Los rituales de año nuevo son para calmar los miedos

Estos rituales siempre se llevan a cabo independientemente de que en su mayoría de casos no se cumplen
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Los rituales de año nuevo son para calmar los miedos. Foto Cuartoscuro
Los rituales de año nuevo son para calmar los miedos. Foto Cuartoscuro

GUADALAJARA.- El especialista Bogar Escobar Hernández puntualizó que a través de los tradicionales rituales de fin de año la gente intenta exorcizar sus miedos a la pobreza, al desamor, etcétera.

En entrevista, agregó que comer 12 uvas el 31 de diciembre

“es parte de las tradiciones convencionales, es decir, cada persona ha ido adaptando, ideando y creando prácticas que le permiten de alguna manera conjurar miedos e intentar atraer bienes”.

El académico del Departamento de Geografía del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades añadió que el consumo de las 12 uvas en fin de año

“es una metáfora de ir contra el tiempo, porque se tienen que comer las uvas antes de las 12 campanadas”.

Explicó que desde una perspectiva antropológica

“es una manera de vencer al tiempo, aunque el tiempo en sí nos vence porque entre más años transcurren más se acerca el fin de nuestra vida biológica, es una metáfora en la que el ser humano intenta ganar la carrera al tiempo, lo cual en términos biológicos no es posible aunque sí en términos de trascendencia”.

Subrayó que entre los rituales más comunes para recibir el año nuevo 

“está colocar ropa en maletas como una invocación para que el año que viene se lleven a cabo más viajes; y así como usar prendas de color amarillo para atracción de dinero y de color rojo para el amor”.

El investigador indicó que mucha gente lleva a cabo el ritual de barrer o hacer limpieza en su casa el último día del año

“como una metáfora de sacar los males, de que vengan cosas nuevas a la vida del individuo que realiza esta práctica”.

Precisó que el ritual de las uvas se lleva a cabo más en clase media y alta, mientras que usar prendas de color y barrer la casa es más en sectores más populares,

“estas prácticas o rituales de todo tipo tienen un comportamiento diferenciado estamentalmente o socialmente”.

El doctor en ciencias sociales manifestó que estos rituales siempre se llevan a cabo independientemente de que en su mayoría de casos no se cumplen.

Comentó que un buen ejemplo es el del boleto de la lotería,

“mucha gente lo compra pero en el fondo está consciente de no se ganará el dinero del premio”.

“Si platicamos con los compradores asiduos de lotería lo que encontramos es que básicamente lo que se compran son sentidos de esperanza, en el sentido de que si no compran un boleto no se van a sacar nunca la lotería y si lo compran lo que adquieren es la oportunidad, la esperanza en sí, y lo mismo pasa con estos rituales de fin de año”, afirmó.

Resaltó que los rituales de fin de año

“lo que intentan es exorcizar miedos a la pobreza, al desamor, etcètera, básicamente son prácticas culturales y sociales que responden a incentivos internos y psicológicos motivados por el miedo”.

Detalló que el ser humano, al margen del desarrollo que se tenga en la ciencia, en la técnica y en la base de los conocimientos,

“sigue teniendo genéticamente un sustrato muy primitivo en el cual nos movemos por atavismos”.

Destacó que este tipo de prácticas

“finalmente lo que nos dicen es que el ser humano sigue siendo un ser que se siente desamparado y un ser que recurre a cualquier tipo de mecanismo con tal de disminuir el nivel de incertidumbre vital, el nivel de desconocimiento, ya sea sobre la muerte o los acontecimientos humanos de infortunio”.

“Los rituales de fin de año hacen referencia al desamparo en el que se siente el ser humano y cómo intenta combatirlo a través de prácticas que incluso pueden ir contra la lógica, contra el raciocinio y sin embargo se hacen”, concluyó. 

*bb

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