Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

26 Dic, 2014

Preguntas que todo emprendedor se tiene que hacer antes de terminar el año

La nostalgia del año que termina y la expectativa del año que empieza. Tiempo de reflexión, a veces influida por el alcohol, a veces no.

Antes de los consabidos propósitos para realizar en el año que empieza (“promesas que no pretendes cumplir”, dirían en una famosa película), es momento de reflexionar sobre lo que hiciste durante el año. No hay manera de avanzar y de plantear nuevos caminos y proyectos si no tienes una idea objetiva (o cuan objetiva se pueda) de todo lo que hiciste en el año.

Todo plan a futuro, ya sea personal o profesional, DEBE (con mayúscula) de partir del cuestionamiento.

Así que antes de hablar de propósitos para 2015, empecemos por preguntarnos (y contestar con completa honestidad, las respuestas son sólo para ti) sobre ciertas áreas que atañen a todos los negocios nuevos y no tan nuevos.

Obviamente tendrás reflexiones adicionales que hacer con base a aspectos particulares de tu empresa, pero no dejes de contestar, además, las siguientes.

1.- ¿Qué hice mal? Pero también ¿qué hice bien… y regular? Los emprendedores estamos acostumbrados a aprender de nuestros errores (o, por lo menos, a oír este consejo infinidad de veces), pero tan importante como aprender de lo malo es encontrar las lecciones en los aciertos que hemos tenido. Preguntarnos por qué nos han salido las cosas mal, qué podríamos haber hecho diferente, pero también por qué nos salieron ciertas cosas bien y en qué acertamos con nuestras acciones para poderlas repetir. ¿Lo que nos salió bien fue producto de la “suerte” o de una coincidencia, o qué fue lo que activamente hicimos para tener éxito en algunas áreas o proyectos?

2.- ¿Cumplí con lo urgente… pero también con lo importante? Cierto, dirigir un negocio en los primeros meses o años es muchas veces sinónimo a lidiar con bomberazo tras bomberazo. Pero conforme el negocio va madurando, indiscutiblemente se tienen que hacer dos cosas. Primero, dar cierto orden y estructura para que estos temas urgentes y desbordantes sean menos y más manejables y, además, volcar el énfasis de la administración y estrategia a asuntos de mayor alcance, tanto temporal como empresarial.

3.- ¿Sabes hacia dónde vas? Podrá parecer esto una pregunta obvia (“es mi negocio, cómo no voy a saber hacia dónde voy”), pero es una pregunta que pocas veces tenemos clara y que es fundamental. ¿Vas caminando de acuerdo con tus planes/misión del negocio?, ¿conoces lo que quieren tus clientes hoy y lo que van a necesitar en el corto y mediano plazos?, ¿conoces a tu competencia, estás al tanto de los competidores que nacen cada día?

4.- ¿Qué necesitas aprender? Bien lo dijo Sócrates, “sólo sé que no sé nada”. Necesitamos partir del hecho que como empresarios somos, antes que nada, estudiantes que necesitamos estar en constante perfeccionamiento y que necesitamos evolucionar, tanto en las áreas técnicas como administrativas, todos los días. No en balde vivimos en la, muy mencionada, edad del conocimiento y debemos estar a la vanguardia. ¿Qué conocimientos duros (sobre mi área de negocio) necesito adquirir?, ¿cómo puedo mejorar en mis habilidades administrativas?, ¿cómo puedo convertirme en mejor jefe… en mejor vendedor… en mejor proveedor? Parte de estos conocimientos tiene que ver con aprender las habilidades, parte con tener las herramientas necesarias y parte con contratar a la gente que lo pueda hacer.

4.- Además de alas, ¿tienes bien cimentadas tus raíces? Además de los planes a futuro que tienes, que son indispensables para crecer, ¿tienes bien puesto el énfasis en las bases administrativas y contables que se necesitan para administrar un negocio con perspectiva de largo plazo?, ¿además de los planes y sueños divertidos, has dedicado el tiempo y la energía para realizar toda la talacha aburrida que un negocio necesita?

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