Clase media de Brasil ve las casas de empeño como un salvavidas

En el país, las casas de empeño están reguladas a nivel nacional, son operadas por un banco de propiedad gubernamental, la Caja Económica Federal
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Clase media de Brasil ve las casas de empeño como un salvavidas. Foto Getty
Clase media de Brasil ve las casas de empeño como un salvavidas. Foto Getty

Por: Dan Horch

SAO PAULO, Brasil. Las tasas de interés en Brasil causarían sonrojo a los usureros estadounidenses. Las tarjetas de crédito cobran más de 240% al año. Los créditos bancarios llegan al 100%.

Para un creciente número de consumidores que necesitan efectivo, las casas de empeño de hecho son una opción mejor.

Por ejemplo, Angelica Pereira, ama de casa en Sao Paulo, necesitaba dinero adicional para comprarle a su hija los útiles escolares. Con ese fin empeñó una cadena de oro por 530 reales, unos 210 dólares. Después de ajustar por la alta inflación del país, ella va a pagar un interés de 19% anual, ligeramente superior a lo que el estadounidense promedio paga por sus tarjetas de crédito.

“Es accesible y barato”, señala la mujer.

La reciente preeminencia de las casas de empeño es la señal más reciente de que la racha de crédito del país está llegando a su límite.

La creciente clase media de Brasil – y sus hábitos de compra – ayudó a alimentar a la economía en general por varios años. Pero el crecimiento se está frenando y los consumidores se las ven negras para pagar las cuentas.

La debilidad de la economía fue un punto importante en la reciente elección presidencial, en la que la presidenta Dilma Rousseff ganó por un estrecho margen en la segunda ronda. El banco central volvió a elevar las tasas de interés, en un esfuerzo por combatir la inflación. Pero eso podría pesar en el crecimiento y complicar aún más el panorama crediticio de los consumidores.

Aunque representan una pequeña porción de los préstamos, el negocio del empeño ha estado floreciendo, sobre todo cuando otros tipos de préstamos han caído en desgracia. Los brasileños, aun aquellos sólidamente afianzados en la clase media, están recurriendo a las casas de empeño para pagar sus tarjetas de crédito, cubrir gastos inesperados o simplemente para tener una línea de crédito más barata.

A diferencia de Estados Unidos, en Brasil las casas de empeño están reguladas a nivel nacional. En lugar de ser agentes independientes que fijan sus propias tasas y establecen sus propias reglas, las casas de empeño son operadas por un banco de propiedad gubernamental, la Caja Económica Federal.

Esta estricta supervisión es legado del presidente Getulio Vargas, político que asumió el poder en 1930 y lo ocupó durante 18 años. Si bien mostró simpatía por el fascismo europeo, él introdujo reformas progresistas como la jornada de ocho horas. Como parte de su empeño por bajar las tasas de interés abolió las casas de empeño privadas en 1934 y le dio el monopolio a la Caja Económica.

Como cualquier otro banco, las sucursales de la Caja Económica tienen cajeros automáticos en las paredes, escritorios para abrir cuentas de ahorro, hipotecas y préstamos, y filas de cajeros para hacer depósitos y retiros. Pero en 463 sucursales de la Caja Económica, una fila de cajeros tiene balanzas y juegos de joyero para pesar y probar metales y piedras preciosas y evaluar relojes de lujo.

Después de la inspección, el cajero inmediatamente ofrece el préstamo, que generalmente es de 85% del valor de la prenda. El cajero no pregunta si el pignorante tiene empleo, ingresos ni su historia crediticia, solo el nombre, la dirección y su número de contribuyente.

El crecimiento de los préstamos por empeño en cierto modo sigue al auge de la deuda doméstica. De junio de 2004 a junio de 2014, el crédito al consumo en Brasil creció 658%, llegando al equivalente de 297,000 millones de dolares, según la Asociación Nacional de Ejecutivos de Finanzas, Administración y Contabilidad de Brasil. La cartera de préstamos de empeño de la Caja Económica se ha más que duplicado en los últimos cuatro años, llegando a 670 millones de dólares, con 1.3 millones de préstamos pendientes.

Las consecuencias de este atracón de crédito han sido más dolorosas para otros tipos de préstamos. El banco central reporta que 6.7% de los préstamos bancarios personales y 26.3% de las cuentas de tarjeta de crédito están en suspensión de pagos. En cambio, la Caja Económica reporta que solo 0.6% de los clientes del empeño han fallado en sus pagos.

Mientras que han bajado otros tipos de préstamos, los de empeño no han dejado de aumentar rápidamente. La Caja Económica planea duplicar el número de sucursales que ofrecen ese servicio para fines de 2015.

Marianne Hanson, economista de la Confederación Nacional de Comercio, señaló que muchos hogares de pocos ingresos, para los que el crédito fue toda una novedad hace unos años, “ahora están aprendiendo cómo funcionan los intereses y que tienen que buscar la alternativa más barata”. El crédito que requiere de alguna garantía, como el crédito prendario, encaja en ese entorno, aseguró. E incluso los hogares de clase media están recurriendo a las casas de empeño para tratar de romper el ciclo de la deuda.

Aunque las casas de empeño pueden constituir un salvavidas muy necesario, no dejan de plantear algunos riesgos.

Desde hace años, Valeria Ferraz, terapeuta holística de Sao Paulo, ha empeñado sus joyas para ayudarse a pagar las cuentas cuando su negocio está lento. Y las rescata cuando regresan los clientes.

“Me he vuelto adicta”, admite. “Es tan fácil obtener dinero extra que a veces lo hago aunque no lo necesita realmente.”

Ferraz admite que en una ocasión perdió un anillo de oro con diamantes porque no pudo pagar los intereses.

Cuando el cliente no paga, Caja Económica exhibe la prenda en su sitio Web. Las personas interesadas ofrecen a través de los cajeros automáticos del banco. Si el monto recaudado en la subasta es superior a lo que debe el cliente, éste recibe la diferencia. Pero ya que Caja Económica evalúa las joyas basándose solo en los materiales, sin tomar en cuenta la mano de obra, el precio de la subasta rara vez refleja el valor real.

Reinaldo Domingos, presidente de la Asociación Brasileña de Educadores Financieros, advirtió que aunque el crédito prendario es más barato que otras opciones, no deja de ser costoso. “Para mucha gente, la deuda sigue creciendo como bola de nieve”, observó.

Empero, para quienes pueden mantener bajo control los préstamos, el crédito prendario puede reemplazar a las costosas tarjetas de crédito. 

*bb

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