La construcción en México: un camino a medio hacer

La recuperación de esa industria es fundamental para la actividad económica del país, particular-mente por su contribución al empleo y el impulso que genera en otras actividades productivas a escala nacional
Economía -
La construcción en México: un camino a medio hacer

CIUDAD DE MÉXICO.- El sector de construcción es uno de los pulmones más importantes que tiene cualquier país para crecer, desarrollarse y seguir respirando. Basta con ver algunos grandes números: en México, la construcción emplea algo más de 3.7 millones de personas, y contribuye con nueve por ciento del empleo total de la nación. Su participación en la actividad económica es de alrededor de ocho por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y, lo más importante, es que genera múltiples efectos cruzados en otros 60 subsectores de importante dinamismo en nuestro país, como las manufacturas y el comercio.

Así, su recuperación es, por tanto, fundamental para verdaderamente transformar a México e introducir al país en una senda de expansión firme y sostenida del crecimiento económico.

Sin impulso

A pesar de esta importancia vital, desde diciembre de 2012 la industria en el país ha enfrentado una severa crisis que mantuvo postrado al sector durante 18 largos meses. Tanto el componente de “edificación”, vinculado al sector de vivienda, como el de “obras de ingeniería civil”, asociado a los proyectos de inversión pública, parecieron conjurarse para, juntos, entrar en un ciclo recesivo y hundir al sector en su conjunto.

Por un lado, la edificación acumuló 17 meses seguidos de caídas en su tasa anual que sumaron una contracción de más de 15 por ciento entre noviembre de 2012 y abril de este año.

La recesión en el componente de obras civiles ha sido aún más larga y profunda: se ha prolongado durante dos años, y en septiembre, último dato disponible, se contrajo 1.5 por ciento respecto al mismo mes del año pasado.

Así, la caída acumulada entre noviembre de 2012 y febrero de este año es de 23 por ciento. 

El sector de edificación está inmerso en un cambio estructural digno de ser remarcado, tanto por el lado de la demanda como de la oferta.

La demanda de vivienda del país está cambiando de manera notoria, y los créditos hipotecarios  están colocándose cada vez más en adquisiciones de viviendas usadas y/o remodelaciones, que en la compra de nuevas viviendas, lo que ha quitado fuerza al sector de construcción del país.

Sector hipotecario

De acuerdo con las cifras del Infonavit, mientras que en 2011 se utilizaban 328 mil créditos para la adquisición de nuevas viviendas y sólo 48 mil para la remodelación de hogares y 117 mil para adquirir viviendas usadas, durante 2013 esta composición cambió radicalmente a 265 mil créditos para nuevas viviendas, 284 mil para la remodelación, y 115 mil para viviendas usadas. Este comportamiento ha significado un cambio en las necesidades del sector y ha afectado a su tendencia de crecimiento. 

Por el lado de la oferta,  la producción residencial ha seguido estancada desde la  crisis financiera mundial, en parte porque distintas empresas desarrolladoras parecían haber construido más viviendas de las que requería el mercado por los cambios en la demanda. A eso hay que sumar el cambio de modelo viviendero que anunció la administración de Enrique Peña Nieto, en el que privilegió la construcción de vivienda vertical dentro de las ciudades frente al modelo anterior de vivienda horizontal en la periferia, lo que llevó al quebranto a varias desarrolladoras que no lograron sanear sus finanzas durante el año pasado. Homex, Geo y Urbi son la parte protagonista de esta tragedia, pero también son un claro reflejo de los nuevos retos que enfrenta la edificación del país.

Pausa al desarrollo

La obra civil, por su parte, resintió el impacto negativo del cambio de administración debido al rezago originado en las inversiones públicas de construcción ante el retraso del Plan Nacional de Infraestructura (PNI), lo que pospuso los planes de proyectos de obra pública. La recesión del sector de edificación y de obra civil deprimió de manera abrupta a todo el rubro de construcción durante el año pasado, y siguió pasando su factura roja durante la primera parte de 2014.

