Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

1 Dic, 2014

EU introduce el petróleo proveniente de esquistos como estrategia para alcanzar metas económicas diversas

Ha surgido una lucha feroz en torno al petróleo, por su disponibilidad y precio. Por un lado estas potencias mundiales como Estados Unidos de Norteamérica y Rusia y, por otro, potencias regionales de gran significado entre las que figuran Arabia Saudita e Irán, ambas fundadores del monopolio de los países de la OPEP.

Pero a diferencia de otras confrontaciones petroleras, en esta ocasión hay la postura diferente de un jugador nuevo, que no es de los tradicionales productores de energéticos.

En el reparto estelar figuran también dos latinoamericanos importantes de subrayar: Venezuela y México.

El quid de esta confrontación es que el petróleo proveniente de los esquistos —encontrados (minadas) en Estados Unidos y Canadá, y algo también en México— es más caro de producir porque implica fracturarlos para extraer su petróleo, mientras que el abundante energético del subsuelo de Arabia Saudita, Irán, Rusia y Venezuela, entre los actuales principales productores, es mucho más barato de extraer, permitiéndoles bajar el precio que pueden ofertar.

Evidentemente es una estrategia que puede ser exitosa sólo si el productor del petróleo de los esquistos tiene los recursos y la decisión de confrontar la competencia del petróleo barato por tiempo indefinido; porque en su contra está la decisión de los países de abundantes reservas del energético barato para fijar como precio máximo los 70 dólares americanos por barril —situación que sacaría del mercado el petróleo de los esquistos—.

Pero aquí también hay diferencias significativas. Por ejemplo, Venezuela está insistente en que se fije un precio máximo más alto de los actuales 70 dólares americanos. Le urge generar más valor de sus exportaciones, porque está casi en bancarrota y requiere de esos recursos adicionales de sus ventas de petróleo.

Algo similar ocurre con Rusia, que ejerce elevados gastos en su maquinaria bélica y sus armamentos, utilizados para disuadir oposiciones a su política internacional en esa zona conflictiva en que se mueve.

Es de suponer que nuestro vecino del norte ha pensado bien lo que está haciendo y lo que hará; pero es evidente que tiene sus estrategias definidas y explican su extraordinaria producción de petróleo proveniente de los esquistos, que lo han hecho prácticamente autosuficiente en petróleo, cuando hasta hace poco era uno de los principales importadores del energético.

Las implicaciones para ese país y para México, en el futuro no muy lejano, se perciben mejores dada la existencia de abundantes esquistos en su territorio y en el nuestro; y el milagro de la competencia con sus efectos en la investigación y en la generación de avances tecnológicos que en el futuro nos permitirán extraer de esas piedritas el tesoro que guardan.

Pero por lo pronto tenemos que enfrentar el reto de más corto plazo, al que nos obliga nuestro vecino del norte, porque ya se han afectado los precios internacionales de la mezcla mexicana de petróleo y, por lo tanto, nuestra divisa se ha sentido presionada.

En lo que concierne a la actualidad y al año que entra, todo parece indicar que estamos cubiertos con los convenios y coberturas negociados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para disponer de petróleo a precios accesibles durante más o menos un año. También podremos utilizar, en su caso, la línea especial de giro del Fondo Monetario Internacional por 70 mil millones de dólares y la reserva internacional del Banco de México como un escudo y una garantía a las presiones del mercado a nuestra divisa.

Ahora vamos a ver una guerra por los mercados de petróleo, ya que la OPEP ha resuelto mantener la producción a los niveles acordados en el pasado y tomó la decisión de sostener el precio de 70 dólares el barril. Por lo pronto, no requerirá importaciones netas del energético y goza de un nivel de producción que cubra sus necesidades.

Esperemos que nuestra solidez macroeconómica nos proteja de los riesgos externos que sin duda, estarán presentes y tocando nuestras puertas. Tenemos un blindaje financiero de unos 260 mil millones de dólares, que suman las reservas internacionales del país, más los derechos de giro recientemente acordados con el FMI.

Twitter:@acanovelez

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