Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

13 Dic, 2014

Congruencia de políticas públicas

Estamos aproximándonos a la mitad del mes de diciembre. Ayer empezó el famoso maratón de las fiestas de fin de año. Para muchos también es una época para hacer reflexiones más profundas sobre la vida, los valores, etcétera. Hoy voy a hacer un experimento ligando algo de valores con política pública y con regulación financiera.

Voy a empezar por seleccionar un valor que es importante y que causa admiración: la congruencia. Un par de ejemplos de grandes líderes que tuvieron esta característica son Gandhi y la Madre Teresa. Cuando uno lee sobre estos personajes le queda claro que vivían como pensaban.

Dejando de lado a los grandes líderes y aplicando el concepto de una manera muy simple, podemos afirmar que una persona congruente es aquella para la que no existe una brecha entre lo que dice y lo que hace.

Al hacer un análisis de conciencia, nos encontramos que es muy difícil vivir con este valor. Hay muchas veces que en nuestra vida tenemos esa brecha y lo que hace es generarnos al menos una confusión interna.

Llevando el análisis al terreno de las políticas públicas, el valor más deseable entre ellas es que  tengan un objetivo claro y que las acciones sean congruentes con el objetivo de lograr el impacto. Cuando existen diferentes objetivos es deseable que quede perfectamente clara la jerarquización de cada uno. También debe quedar muy claro si algunos de ellos tienen elementos que se contraponen.

En ese caso es fundamental definir cuáles se van a privilegiar y cómo. Si no se hace, puede generarse una buena confusión.

El efecto real depende de la situación específica. Si las políticas públicas tienen que ver con subsidios o con dar incentivos a particulares con la definición de un marco regulatorio, el análisis de impacto es muy diferente.

En este último caso hay que entender qué conductas se buscan inducir con las regulaciones. Si las conductas son congruentes entre sí o hay algunas que se contraponen. En el último caso se debe entender cuáles reglas dominan.

El problema es que instrumentar regulaciones no congruentes pueden llevar a una brecha entre lo que se quiere y la realidad que se logre.

Toda esta discusión conceptual la voy a aterrizar con un análisis sobre la Reforma Financiera.

Previo a eso, quiero dejar claro que yo no me voy a pronunciar por una de las dos posturas. Lo que voy a resaltar es la incongruencia.

La Reforma Financiera tenía como objetivo hacer crecer la profundización financiera en México; es decir: que tengamos más crédito y, si es posible, que sea más barato.

Congruente con el primer objetivo hay otros dos que van en la misma línea. Uno tiene que ver con tener una banca de desarrollo más activa y el otro, con aumentar el nivel de competencia en el sistema.

El cuarto objetivo era el de mantener la solidez y solvencia del sistema. Este objetivo puede ser neutral o contradictorio dependiendo del planteamiento. Si éste es aumentar la profundización sujeto a que el sistema no pierda su solvencia pareciera que no será una gran restricción.

Por otra parte, si el planteamiento es aumentar la profundización del sistema y tener un marco regulatorio más estricto, que imponga nuevos requisitos, se puede caer en un escenario en donde puede haber incongruencia en las políticas públicas. En este escenario no es claro cuál efecto va a dominar.

El texto de la Reforma Financiera apunta a que el segundo de los casos es el que más se aproxima a la realidad. Pero el resultado del análisis de las  leyes es incompleto. Había que esperar a la regulación secundaria.

Hace poco revisé una propuesta de documentos sobre los cambios a la regla de capital y temas relacionados con la regulación de liquidez. Lo que se aprecia es que la autoridad se inclina por un marco que es muy conservador; es decir:  que se va a elevar el estándar prudencial con el propósito de reducir más los riesgos en el sistema.

Consideremos que vendrán evaluaciones sobre el desempeño de las instituciones de crédito que buscan aumentar la subvención. La reflexión es muy simple: alguien debe explicar qué es más relevante reducir el riesgo o prestar más.

Es decir: lo que vemos en la política pública en esta materia es una falta de congruencia. Lo deseable sería que definieran cuál objetivo es el más relevante y lo transmitieran de manera clara; o puesto de otra manera: que le den congruencia a la política pública.

*Director General del FUNDEF
guillermozamarripa@itam.mx

 

 

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