Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

21 Ene, 2015

Petrolización latina

México y Venezuela han sido tradicionalmente los dos países con mayor producción y dependencia de la extracción del petróleo en el continente Americano. México, al igual que ahora lo vive Venezuela, sufrió en los años 70 una sobre dependencia en la extracción del petróleo y la entrada de divisas, marginando a otras industrias para favorecer casi exclusivamente al petróleo. La historia ha demostrado que las economías altamente dependientes de estos productos (commodities) son propensas al llamado mal holandés, en el que principalmente las industrias manufactureras y la agricultura sufren. Todos tienen en común su alta dependencia en el petróleo.

Para México, el petróleo representa alrededor de un tercio de los ingresos del gobierno mientras que para Venezuela el petróleo es casi el 70% de sus ingresos gubernamentales y 95% de sus exportaciones. Es por ello que con la baja del precio internacional del petróleo, tanto México como Venezuela enfrentan una difícil situación presupuestal. En el caso de Venezuela, el riesgo es que tenga un default de sus obligaciones de deuda soberana, lo que lo enviaría aún más al precipicio económico. En cambio, México, un país que aprendió de esta lección en los 70, diversificó su economía, pero sigue dependiendo en una tercera parte del petróleo para el presupuesto público.

En nuestro país el Congreso de la Unión aprobó en la Ley de Ingresos el precio del barril de petróleo en 79 dólares. En caso de que los precios cayeran más allá de este precio, Hacienda se protegió mediante contratos de futuros a un precio de 76.4 dólares. Sin embargo, la realidad ha superado las más pesimistas expectativas debido a varios factores: la desaceleración de la economía China, el aumento de producción de Arabia Saudita y Libia y las presiones en la OPEP del mayor productor (Arabia Saudita) para hacer más competitivas sus exportaciones energéticas versus las fuentes no convencionales de Estados Unidos.

Todos ellos han contribuido a las bajas de los precios del petróleo y significan una baja de demanda y sobreoferta de hidrocarburos. China está creciendo a ritmos de un poco más de 7% (cuando antes crecía a tasas de casi 10%). Estados Unidos es el mayor productor de petróleo no convencional del mundo a través de sus tecnologías de fractura de piedras de lutitas, lo cual lo lleva a importar menos y cubrir su demanda interna con esta tecnología. Arabia Saudita ha aumentando su producción para bajar el precio, pero puede aguantar ya que tiene reservas de divisas de más de 240 billones de dólares.

Ello puede afectar los prospectos de crecimiento económico de nuestro país en el corto plazo. Lo interesante es que la mezcla mexicana de petróleo ha caído desde un precio mayor a los 100 dólares por barril a 38 dólares, muy por debajo incluso de los contratos de cobertura de Hacienda. Los países más golpeados serán los países con mayor dependencia del petróleo. Mientras tanto, México deberá hacer más previsiones para disminuir la dependencia de los energéticos en la economía y no volver a ser Venezuela.

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