David Páramo

Análisis superior

David Páramo

9 Dic, 2014

Hipersensibilidad nacional (II)

La dinámica social según la cual el país se encuentra en una crisis social y económica, lleva a confundir datos económicos duros. A descalificar e insultar a todos aquellos quienes no piensan como ellos y, peor aún, a retroalimentarse de una situación negativa.

Los grupos de súper chairos aseguraban que sólo confiarían en técnicos extranjeros, particularmente a los argentinos, en la identificación de los cadáveres de los 43 secuestrados en Iguala. Las tristes confirmaciones demuestran que la investigación del procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, va en el sentido correcto.

Sin embargo, prefieren seguir confundiendo José Luis Abarca y sus cómplices con el Estado mexicano. Es más fácil culpar a nuestro presidente, Enrique Peña Nieto, que reconocer que en la izquierda en la que han depositado su fe se filtran también delincuentes apoyados por Andrés Manuel López Obrador.

Como hemos insistido en esta columna, el Presidente de la República es parte de la solución y no del problema, puesto que no sólo mantiene la investigación, sino que ha sentado bases en el propio Guerrero para recuperar el bienestar económico de la mayoría que, sin duda, es más importante que seguir sumidos en una lamentación tan inútil como destructiva. Hoy es claro que el dolor por estos hechos ha sido prostituido de una manera escandalosa.

En materia económica hay quienes han perdido todo el sentido de la proporción. Aseguran, por ejemplo, que la economía se está desplomando. Es exótica esta posición, puesto que habrá crecimiento del PIB en un rango de entre 2.0 y 2.5%, como lo anticipó el autónomo Banco de México. Se trata de un magro número positivo, pero no habla de recesión o caída de la economía.

Ayer mismo el INEGI confirmó que 2013 había sido un año menos malo, puesto que la economía a tasa revisada tuvo un crecimiento de 1.4%, es decir, casi medio punto más que lo informado originalmente.

A pesar de las complicaciones económicas en el arranque de este año, en ningún momento se cayó en la recesión o hubo decremento de la economía.

Global

La volatilidad económica, en sentido contrario de lo que creen los que viven para inventar crisis, no tiene su origen en México, sino a escala global.

Ahí está la caída del precio de los principales marcadores del sector petrolero como el Brent del Mar del Norte o el WTI, los cuales como la mezcla mexicana se encuentran en el nivel más bajo de los últimos cinco años.

Arabia Saudita rechazó nuevamente la solicitud de la Organización de Países Exportadores de Petróleo de disminuir la producción para tratar de estabilizar los precios. No debe olvidarse que en la reunión pasada de la OPEP fracasaron los intentos de negociación y el viernes pasado Arabia Saudita ofreció descuentos adicionales a los clientes tradicionales de Rusia.

Eso generó una baja generalizada en las bolsas internacionales, particularmente por las acciones que están vinculadas con el sector energético. Empresas de energía internacionales anunciaron cancelaciones de inversiones y recortes de personal ante los bajos niveles del petróleo.

Ya desde la semana pasada la Secretaría de Energía dejó entrever que habrá ajustes a la ronda uno, puesto que habrá proyectos no convencionales que no sean rentables con los actuales niveles de precios. Es claro que el gobierno tendrá que revisar las estimaciones en torno a los ingresos esperados en el arranque de la Reforma Energética, sin que eso implique de ninguna manera que haya fracasado en el más importante cambio estructural en el sector energético desde la estatización petrolera y en materia económica desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Paridad

Independientemente de que la depreciación del peso no está fundamentada en ninguna decisión de política económica de México, que tiene que ver con el precio del petróleo y con el fortalecimiento del dólar frente a todas las divisas (habrá que esperar con particular atención la reunión que se realizará hoy y mañana por la Fed), lo cierto es que la Comisión de Cambios actuó de una manera sumamente adecuada al anunciar que ofrecería 200 millones de dólares cuando el día previo la depreciación del mercado Fix fuera superior a 1.5% con respecto a la jornada previa.

El tipo de cambio flexible ha sido una de las grandes variables de ajuste en la economía mexicana y la finalidad de la comisión integrada por la Secretaría de Hacienda y Banco de México es que haya liquidez en el mercado.

Algunos tratan de hacer creer que Luis Videgaray cambió de posición con respecto a sus dichos de principios de mes, sobre que el gobierno no intervendría en el tipo de cambio y la decisión acordada ayer y que entrará en vigor mañana.

Seamos prudentes en el juicio. No se está interviniendo en mantener un tipo de cambio prefijado. Esto, que la experiencia demuestra que es un error garrafal, implicaría el utilizar reservas o la línea contingente del Fondo Monetario Internacional.

Algunos otros criticones creen que con 200 millones de dólares diarios no se puede hacer absolutamente nada. Otra vez, se trata de un error de juicio puesto que no se está defendiendo al tipo de cambio sino garantizando que habrá dólares suficientes para evitar especulaciones.

Se trata de una medida de liquidez en el mercado que busca, ante la volatilidad, quitarle el susto a algunos y las ganas a otros de especular.

El simple anuncio de la medida logró que, por primera vez en más de una semana, el tipo de cambio en el mercado de mayoreo disminuyera. En las casas de cambio también se registró una reacción positiva, aunque fue menor, puesto que pesan mucho más factores sicológicos de núcleos poco informados que razones económicas.

Concretos

El gobierno de Peña Nieto sabe que los factores exógenos implican una zona de turbulencia y que se deben tomar dos tipos de acciones simultáneas: aquellas que tengan como objetivo atender la coyuntura, como es la determinación de la Comisión de Cambios, y otras de largo plazo como es la prometida revisión al sistema impositivo.

Es indispensable que a principios del año próximo se desate una verdadera andanada de licitaciones y asignaciones de contratos en materia de infraestructura. El gobierno tiene que utilizar con gran intensidad los recursos que tiene a su disposición.

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