Se frena desplome

Pero por fin el sector parece estar saliendo de este pesado bache y ha promediado una expansión anual de 0.4 por ciento en lo que va del año, con expectativas de seguir mejorando durante el último trimestre de 2014.

Cabe señalarse que tras contraerse 2.2 por ciento en el primer trimestre y 0.6 por ciento en el segundo, la construcción despegó con una formidable tasa de cuatro por ciento en el tercer trimestre.

La edificación, por fin, ha comenzado a recuperarse debido a tres factores. Primero, la edificación productiva en la industria, el comercio y otros servicios se ha expandido de manera considerable en el año, a un promedio de 10.8 por ciento mensualmente.

Segundo, la vivienda ha moderado sustancialmente el ritmo de contracción que vivió el año pasado, al pasar de una tasa de contracción de 17.4 por ciento, entre enero y septiembre de 2013, a una de 4.4 por ciento en el mismo periodo de este año.

Finalmente, una tercera fuerza de empuje ha sido que entrara en juego una base de comparación favorable. No fue fortuito que la edificación del país mostrase señales de vida a partir de mayo de este año.

La razón clave está en que durante 2013 las mayores contracciones comenzaron a vivirse en ese mismo mes, lo que está facilitando las comparaciones anuales del sector por un simple efecto aritmético. Ayudado por esa favorable base de comparación, la edificación creció a una tasa de 5.6 por ciento en el tercer trimestre tras mantenerse plano en el segundo trimestre y caer 2.9 por ciento en el primer trimestre.

Potencial de crecimiento

La recuperación de la construcción sería más vigorosa aún si no fuera porque los signos vitales de la obra civil no han despertado aún.

De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), las inversiones en obra pública del gobierno ya han recuperado su fortaleza, eliminando el rezago de inversión sufrido en 2013.

No obstante, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inversión pública en construcción se sigue contrayendo a un ritmo de 3.3 por ciento en lo que va del año, lo que muestra que pese a que Hacienda ha generado egresos importantes las inversiones aún no han aterrizado sobre las cadenas productivas del país.

¿Qué nos espera en 2015?

Tener al sector de edificación ya en fase de expansión es un gran paso para sacar adelante al sector de construcción, y al país en su conjunto. Sin embargo, es sumamente importante que la obra civil también logre desperezarse y aporte a la recuperación del sector.

El PNI luce como el mejor arma posible para lograr estos objetivos a través de las inversiones promisorias de 7.7 billones de pesos en obras de energía (3.9 billones), vivienda (1.8 billones), y comunicaciones y transportes (dos billones de pesos).

Sin embargo, la tarea no es tan sencilla como parece. El plan del gobierno es sumamente ambicioso: pretende que en sólo cinco años se invierta 46 por ciento más de lo que se ha invertido en 14 años. Mas la realidad suele distar de los planes iniciales.  

Sobre el papel, las inversiones que se planean en comunicaciones y transporte serán sólo tres por ciento más de lo planeado por la anterior administración. Pero hay que recordar que el gobierno de Felipe Calderón no cumplió con su propio programa.

De hecho, varios de sus proyectos quedaron en un indefinido pendiente, como fue la Punta Colonet, la refinería de Hidalgo, y el Aeropuerto de la Rivera Maya.

En comparación, en el proyecto de la administración de Peña Nieto y que trae entre manos uno de las grandes obras de transporte como es el nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, cuyo costo estimado es de 169 mil millones de pesos.

El proyecto es complejo y ya han surgido algunas críticas, lo que hace suponer que ejercer dichos recursos no será cosa fácil.

Riesgo latente

A su vez, el cumplimiento cabal del PNI puede entrar en una fase de dudas e incertidumbre ante el reciente desplome de los precios del petróleo, lo que puede mermar los ingresos del gobierno para acometer los proyectos que tiene en mente si no quiere incurrir en un desequilibrio en sus finanzas públicas. En suma,  aunque la construcción tiene su brillo de esperanza en el PNI, no deja de ser todavía una moneda girando en el aire.

* Analista de llamadinero.com.

 

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