David Páramo

Análisis superior

David Páramo

4 Feb, 2015

Percepción contra realidad

Entre la lista de graves problemas nacionales destaca  la creencia de que las leyes son negociables... Bueno, hasta los altos en los semáforos.

Que la aplicación de las normas es un asunto de simpatías o antipatías. Algunos justifican esta lamentable práctica citando a Benito Juárez, quien decía: “con los enemigos la ley; con los amigos ley y gracia”.

Un ejemplo es el pequeño Gustavo Madero, que pretende sancionar al senador Ernesto Cordero por haber ido al Super Bowl en un viaje pagado con sus recursos (sería el colmo que con los salarios que tuvo como secretario de estado y senador no le alcanzara para un viaje de este tipo). ¿Fue el único senador de su bancada que faltó al inicio de sesiones? ¿Qué diferencia hay entre la inauguración del periodo con cualquier otro día?

Vamos, el principal enemigo el PAN debería estar preocupado por los moches y las denuncias de corrupción que hay en contra de sus cercanos... Ah, no, para ellos la gracia.

El presidente del PAN debería estar preguntándose si su capricho de ser candidato a la Presidencia de la República tiene alguna razón. Es probable que no lo comprenda. Pero se haría un favor si leyera el excelente libro de C.M Mayo Odisea Metafísica hacia la Revolución Mexicana en el cual se hace un excelente ensayo sobre Francisco I. Madero.

Si realmente pudiera usar el Manual de espirita que escribió su antecesor y comunicarse con él, muy posiblemente le haría ver el lamentable papel que está teniendo en la vida política nacional.

Que lo que consideramos como justo está por encima de la ley, lo que es una parte del síndrome de Pedro Infante. Vea a los defraudados de Ficrea, muchos creen que les asiste la razón, simple y sencillamente, porque ellos así lo desean sin importar cuál sea la verdad jurídica.

No son los únicos. No se puede reconocer que hay personas que, independientemente de la opinión que se pueda tener de ellas, obtienen la verdad jurídica. Un ejemplo es Raúl Salinas, quien enfrentó 19 años de juicios, lo que implica, por lo menos, dos administraciones del PAN que terminaron exonerándolo de las imputaciones que se hicieron en el gobierno de su hermano. Para muchos sigue siendo culpable sin argumentos.

Creer que las cosas son como las imaginamos y no como realmente ocurrieron. Tomando como ejemplo Ficrea, creen que el problema es la correcta acción de la autoridad y no el fraude que cometió la administración de esa sofipo.

¿Recuerda cuando el genial Álvaro Cueva “inventó” a un actor que se hacía pasar por el Chapo Guzmán y que hubo una gran cantidad de personas e incluso medios de comunicación que lo dieron por bueno a pesar de que advertía del engaño. Demostró que hay un gran sector de la sociedad que tiene una visión de la realidad sin importar la realidad misma.

Se cree también que somos inimputables de nada. Hasta el momento, ninguno de los defraudados ha reconocido que tenía la responsabilidad, con él mismo, de realizar análisis básicos como el tamaño de la cobertura de depósito. Otra manera de verlo es “no choqué, me chocaron”. También decir que todo se justifica diciendo “no era penal”.

Percepciones

Una buena parte del problema se concentra en las percepciones. No se cree en la verdad sino en lo que parece que es. En la mente de muchísimos mexicanos hay un claro, inobjetable y evidente, conflicto de interés en temas como, por ejemplo, las compras de vivienda que hicieron el Presidente de la República, su esposa y el secretario de Hacienda con la misma inmobiliaria.

Simple y sencillamente dicen que así es porque así lo creen. Evidentemente, no se llega a la discusión de fondo ¿Qué piezas integran el conflicto de interés? ¿Hay una causa directa entre estas transacciones y alguna decisión de cualquiera de los funcionarios?

Evidentemente no, puesto que no existen normas claras para definir qué es un conflicto de interés y que características tiene. Los que sí lo ven, recurren al compló o a suposiciones cada vez más descabelladas. Suponer es el principio del error.

Sin embargo, es muy rentable para defenderse de los hechos. Ahí está el lamentable Marcelo Ebrard diciendo que él es víctima de un complot y una venganza del gobierno federal por quién sabe qué cosas. Obvio, busca esquivar los evidentes fallos que se cometieron en el diseño, instrumentación y operación de la Línea 12 del Metro.

Seamos muy claros. El tramo no funciona y ese debe ser el foco de atención, así como encontrar a los responsables para presentarlos a la ley, no los berrinches y caprichos de un tipo que, nuevamente, se esconde tras las solapas de su papá político: Andrés Manuel López Obrador.

Ante la falta de argumentos se recurre al insulto, la agresión hacia gente que no puede defenderse con palabras que no podrían sostener de frente. No aceptan que alguien pueda tener una opinión informada en su contra, puesto que creen que los demás son corruptos. Como viven juzgan.

Así las cosas, se trata de un gran paso adelante la iniciativa de Enrique Peña Nieto, el ordenar al secretario de la Función Pública, el recién nombrado Virgilio Andrade, que determine si existe conflicto de interés y que los funcionarios públicos tengan que poner en su declaración patrimonial de mayo si, en su opinión, tienen algún potencial conflicto de interés.

Transparencia

¿Qué pasará cuando se conozca el fallo de esta investigación? Le puedo adelantar que los súper chairos dirán que Andrade fue coptado por el sistema, que se vendió o, como ya salieron algunos, que todo se trata de una farsa.

Las ocho acciones anunciadas por el jefe del Ejecutivo van en línea con una mayor transparencia y en contra de la corrupción. Tiende a establecer  normas claras que terminen con la especulación.

El Consejo Coordinador Empresarial, encabezado por Gerardo Gutiérrez Candiani, ha sido particularmente insistente en la lucha en contra de la corrupción. Los partidos políticos, tan puritanos como cínicos, no han hecho absolutamente nada a pesar de que sus candidatos lo firmaron en campaña.

La iniciativa privada ya dio un paso con su manual de ética empresarial y el Ejecutivo con estas ocho acciones. ¿Cuándo los partidos políticos?

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