaron a hacer las declaraciones recientes, de la súbita elevación de tasas de interés que pueda decretar el Banco Central de Reservas. Teme que la actual presidenta de la Fed, Janet Yellen, cometa los mismos errores.

Por lo pronto, México se mueve con cautela y se reactiva el crédito a la construcción de vivienda con financiamiento de Sociedad Hipotecaria Federal, retomando su papel como Banco de Fomento, y con una creciente participación de la Banca Comercial. La construcción está dando señales de vida, dentro del Plan Nacional de Infraestructura, como uno de los nuevos pilares del crecimiento.

Y según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la economía mexicana ocupará el cuarto lugar en expansión de sus países miembros, por las expectativas de crecimiento en los próximos dos años, como se ve ahora en las proyecciones del G20, que estiman para México un crecimiento de 3.9% en 2015, sólo superado por 7.1% de China, 6.4% de India, y 5.4% de Indonesia.

Durante la presentación de las nuevas proyecciones de la OCDE, su secretario general, José Ángel Gurría, expresó que las recientes reformas estructurales realizadas en México, se notarán positivamente en la economía en los próximos años, con 4.2% en 2016.

Estelar en ese proceso es la industria automotriz, que se espera rebase los tres millones de vehículos producidos en 2013, acumulándose dos millones 776 mil unidades a octubre de 2014.

Además, de enero a agosto de este año, las exportaciones del sector automotriz generaron ingresos por 54 mil 500 millones, superior a la cifra generada por la exportación de hidrocarburos.

@acanovelez

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