El problema, sin duda, es el futuro; el pasado ya no lo podemos cambiar

Con toda seguridad usted ya está enterado de los pormenores de la conferencia de prensa, que hace cuatro días —el viernes de la semana anterior— ofreció el Procurador General de la República.

También, no tengo duda, ya tiene usted una opinión formada respecto de los datos e información que proporcionó; en mi caso, después de ver dicha conferencia, me formé una opinión al respecto la cual, tan respetable como la de usted, la dejo para mí.

Pienso, ante la gravedad de los hechos sucedidos en Iguala y en varias ciudades de Guerrero y Michoacán, que sería conveniente que cada uno de nosotros hiciere lo mismo; es decir, se formare una opinión y de ser posible, la compartiere con los suyos y los amigos. Lo que hemos visto estas últimas seis o siete semanas, no es algo trivial y mucho menos es algo frecuente en el mundo de manera que es algo que no debemos olvidar, que no debe ser dejado de lado como si nada hubiera pasado.

Voy ahora a lo que considero importante dado que la investigación seguirá y, en unas cuantas semanas o pocos meses se llegará a conclusiones inobjetables en torno a la identificación de los restos que se nos informó, sería enviados a Austria para los análisis que permitan llegar a aquéllas.

Hoy, ante lo que hemos seguido viendo en varias ciudades de Guerrero y en el Distrito Federal, estoy convencido que es el futuro a lo que ahora debemos ponerle mucha atención; por ejemplo, ¿cuáles serán los efectos de las protestas violentas, que so pretexto de exigir justicia continúan evidenciando una fragilidad de nuestro Estado de derecho?

¿Acaso es admisible plantear hoy, ante el cúmulo de hechos que nos presentan ante el mundo como un país donde reina un débil y frágil Estado de derecho, la imposibilidad de que esa realidad afecte la imagen del país como destino óptimo para realizar inversiones? Los que lo hacen, ¿en verdad están convencidos de lo que afirman o, como no pocos piensan, es resultado de lo que están obligados a hacer dada la posición que ostentan?

¿Qué va a suceder en las próximas semanas o meses, tanto en Guerrero como en Michoacán, Oaxaca y el Distrito Federal? ¿En verdad piensa usted que la población aceptará, otra vez, como lo hizo el año 2013, tanta violencia absurda e irracional?

¿Es posible afirmar entonces, que otra vez aceptaremos en la mayor de las pasividades, la afectación de los derechos de terceros y la destrucción de propiedad pública y privada que goza de una total impunidad? ¿Acaso es viable esperar ahora, la repetición de la resignación ciudadana que ayer rayó en lo monacal?

¿Los afectados ayer en Guerrero, Oaxaca, Michoacán y el Distrito Federal, aceptarán hoy la complicidad de facto de las autoridades de los tres órdenes de gobierno para los que aprovechados de desgracias como la de los 43 jóvenes asesinados con una bestialidad casi primitiva hace unas semanas en Iguala, para que mediante la violencia irracional promuevan una agenda política e ideológica yace en el basurero de la historia?

Si bien es común que la autoridad tolere el que aquellos grupos vandálicos bloqueen el acceso al Aeropuerto de Oaxaca sin ser molestados, ¿lo tolerará cuando ese bloqueo afecte el de Acapulco?

Por eso afirmo que el problema mayor está en lo que sigue.