Enrique Castillo-Pesado

Ficción financiera

Enrique Castillo-Pesado

24 Ene, 2015

900,000 extranjeros “dueños de la economía estadunidense”; Alejandro Valenzuela a Banco Azteca; Jeef Bezos, 250 mdd en Amazon

Mire usted, estimado(a) lector(a) de Ficción Financiera. De los casi 5,100,000 de propietarios de pequeños negocios de Estados Unidos, casi un millón son inmigrantes (y la mayor parte de éstos, mexicanos). En toda la Unión Americana los inmigrantes conforman el 16.5% de la población activa y el 18.2% de los que llaman “pequeños empresarios”. Pero, dándole la vuelta, todos constituyen el 28.1% de los propietarios de negocios ubicados en los vecindarios (como suele suceder en la mayor parte de los países, desde tiempos inmemorables, ¿o no?). Y claro, en determinados sectores, alcanzan niveles de representación de un alto porcentaje. Son negocios de pequeño margen (o changarros, como apuntaba el expresidente Vicente Fox), con un papel vital cada vez más importante en el tejido económico de muchas localidades de un país como Estados Unidos.

¡Generan más de 50,000 millones de dólares!

¿Por qué es básico el tema anterior? Simplemente, porque se generan alrededor de 52,000 millones de dólares (más de 36,000 millones de euros), de los que más de 13,000 van a parar a manos de los inmigrantes. Pero lo fantástico es que estas cifras son generadas —mayormente— por nuestros compatriotas, que demuestran su talento en la mano de obra, disciplina, creatividad, etcétera. Por ejemplo, hablando de otros inmigrantes, David Bank nació y creció en Tailandia. Allí empezó a trabajar en la cocina del restaurante familiar, asesorado por su esposa Vanida.

El restaurante lo tenían ubicado a media hora de Bangkok. Hace más de 20 años; este célebre chef emigró al vecino país del norte “en busca de fortuna”. Por supuesto que su sueño era abrir su propio local. Antes, tuvo que limpiar y lavar miles de platos. Y la suerte lo programó para que —entre plato y plato— conociera a Jorg Vongerichen y Tadashi Ono, dos de los cocineros más célebres de la Urbe de Hierro, que no tienen ningún parentesco con el chef Nobu, socio del actor Robert De Niro, en los locales del mismo nombre que ya han ubicado en varios países (dos de ellos, en la Ciudad de México, gracias a Pepe Cuaik, Freddie Name, Isidoro Ambe, Marco Beteta, entre otros). Y tuvieron que pasar otros diez años y medio para que, junto con Vanida, abrieran su primer local en Upper West Side. Of course, poco tiempo después abrieron otro espacio en Hell’s Kitchen y, además, uno de cocina mexicana. Ustedes tienen que saber que alrededor de 350,000 mexicanos ya viven en Nueva York y la mayoría de ellos (oriundos de Guanajuato) cuenta con espacios culinarios de todo tipo. Juan de la Cabada es el que más éxito ha tenido. No hay que olvidar otros restaurantes mexicanos como Rosa Mexicano, Zarela, Casa Maya, Pámpano (propietario, Plácido Domingo, al cual no le fue muy bien en sus espacios culinarios de México y Acapulco, y debe recordar que Patricia Quintana sí es una chef/cocina célebre de México en el mundo, pero el equipo de Plácido le hizo la vida difícil), etcétera.

No todo es color de rosa

El restaurante mexicano de los Bank tuvo que cerrar. ¡Qué lástima!, pero es lo que pasa cuando extranjeros intentan abrir negocios de arte culinario mexicano, basados en el tex-mex, ¿o no? Pero ahora, David y Vanida, como miles de mexicanos, son los nuevos “dueños de la calle” (como aquí en México lo constatamos por todo el país), los causantes de una verdadera revolución capaz de cambiar el paisaje de las metrópolis y revitalizar áreas desfavorecidas. Son los clásicos negocios de barrio/vecindario. Para muchos, negocios que también se ubican en calles/avenidas principales. A mí me llegó un informe (porque saben que he sido propietario/crítico de restaurantes, Las Valentina’s, Los Alcatraces, Bésame Mucho, Il bel canto entre otros) de Americas Society/Council of the Americas y el Fiscal Police Institute, que cubre un vacío sobre este asunto de los negocios/comederos que abren en plena calle.

