Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

29 Dic, 2014

La economía está entrampada

Desde que al gobierno se le hizo bolas el engrudo y golpeó a las fuentes de crecimiento de la economía, ha insistido que lo bueno para México está en el largo plazo.

El apóstol del “largoplacismo” es el mismo secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien ha insistido  una y otra vez que las reformas estructurales sacarán a la economía mexicana del marasmo, “pero el año que entra.”

En 2013, los recién desempacados funcionarios de Hacienda no pudieron ejercer el gasto publico ni en tiempo ni en forma.

A mediados de ese año, la inversión pública estaba diez por ciento abajo del mismo periodo de 2012 y el gasto público no aparecía por ningún lado ni en estados ni en municipios.

Eso fue interpretado por el sector privado como un frenón a la economía y los particulares hicieron lo mismo, metieron el freno.

El crecimiento económico, que en 2012 había sido de 3.8 por ciento se desmoronó y en el primer año del sexenio del crecimiento apenas se logró 1.1%, cifra con la que sin duda muchas actividades entraron en recesión.

Fue desde entonces cuando Luis Videgaray nos prometió el paraíso, pero para 2014, “cuando se concretarán las grandes reformas que pondrán a México en movimiento”.

Y mientras muchos se esforzaban por ver el largo plazo, Hacienda concretó una mal hecha reforma tributaria que apabulló las fuentes de crecimiento y produjo una enorme desconfianza en el futuro de la economía mexicana.

Para este año el secretario de Hacienda esperaba que el solo anuncio de las reformas impulsaría fuertes inversiones del sector privado que dinamizarían la macha económica.

Pero no sucedió así. El 3.9 por ciento de crecimiento proyectado sólo aguantó tres meses y a finales del primer trimestre Hacienda corrigió y dijo que sólo se crecería 2.7 por ciento.

Y ahí se afianzó aunque el gasto público seguía retrasado y la reforma tributaria ahuyentaba las nuevas inversiones.

La cifra final aún no se conoce, pero es difícil que sobrepase 2.2-2.3 por ciento, lo cual provocará un crecimiento promedio anual de alrededor de 1.7 por ciento, inferior al que México ha registrado en los últimos treinta años.

Es decir, en dos años no pudieron lograr que la economía mexicana creciera, siquiera a su raquítico potencial natural.

Y otra vez surgió la voz de Videgaray para que no nos fijemos en lo que pasa ahora, sino que veamos en el largo plazo, en 2015, “cuando se concretarán las grandes reformas que México ha realizado”.

Habría que recordarle al secretario de Hacienda que hoy es el largo plazo de ayer; que 2014 fue “su” largo plazo de 2013 y que el próximo año será “su” largo plazo del principio del sexenio y que cuando hemos llegado a ese largo plazo seguimos tropezando con una economía sin crecimiento.

Y no es por menospreciar las reformas. La energética, que pensamos es la más importante, sin duda producirá efectos positivos, pero dentro cinco años y hacia adelante.

Hoy, la realidad es que la economía mexicana está entrampada:

A la ineficacia para gastar, a los efectos negativos de la reforma tributaria se une un clima político y social que nunca se había visto en el México moderno; se une la desconfianza que genera un gobierno y sus funcionarios con conductas ajenas a la probidad.

Todo ese conjunto hace que el presente y el futuro a corto plazo de la economía mexicana tengan muchos nubarrones.

El año que entra no llegaremos al paraíso prometido por Videgaray. Si acaso será un poco mejor que este, pero no veremos una economía dinámica y con potencial para lograr los ansiados cinco puntos de crecimiento anual.

Esos aún están lejos. Pensábamos que para finales de este sexenio. Ahora se ven un poco más lejos.

Hasta el próximo lunes y el próximo año con nuevas… Perspectivas y con el deseo que 2015 traiga para todos lo más importante: salud.

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