Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

5 Ene, 2015

Las expectativas dicen que el futuro se ve mal

La realidad económica se crea gracias a las expectativas y el gobierno se ha convertido en un especialista en golpear lo que la sociedad espera.

El comportamiento de los consumidores, los inversionistas y los empresarios es lo que determina la marcha de la economía de un país. Cuando están desalentados, ni consumen ni invierten y entonces el crecimiento económico se marchita o desaparece.

Hoy por hoy, las expectativas sobre el comportamiento de la economía mexicana son francamente negativas. La opinión generalizada es que 2015 será un mal año y esos pronósticos se autocumplen, precisamente porque bajan el consumo y la inversión.

Las encuestas que cada mes hace el Banco de México, con 33 grupos de análisis y consultoría económica, no son tan negativas.

En la encuesta de diciembre del año pasado la mayoría de esos analistas piensa que la inflación se mantendrá dentro del rango pronosticado por el Instituto Central, entre tres y cuatro por ciento anual y que el crecimiento andará alrededor de 3.5%, aunque prevén algún bajón de la economía para el tercer y cuarto trimestres de este año.

En general, las expectativas de los analistas económicos son optimistas al arranque y van ajustando conforme pasa el año. Así se observa el año pasado, cuando las primeras encuestas coinciden con el pronóstico de Hacienda y luego fueron ajustando a la baja conforme la realidad fue confirmando que las cosas no iban bien.

Este año, como lo ha hecho en los últimos tiempos, la economía mexicana seguirá apoyada casi sólo en el motor externo, que esencialmente es la economía de Estados Unidos.

Si como se espera, Estados Unidos crece entre 2.5 y tres por ciento este año será un buen jalón para las exportaciones mexicanas y, por lo mismo, para la economía en general.

Ése es el motor externo del cual ha dependido el crecimiento económico de México en las últimas dos décadas cuando menos.

El problema es que las expectativas internas no son buenas y, por ello, el motor interno seguirá a media marcha.

El principal responsable de las expectativas es el gobierno y se ha convertido en especialista en golearlas: una Reforma Fiscal mal hecha, ocultamiento de los verdaderos impactos de la caída en el precio del petróleo, incapacidad para explicar la depreciación del peso, insuficiente explicación de las relaciones del Secretario de Hacienda con el contratista del actual gobierno.

Todos estos elementos han golpeado las expectativas sobre la marcha de la economía en este año.

Una buena medición de cómo están las expectativas es el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que pronostica con certeza el futuro del país a corto plazo: cuando las cosas pintan bien, el índice sube; cuando, como ahora, hay muchas nubes en el horizonte, el indicador retrocede.

En las últimas semanas ha tenido uno de los peores comportamientos del año y, de hecho, hoy está 2.69%  abajo respecto a hace seis meses y, gracias a esas jornadas negras, terminó 2014 por debajo de como lo inició.

Si a la caída del índice de la BMV sumamos la depreciación del peso y la caída en los precios del petróleo es normal que las expectativas sean negativas.

“Si todo sea cae es porque las cosas van a ir bien,” es la expresión popular.

Hemos observado unos funcionarios de Hacienda que desprecian el valor de las expectativas y por eso no han podido explicar fenómenos ni convencer de que las cosas mejorarán.

Si no trabajan en ello, si sus “éxitos” no son creídos por la opinión pública la economía mexicana seguirá marchitándose. Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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