Las zonas económicas especiales y los clústers agroindustriales

Con el esquema de las ZEE se proporcionan incentivos para invertir en nuevas empresas y capacitación, y el Estado promueva el desarrollo de infraestructura
Economía -
Las zonas económicas especiales y los clústers agroindustriales. Foto: Thinkstock
Las zonas económicas especiales y los clústers agroindustriales. Foto: Thinkstock

Por René Villarreal

CIUDAD DE MÉXICO.- En los últimos 30 años, China ha alcanzado un crecimiento económico excepcional y su experiencia ha mostrado que las Zonas Económicas Especiales (ZEE) impulsadas a través de clústers (conglomerados productivos y comerciales, que generan economías de aglomeración) son elementos fundamentales que actúan como un binomio para alcanzar las altas tasas de crecimiento económico sostenido y una elevada competitividad.

Uno de los mayores beneficios de las ZEE en China ha sido la fuerte atracción de la inversión de capital tanto nacional como extranjera, que se tradujo en un crecimiento económico sostenido y en generación de empleos, así como en una balanza comercial superavitaria a través del aumento de las exportaciones, transferencia tecnológica permanente y en la adopción de prácticas modernas de administración de negocios.

A finales de los años setenta, el presidente de China Deng Xiaoping buscaba consolidar una política de modernización del país asiático. Uno de los pilares de dicha reforma incluyó la instauración de cuatro Zonas Económicas Especiales en la región sureste de ese país, tres en Guangdong y una en Xiamen.

Así, las ZEE surgen como una política económica del gobierno central chino para aplicar medidas de corte capitalista en regiones previamente designadas; dicho de otra manera, trataron de replicar el exitoso modelo de Hong Kong, adaptándolo a su realidad.

Zona Económica Especial es un término genérico que cubre variantes recientes de las zonas comerciales tradicionales. En general, una ZEE se puede definir como un área geográficamente delimitada, con una administración única que ofrece beneficios a las empresas que se instalan dentro de ella y que opera bajo esquemas e incentivos económicos preferenciales respecto al resto del país. También cuenta con: área especial de aduanas (zonas francas), procedimientos simplificados, sistemas de logística ágiles e incentivos fiscales y financieros.

Modelo probado

En este contexto, otros países han adoptado este modelo y las Zonas Económicas Especiales han sido exitosamente probadas en la economía de mercado, y las nuevas instituciones que éstas conllevan han sido modelos ejemplares para el resto del mundo.

De hecho, la experiencia internacional en la aplicación de las ZEE y los clústers industriales pueden ser sintetizadas en los siguientes puntos:

  • Políticas preferenciales en materia fiscal, financiera, comercial, administrativa y regulatoria.
  • Compromiso activo y sostenido, así como pragmático del Estado; entendido como promotor y facilitador del desarrollo.
  • Visión de mediano y largo plazos, pero también de acciones inmediatas efectivas e integrales.
  • Implementación eficaz y amplia autonomía institucional operativa.
  • Política de integración de las cadenas de valor a nivel global.
  • Apertura a la inversión privada tanto nacional como extranjera.
  • Disponibilidad y capacitación de la mano de obra.
  • Aprendizaje tecnológico y mejoramiento continuo.
  • Infraestructura pública en logística multimodal, telecomunicaciones y energética.

La estrategia de las ZEE potenciará las regiones del país

La estrategia de las ZEE anunciada por el Presidente de la República puede potenciarse con los programas de clústers agroindustriales y agroparques, lo que permitirá cumplir con los dos objetivos centrales de la política de fomento para el sur del país, que son: alcanzar un desarrollo económico sostenido y competitivo.

Además de generar empleos productivos con salarios remunerativos que generen oportunidades de desarrollo e inclusión a los mexicanos que habitan la región, promoviendo así la seguridad y la paz social.

Para este fin se anunciará en febrero de 2015 la creación de tres Zonas Económicas Especiales:

I. Corredor Industrial Interoceánico, Istmo de Tehuantepec.

II. Puerto Chiapas.

III. Los municipios colindantes al Puerto Lázaro Cárdenas, tanto de Guerrero, como de Michoacán.

Las ZEE en los puertos de Chiapas, Lázaro Cárdenas, Salina Cruz y Coatzacoalcos podrían operar como zonas francas y contar con beneficios tanto fiscales como comerciales y aduanales que hagan más eficientes las actividades productivas de las empresas.

De hecho, la creación de infraestructura sin duda es fundamental para generar la competitividad logística de la región y de las empresas, tanto para el desarrollo del mercado interno como del externo.

En este contexto, el proyecto del gasoducto que parte de Jáltipan, Veracruz, a Salina Cruz, Oaxaca, puesto en marcha recientemente por el presidente Enrique Peña Nieto, permitirá que esa región del país cuente con un insumo estratégico y competitivo como es el gas natural.

