El 'superciclo' de las materias primas se desinfla

La sobreabundancia en el mercado se ha visto exacerbada por la debilidad del consumo: China se ha apaciguado, Europa está en riesgo de recesión y Japón no despega
Economía -
Foto: Especial
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CIUDAD DE MÉXICO.- Mucho se ha hablado, en Economía a Detalle, del comportamiento de la cotización del petróleo. Esa fuerte tendencia a la baja de los precios del crudo que tanto ha dado de que hablar por su impacto en la economía global, situación que se puede generalizar a prácticamente todas las materias primas.

El comportamiento de los commodities sigue ciclos más largos que las bolsas, superciclos, los cuales también suelen ser más explosivos. Así se puede constatar con el desempeño de los precios del petróleo y el oro, dos de las materias primas con más peso en el mercado.

Durante la década de los setenta registraron un “superrally” hasta estallar la burbuja en los años 80. A lo largo de la década de los noventa sus cotizaciones permanecieron adormecidas hasta principios de siglo, cuando volvieron a repuntar en un impresionante “boom” que se quebró con la “Gran Recesión”.

De la crisis, las materias primas se levantaron raudos y veloces, y con virulencia aumentaron hasta mediados de 2011. Pero a partir de entonces entraron en una senda descendente que se ha acentuado en los últimos meses.

Dinámica económica

En la actividad económica, esos supercíclos son resultado natural de la propia dinámica del sector. Los proyectos de infraestructura para extraer las materias primas (energía, metales precios y productos industriales) son caros y de larga duración. Pero cuando los precios son bajos, el negocio no es rentable y las inversiones se detienen: se para la exploración y excavación de pozos, la construcción de plataformas, y sólo se explotan las minas y pozos petroleros maduros, aquellos cuya inversión inicial ya ha sido amortizada.

En ese ciclo, conforme se explotan y se agotan, la oferta se reduce hasta que un crecimiento del consumo de recursos primarios provoca una situación de escasez, y el consiguiente auge en los precios que seduce a las compañías a realizar nuevas inversiones de extracción de materias.

Por supuesto, todo ese esquema va aderezado de otros factores como la concentración de los recursos en pocos países, los ciclos económicos, las fases de política monetaria, conflictos gepolíticos, huelgas, huracanes, sequías e inundaciones en caso de las materias primas agrícolas, y demás. Pero la tendencia subyacente viene dominada por esa oferta estructural y los ciclos de demanda.

Mercados polarizados

El caso es que, desde 2011 para acá, las materias primas empezaron a verse con algo de desdén, y empezaron a perder brillo conforme la economía global se desaceleraba. Ahora bien, en los últimos meses ya se les mira con cara de villanos. Aunque 2014 empezó de manera espléndida (la primera mitad de año fue la mejor desde 2008); sin embargo, desde finales de junio a la fecha las cotizaciones de las materias primas se han derrumbado  en contraste con los récords observados en Wall Street, en el mercado de bonos o en los activos inmobiliarios.

De hecho, el índice CRB de referencia para las materias primas trepó casi 12 por ciento hasta el 20 de junio. Desde esa fecha se ha desplomado 13.7 por ciento y en el año ofrece un rendimiento negativo de 3.6 por ciento. Desde finales de abril de 2011, cuando inició el actual ciclo bajista, se ha hundido ya 27 por ciento.

Entonces, ¿por qué las materias primas, tan codiciadas antes, no gozan del favor del mercado en estos días? Veamos los dos grandes factores que están moviendo al mercado.

Factores clave

Sobreoferta: el primer factor que explica la tendencia a la baja es la fuerte oleada de inversiones y el exceso de oferta resultado de la etapa de auge anterior.

Esa sobreabundancia de materias primas se ha visto exacerbada por una debilidad del consumo: la voracidad de China se ha apaciguado y ya no crece a las tasas explosivas de antaño; Europa está en riesgo de caer en una triple recesión; y la economía de Japón no termina de despegar.

El Producto Interno Bruto (PIB) global, que crecía a tasas cercanas a cuatro por ciento en 2010, se ha reducido a la mitad. Por tanto, no es sólo el petróleo, donde la producción estadunidense está en máximos de tres décadas, sino también el oro, el hierro, o el cobre.