Y sé que actualmente ya se conoce cómo, en comparación a los comerciantes nacidos en Estados Unidos, los inmigrantes son propensos a tener su propio negocio/local (me refiero al 15%). Sin embargo, apenas los diarios o críticos habían fijado sus ojos a este tremendo impacto de “los nuevos dueños de la economía norteamericana”, que están teniendo/abriendo sus comercios en los barrios/vecindarios de las más significativas áreas metropolitanas. Finalmente, en este impactante tema, el informe que comprende inmigrantes regularizados e indocumentados (asunto que molesta mucho a los republicanos), aportó por primera vez datos e información completa que ilustran que los extranjeros son “el pan/mantequilla de las economías locales de Estados Unidos”. Pero debo subrayar que tanto Vanida como muchos amigos mexicanos (Zarela y Jorge Alemán Velasco; ambos cerraron sus restaurantes hace ya un buen tiempo), aseguran que cada día es más complicado abrir un negocio o espacio —por ejemplo— en la Urbe de Hierro. ¿Por qué? Las ayudas o apoyos económicos son limitados, las rentas se dispararon y el crédito se restringió después de la última crisis.

20 años de experiencia en el sector bancario

Conocí a don Alejandro Valenzuela gracias a mi amigo el famoso político, embajador y escritor Mario Moya Palencia (íntimo amigo de personajes como Carlos Fuentes, Miguel Alemán Velasco, Daniel y Martha Dueñas, Paulino Rivera Torres, entre otros). Era otra época, pero ambos personajes eran únicos y hablaban de frente. Después conocí a Alejandro Valenzuela del Río, quien fue columna vertebral en muchas de las decisiones de Roberto Maseco González. Pero vinieron cambios en Banorte y ahora aparece Alejandro Valenzuela del Río como presidente de Banco Azteca (uno de los tantísimos negocios que tiene el visionario Ricardo Salinas Pliego, que también suma con Daniel McCosh, que sabe muy bien alternar la imagen pública de las empresas de Salinas, sin olvidar que su punto de vista es certero), sustituyendo a otro amigo, el ex clavadista internacional mexicano y vicepresidente del Consejo de Administración de Banco Azteca, Luis Niño de Rivera. Valenzuela no se anda por las ramitas del árbol, sé que este personaje trabajará con entusiasmo con Banco Azteca para ofrecer innumerables servicios financieros de clase global y generar originales sinergias con los negocios comerciales de Grupo Elektra. Valenzuela del Río, mexicano con más de 20 años de experiencia financiera en los sectores público y privado. Le deseamos lo mejor en esta nueva etapa. Lo único que le podría aconsejar a Alejandro, son palabras bíblicas que le impactaban a Mario Moya Palencia (q.e.p.d): Un amigo debe mostrarse amigo, y existe un amigo más que un hermano. O sea, ante la duda, abstente.

Creadores visionarios

El dueño de Amazon, Jeff Bezos, se dio el lujo de dar la primera campanada —hace más de dos años— cuando compró el diario The Washington Post. Para mí, uno de los empresarios más carismáticos del universo digital, que había fijado sus enormes ojos (y una buena suma de dólares, 250 millones; unos 212 millones de euros) en la histórica cabecera regida durante más de cuatro generaciones por a excéntrica familia Graham.

El periódico que alcanzó la cima periodística en los setenta con la publicación de los papeles del Pentágono y con el escándalo Watergate, que acabó con la presidencia de Richard Nixon (al que entrevisté en Buenos Aires y donde el diario La Prensa, de la familia Gainza Paz, me entregó mi primer premio periodístico internacional), cambió de manos rápidamente por la irrupción de las nuevas tecnologías, que habían echado a perder sus ingresos en publicidad, difusión y contenido. Ahora veremos cómo Carlos Slim Helú y sus ideas hacen detonar más al The New York Times. Y hasta la próxima, ¡abur!

 

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