José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

28 Ene, 2015

Viene recorte: 60% en gasto corriente; 40% en inversión

La Secretaría de Hacienda decidió no endeudarse más y tratar de mantener la meta de crecimiento de entre 3.2 y 4.2%, para lo cual prepara un recorte presupuestal que recaerá en el gasto corriente.

El ajuste será fuerte, el 60% del recorte total recaerá en gasto corriente. El 40% del ajuste en gasto de inversión.

Las autoridades darán a conocer el recorte en el gasto la próxima semana.

Ya le tocará a cada dependencia determinar sus prioridades en el gasto de inversión. Pero siempre tomando en cuenta que 60% del recorte será en gasto corriente y el 40% del ajuste en el gasto de inversión.

El mensaje que envía Hacienda es claro: no endeudarse más. Y tratar de mantener la meta del crecimiento económico de entre 3.2 y 4.2 por ciento. Por eso la instrucción a cada dependencia de mantener sus principales rubros de inversión, es decir, los que más impacten en el crecimiento y no puedan postergarse.

No soportamos la
caída del petróleo

Las finanzas públicas no pudieron soportar la estrepitosa caída de los precios del petróleo.

Hace seis meses la mezcla mexicana cotizaba en más de 100 dólares el barril. Esta semana ha rondado los 37 dólares el barril. Y el precio promedio para establecer el Presupuesto de Egresos de 2015 fue de 79 dólares el barril.

Era imposible soportar.

Y conste que se contrataron coberturas petroleras, pero a pesar de éstas, la caída del precio del energético ha sido tan fuerte, que es imposible sostener el presupuesto tal y como está.

Las coberturas cubren alrededor de 60% de la producción petrolera. Pero una baja tan drástica en la cotización del crudo golpeó los ingresos públicos.

Focalizarán en
gastos operativos

La Secretaría de Hacienda, a cargo de Luis Videgaray, analiza la posibilidad de sostener toda la obra pública indispensable para mantener el crecimiento de entre 3.2 y 4.2% de este año.

Por eso el ajuste en el gasto recaerá más en el gasto corriente, que es el de menor aportación a la expansión productiva del país.

Autos, choferes, celulares, gastos operativos. Todos van a recortarse.

Será la primera vez que esta administración viva un ajuste en el gasto de todos sus rubros.

Hasta el momento, todo había ido bien con los ingresos fiscales y el precio del petróleo, pero con la caída en la cotización del combustible, el ajuste es inevitable.

Recordemos: la tercera parte de los ingresos públicos siguen dependiendo del precio del petróleo.

El recorte se dará a conocer la próxima semana.

No más deuda pública

El mensaje que Hacienda manda a inversionistas y mercados es el de no contratar más deuda pública.

De por sí ya el presidente Peña Nieto había dicho que la contratación de más deuda era inviable.

El débito público creció a niveles de 40% del PIB en esta administración, que sigue siendo un nivel manejable, tal como se muestra que tan sólo en enero ya tenga colocada la mayoría del pago de compromisos financieros para este año.

El otro mensaje que se quiere enviar es el de mantener el gasto en inversión lo más posible. Aun así, el recorte total recaerá en 40% del gasto de inversión.

Esperemos que con el ajuste en el gasto en las dependencias se tengan prioridades claras, de apoyos a sectores con efectos multiplicadores u obras que son necesarias para impulsar el crecimiento.

Por ejemplo, en la SCT creemos que será indispensable mantener la expansión carretera, así como las primeras licitaciones de trenes.

O en el caso de la Sedatu, sostener el ritmo de expansión de la construcción de vivienda, que tiene varios efectos multiplicadores.

O en Energía, sostener el grueso de la apertura energética.

O en Economía, los apoyos a las pymes, así como a sectores productivos.

La decisión será de cada dependencia.

Ajuste para evitar
descontrol financiero

Cuando se acude a la deuda pública para poder crecer, muchas veces se hace sin medida generando fuertes crisis. Ya lo vivimos nosotros en 1976 y en 1982.

Pero lo acaban de vivir las economías europeas, que se endeudaron a niveles de más de 100% de su economía y la crisis las golpeó. Conste: no se trata de que el gobierno no gaste, sino de que en época de bajos ingresos, el gobierno gaste menos.

Es tan sencillo como las finanzas familiares: si se reduce el ingreso, entonces hay que recortar gastos superfluos.

Al principio de la administración de Enrique Peña vinieron las críticas al gobierno por regresar al expediente de la deuda.

Las voces de alerta tenían razón.

La deuda se quedó en los niveles de 40% del PIB. Manejable.

Pero no sería nada saludable regresar a endeudarse más. Ello traería problemas para colocar deuda gubernamental, con tasas más elevadas, generando inflación y descontrol financiero.

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