En los metales preciosos, y según el Consejo Mundial de Oro, la minería se incrementó 13 por ciento. En el caso del hierro, la oferta de BHP Billiton y Rio Tinto en Australia, junto con Vale do Rio Doce en Brasil, han inundado al planeta de este mineral, en parte para eliminar a los productores chinos.

En cuanto al cobre, metal industrial de mayor peso en el mercado, se deprime ante la debilidad de la demanda china, su principal importador.

La excepción es el níquel: en enero, Indonesia, el mayor productor de dicho metal, prohibió las exportaciones con el fin de desarrollar el mercado de procesamiento interno, lo que propició el retiro de 15 por ciento de la oferta mundial.

Ciclo monetario: parte de la responsabilidad también la tiene el final de los estímulos monetarios en Estados Unidos.

El torrente de liquidez, que los bancos centrales inyectaron al mundo, puso mucho dinero caliente en manos de los inversionistas, que buscaron alternativas donde invertir.

El activo más seductor, desde un principio, fueron las materias primas, que fue el primer mercado que resurgió de la crisis por varios motivos: el primero estriba en que la economía china se recuperó pronto de la crisis; en segundo lugar, las materias primas protegían a los inversionistas de la depreciación del dólar y de una hipotética espiral inflacionaria que se temía provocaría el exceso de dinero en el mundo; y el tercer motivo se deriva de que en plena Gran Recesión y con la economía en caída libre no había alternativas atractivas.

Adicionalmente, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) fue reduciendo los estímulos monetarios y en el pasado octubre concluyó su programa de compra de activos, lo que ha retirado otro motor que propulsaba las cotizaciones de las materias primas.  

Declives pronunciados

Estos factores han dejado huella en las materias primas. El petróleo está en mínimos de cuatro años, al igual que el oro.

El “Golden Boy” que cotizaba en mil 900 dólares la onza en septiembre de 2011, ha perdido resplandor y muestra un descenso de casi 40 por ciento hasta alcanzar una cotización de mil 150 dólares.

Así, tras ese desempeño, los inversionistas huyen: el mayor fondo de inversión en oro, SPDR Gold Trust, ha visto como pasaba de 75 mil millones de dólares en 2012 a sólo 27 mil millones.

Además, el índice de metales industriales se ha despeñado 58 por ciento desde mediados de 2011, habiendo perdido el cobre en ese periodo 30 por ciento, y el hierro más de 50 por ciento a 75 dólares la tonelada métrica. De hecho, el Grupo Financiero Citigroup espera que el año que viene baje a 60 dólares.

Escenario favorable

Por supuesto, la caída de las materias primas genera efectos encontrados. Por un lado protegen a los importadores, mientras sollozan los exportadores. Además de que para los consumidores, una reducción de las materias primas es como una reducción de impuestos.

Los menores precios de los recursos básicos, un insumo básico en los procesos de producción, abarata los costos y mejora los márgenes de beneficios empresariales y se suele traducir en menores precios y mayores ingresos reales, lo que alimenta las expectativas de un mejor crecimiento económico. Además, sin presiones inflacionarias los bancos centrales tienen margen para mantener las tasas de interés en niveles excepcionalmente bajos, incluso para recurrir a políticas monetarias más agresivas.

Por ejemplo: en Europa, con riesgos de deflación, el descenso de las materias primas genera ansiedad y puede forzar al Banco Central Europeo (BCE) a anunciar un programa de compra de activos en toda regla.  

Pero a su vez, la caída de las materias primas es un barómetro de la actividad económica global, sobre todo de China. Con el gigante asiático perdiendo fuelle, la gran década de impulso de algunos países emergentes, sobre todo de América Latina (Brasil, Chile, Perú y Colombia) que vivieron del auge de las materias primas y sus masivas ventas al China pueden estar llegando a su fin, y se está reflejando en el comportamiento de los bonos y divisas.

Así, las perspectivas no son tan favorables para algunos países de América Latina, y otros grandes productores de materias primas como Rusia o Australia, tema de importancia que se abordará en otra entrega.

* Director de llamadinero.com

 

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