Los clúters agroindustriales de la región sur serán de los más beneficiados con las ZEE, ya que contarán con incentivos para impulsar su desarrollo. Esto implica que si dentro de las ZEE se instala un agroparque, que cuenta con infraestructura para la postproducción, los bienes agroalimentarios que se produzcan en cualquier parte de la región podrán realizar el procesamiento, empaque, logística y comercialización dentro del agroparque con todos los beneficios administrativos, fiscales y de financiamiento de estas zonas. También tendrían la oportunidad de importar –libres de impuestos– maquinaria, equipo y tecnología para emplearla en las zonas francas y podrían ser financiados por el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), lo cual sería de gran impulso para los nuevos proyectos.

 

En esta perspectiva, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) cuenta con programas que impulsan el desarrollo de clústers agroindustriales y de agroparques, que haciendo sinergia con la estrategia nacional de las ZEE pueden detonar, en el corto plazo, condiciones adecuadas para impulsar un desarrollo económico acelerado e integral de la región.

Los productores, trabajadores y empresarios son los actores centrales del proceso, por lo que el capital humano es clave para el desarrollo de las regiones. Es necesario fortalecer el capital empresarial de la región y atraer empresarios con experiencia en negocios agroalimentarios y manufactureros que estén dispuestos a impulsar el desarrollo industrial buscando la integración de la cadena de valor y el escalamiento en las actividades de manufactura hacia mayor valor agregado, productividad y mejores salarios.

Es decir, sería una estrategia dual de integración de las cadenas de valor y de escalamiento en las actividades productivas de mayor valor agregado; potencial que se generaría con el corredor industrial del Istmo y las otras ZEE, con un horizonte de 15 a 30 años (ver gráfica).

Bajo el esquema de las Zonas Económicas Especiales se pueden proporcionar los incentivos necesarios para que los empresarios inviertan en nuevas empresas y capacitación, mientras que el Estado promueve el desarrollo de infraestructura moderna que impulse el crecimiento económico de la región.

Es así que con las ZEE se abre la oportunidad para el impulso de las regiones incluidas en dicha iniciativa, a través de incentivos fiscales, financieros, comerciales y administrativos que permitan transitar de las ventajas comparativas potenciales al desarrollo de ventajas competitivas en el corto y mediano plazos, así como hacerlas sustentables en el largo plazo.

En otras palabras es importante tener una visión estratégica del desarrollo para los próximos 10, 20 y 30 años, y de aquí la importancia de que las estrategias y políticas mantengan la continuidad y sean sostenibles. En el sur del país existe un gran potencial agro-industrial y destaca en la producción de alimentos de gran valor para los mercados tanto nacional como internacional, tales como: aguacate, café, palma de aceite, palma de coco, cacao, hule, moras (berries) y estevia, entre otros.  Como se puede observar en la siguiente gráfica, en materia agrícola, Michoacán, Chiapas, Oaxaca y Guerrero participan con 20% del valor de la producción agrícola a escala nacional, sobresaliendo Michoacán con el 1er. lugar.

Los productos agrícolas emblemáticos en los que estos cuatro estados ocupan el primer lugar a nivel nacional son el aguacate y limón (Michoacán), palma de aceite, café y plátano (Chiapas), mango y copra (Guerrero), papaya y forrajes (Oaxaca).Además de otros alimentos básicos.

 

A fin de incentivar estas actividades en el mensaje del 4 de enero,  el Presidente de la República anunció que a partir del primer día del año las actividades agropecuarias de Chiapas, Guerrero y Oaxaca ya cuentan con un trato fiscal preferencial.

En esta perspectiva, la introducción y desarrollo de clústers agro-industriales significará una gran oportunidad para generar valor agregado en los productos de la zona. A través de este modelo de asociatividad se forman economías de aglomeración e integra la cadena productiva desde la siembra, la cosecha, la producción y la post-producción.

Esto implica que productores, agroempresarios, cooperativas, sociedades de producción rural o pequeños productores privados integrados en un modelo de asociatividad puedan incrementar su escala productiva e integrar la cadena de valor desde qué y cómo producir hasta la comercialización.

En este tema destaca como caso de éxito el clúster del aguacate en Michoacán, que actualmente es el líder en Estados Unidos con 71 por ciento del mercado y un valor de exportaciones de mil 400 millones de dólares anuales, y que se ha desarrollado en los últimos diez años.

En el caso de México, además de la dinámica de crecimiento y desarrollo económico integral que pudieran traer consigo las ZEE, también pueden ser un instrumento para impulsar un desarrollo regional más equilibrado, generar empleo y promover así la seguridad y la paz social en las regiones más rezagadas como es el sur del país. De ahí que fueran parte de las medidas anunciadas por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, hace algunas semanas.

Para “desarmar a un delincuente” se debe contar con un empleo productivo y un salario remunerativo, ya que la gente no quiere arriesgar su vida ni la de sus familias, por lo que se requiere crear opciones para los jóvenes y las nuevas generaciones.

De aquí la importancia de la estrategia de las ZEE que plantea un doble objetivo: el desarrollo económico integral con seguridad y paz social.

 * René Villarreal es Doctor en Economía por la Universidad de Yale y Premio Nacional de Economía. Actualmente, Coordinador General de Asesores y Planeación Estratégica en SAGARPA.

 

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