Aeropuertos: los negritos del arroz

Quien nunca da a conocer del Plan Maestro de Desarrollo (PMD) es Aeropuertos y Servicios Auxiliares, que dirige Alfonso Sarabia. Generalmente anuncian modernización (y lo único que hacen es pintura y algo de impermeabilización en pistas) de dos o tres aeropuertos de los 18 que opera en el país.

Son aeropuertos caros y, lejos de enfrentar una caída en el tráfico de pasajeros, han crecido a tasas similares a las que muestran los aeropuertos de los concesionarios privados, esto es, tasas de entre 6% y 8% anual.

Traigo este tema a colación porque con todo y que fue aprobada la reforma a la Ley Aeroportuaria en el Congreso el periodo pasado, lo que aerolíneas y concesionarios de “la otra red” se quejan, es de la ausencia de piso parejo. A unos les aplican un rasero y a otros otro en objetivos de crecimiento, bajas de tarifas, inversiones de mediano plazo.

Por ejemplo, con todo y que sea organismo del Estado, es inexplicable que ASA y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de Alexandro Argudín, no se comporten como grupo aeroportuario, que no se conozcan las definiciones y estimaciones que usa la Dirección General de Aeronáutica Civil, que encabeza Gilberto López Meyer, para conocer si se cumplieron o superaron las estimaciones de tráfico y, con ellas, definir un PMD. ¡Ah!, pero eso sí que suben las tarifas.

El 80 por ciento de la estimación se concentra en los aeropuertos de los grupos concesionarios.

Fíjese, se considera que el número de pasajeros transportados en el mercado doméstico el año pasado haya cerrado en cerca de 65 millones, y para 2015 que se vaya a 73 millones de pasajeros, ¡pero los aeropuertos de ASA no contribuyen ni tantito a mejorar la expectativa de conectividad interna! Hay un plan para “modernizar” el aeropuerto de Toluca y construirle una nueva pista, al igual que ponerle brazos de desembarque, pero no a todos los tratan con el mismo rasero.

A OMA, que preside Diego Quintana, en este primer semestre le definen el PMD y si le dejan o no subir la tarifa, pero como siempre argumentan que sus aeropuertos son los más afectados por el entorno de violencia e inseguridad, pues tendrán pretexto para no cubrir ni la remodelación de la terminal de Acapulco, en la que se supone que invierten 350 millones de pesos, antes de que se efectúe el Tianguis a mediados de marzo. Igual, será una pintadita y limpiadita.

Ya ve, a GAP, que encabeza Eduardo Sánchez Navarro, y dirige Fernando Bosque, le están aplicando un compromiso de inversión de 500 millones de dólares, bajo si considera lo sucedido en Los Cabos y más cuando se les autorizó aumento en la tarifa aérea.

Mire, nadie se queja de ASUR. Fernando Chico Pardo no se anda con rodeos y, de los dos mil millones de dólares que espera invertir en todos los proyectos de infraestructura, el que ya está comprometido (incluye el puerto de Tuxpan) es el aeropuerto de Cancún, que recibirá un fuerte paquete.

En pesos, ahí destinará tres mil millones para ampliar su capacidad, más del doble de lo que destinó en 2014. A la fecha, sus nueve aeropuertos mueven 25 millones de pasajeros, pero Cancún, la joya de la corona, cerró con la extraordinaria cantidad de 17.5 millones de pasajeros al crecer a una tasa cercana a 9-10% el año pasado. Y no le hizo caso al PMD, ¡lo rebasó! y, de pilón, redujo en 4% las tarifas de la terminal que se encamina a ser Hub del mercado del Caribe y, en general de los nueve aeropuertos donde opera.

Apenas inauguró la remodelación de la T2, ya inició la ampliación de la Terminal 3, que se construyó en octubre del 2005, cuando lo impactó el huracán Wilma; y están iniciando la construcción de la Terminal 4, para contar con infraestructura que le dé capacidad de mover 30 millones de pasajeros. Eso es ver a futuro y no esperar a que el destino le alcance. Igual, el GACM está concentrado en la nueva obra, y no en resolver el cuello de botella que ya tiene el país en el AICM y ASA.

De Fondos a Fondo

Con Guillermo Ortíz discutiendo sobre temas de carácter global en el Foro Económico de Davos, no cabe duda alguna que la nueva administración ya tiene el control total de gestión del grupo Financiero Banorte y su primera señal para los accionistas fue el reparto de un dividendo por 0.2435

Pues le cuento que Carlos Hank González ayer presidió el primer consejo del año en Monterrey, y los resultados del tercer trimestre, que hoy serán reportados, le van a caer muy bien a los accionistas.

De hecho, podrá decir que la mitad son responsabilidad de la administración de Alejandro Valenzuela y la gestión de Marcos Ramírez, pues recordará que el jueves 20 de noviembre se dio el relevo, pero lo destacable es que justo ocurren cuando se dio el grueso del ajuste en el tipo de cambio y la volatilidad en los mercados financieros.

Pero le cuento algo que ha sorprendido: Hank González se ha dedicado a visitar clientes del grupo, no sólo a los gobernadores o empresarios, sino a directores generales y secretarios de finanzas, un hecho que marca su presidencia, ¿no cree?

Ayer en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), que preside Jaime Ruiz Sacristán, celebró su incorporación formal al Mercado Integrado Latinoamericano (MILA), con una ceremonia en la que tuvo invitados de lujo. Y aunque vinieron de pisa y corre, anote usted a Juan Pablo Córdoba, que preside la Bolsa de Valores de Colombia; José Antonio Martínez, gerente general de la Bolsa de Comercio de Santiago; Francis Stenning, gerente general de la Bolsa de Valores de Lima; desde luego que estuvo José-Oriol Bosch, director de la BMV, así como el titular de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), Jaime González Aguadé, y el subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Fernando Aportela.

Comparto con usted que el plan del MILA para este año es realista y se restringe a lograr la emisión primaria de valores de manera simultánea; apoyar a intermediarios financieros medianos para que no se concentre la operación en los grandes, y a que entre sus miembros sean aceptados los valores de las cuatro bolsas como si se tratara de valores locales de cada una de las naciones miembro. Hay que picar piedra, pero... se puede si el sector privado se mueve.