David Páramo

Análisis superior

David Páramo

19 Dic, 2014

Vivos los depositamos...

La actitud asumida por algunos de los ahorradores de Ficrea parece sacada del manual de la incultura financiera.

Mucho más allá de los dramas que hacen usando las redes sociales, donde insultan, hacen públicas sus faltas de información y prejuicios, así como otras cosas que llegan a decir en las reuniones de acreedores, queda claro que su posición podría resumirse en “vivos los depositamos... vivos nos devuelven nuestro dinero”.

Para ellos no hay más, la única solución posible es que se les dé todo lo que depositaron, en la inmensa mayoría de los casos,  de una manera irresponsable en inversiones que eran sumamente riesgosas.

Dice la conseja popular que la gente honesta no es defraudada.

El crecimiento exponencial que tuvo Ficrea durante cinco años, aproximadamente, puede explicarse como una mezcla de un empresario que se fue corrompiendo cuando comenzó a ver mucho dinero, que no era de él sino de los depositantes y, crédulos, jamás leyeron los contratos o, más importante, no midieron el riesgo que implica tener rendimientos que van mucho más allá del promedio del sector financiero.

Es un hecho que Rafael Olvera y sus administradores actuaron muy mal. De hecho, las investigaciones deberán terminar en acusaciones de fraude, a pesar de que este hombre ha devuelto algunos bienes que tapan mínimamente el boquete que dejó por más de dos mil millones de pesos.

El hombre usó los recursos como si fueran propios, supuestamente para hacerlos crecer a su favor, es decir: se quería hacer rico con dinero que no era suyo y lo fue perdiendo en la compra de activos, crear pirámides corporativas y, lo más grave, disponer de fondos que tenía a su cuidado.

Sin embargo, también es un hecho que los depositantes firmaron dos contratos bajo la mentira que era un requisito de la CNBV y que eso permitió que la cartera fuera escondida o puesta en créditos ruinosos.

Quienes fueron defraudados por Ficrea recuerdan a los personajes de Casi el paraíso y pretenden que otros paguen por sus errores.

¿Realmente jamás dudaron de los intereses que les ofrecían? ¿Les ganó la ambición? ¿Ninguno sabe leer? Es totalmente atípico que pidan la firma de dos contratos diferentes, o que no se hayan enterado que la cobertura de los depósitos es de 130 mil pesos aproximadamente cuando en los bancos supera dos millones de pesos.

Los defraudados por Ficrea no entienden razones y, de una manera ingenua, creen que si abre nuevamente la sociedad financiera popular ellos recuperan su dinero, pero que las autoridades de la CNBV no lo hacen porque son una suerte de perversos cuando, en realidad, están cumpliendo con la ley.

Quienes confiaron sus depósitos a esta empresa no recuperarán el cien por ciento de sus recursos; sólo tienen garantizado lo que marca la ley y, posiblemente, un poco más de la recuperación que haga la intervención.

Pueden ofenderse con la PGR, CNBV o quienes les explican qué pasó y qué opciones tienen; sin embargo, los hechos son duros. No basta ganar el dinero, hay que saberlo cuidar,

Preocupaciones

Hay quienes han menospreciado las observaciones sobre la participación de grupos de interés económico en las licitaciones organizadas por el sector salud, señalando que se trata de una disputa entre empresas.

Sin embargo, se trata de un tema de transparencia. En la licitación para 2014 Savi Distribuidores, Pentamed y Santo Tomás participaron con el mismo estudio de mercado al que no le cambiaron un punto o una coma. Las tres empresas utilizaron un registro falsificado por el que tan sólo Savi tuvo un ingreso económico por 100 millones de pesos.

En la licitación de 2013 esta empresa recibió contratos por 2,932 millones de pesos. Para este año fueron de 5,124 millones de pesos y, sorprendentemente, para el año próximo sólo presentó claves para contratos por únicamente 397 millones de pesos, ya que sólo presentó seis claves desde un año antes.

En octubre, la Cofepris presentó una denuncia pública en contra de Savi por haber presentado un registro falso. El tema que está siendo investigado por la Auditoría Superior de la Federación y la Procuraduría General de la República; de hecho fuentes de la dependencia encabezada por Mikel Arriola, estiman que podrían terminar en la inhabilitación de la empresa y sanciones penales en contra de quienes falsificaron el registro, así como de los funcionarios que fueron atentos.

Un símil que podría utilizarse es el de Oceanografía, donde se falsificaron documentos de Pemex, dentro de otros que sí eran válidos, por fallas de control de funcionarios bancarios.

En contrasentido de las pocas claves que presentó Savi para este año, empresas vinculadas con Savi tuvieron un espectacular crecimiento. Bionova en 2013-14 no presentó claves y para 2015 obtuvo 1,393 millones de pesos. Pentamed en 2013 no metió claves; en 2014 cosechó 68 millones de pesos y para el año próximo recibió contratos por 2,174 millones de pesos. Como aquí hemos señalado, estas empresas comparten accionistas y en, por lo menos, uno de los casos hasta el domicilio fiscal.

Uno de los principios fundamentales que utilizó el gobierno federal para evitar simulaciones y prestanombres en los sectores de las telecomunicaciones y radiodifusión es que se debían considerar grupos de interés económico.

Habrá que seguir con mucho cuidado el proceso por el registro falso, así como la denuncia que tiene la Secretaría de la Defensa Nacional por fraude, y cómo impactaría en el resto de las licitaciones considerando no sólo empresas sino grupos de interés económico.

Vacaciones

El autor de esta columna tomará vacaciones por motivo de Navidad y Fin de Año. Esta columna volverá a publicarse el martes 13 de enero. Más allá de los claroscuros que tuvo la economía durante este año, no cabe duda que 2015 tendrá grandes áreas de oportunidad derivadas del trabajo, disciplina y constancia de cada una de las personas que formamos el país. Es tiempo de paz, inteligencia y reflexión. Hagamos fuerza con el deseo de que el año próximo sea el mejor de nuestras vidas con la bendición de Jesucristo.

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