Indicios de esperanza en la agenda de regulación bancaria de Basilea

La meta del Comité de Basilea sigue siendo restringir el arbitraje regulatorio bancario, esto es, el traslado de las actividades bancarias a países con reglas de capital débiles
Economía -
Indicios de esperanza en la agenda de regulación bancaria de Basilea. Foto Getty
Indicios de esperanza en la agenda de regulación bancaria de Basilea. Foto Getty

Por: Mayra Rodríguez Valladares

El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea publicó su lista de prioridades, documento que constituye una lectura obligada para los bancos y cualquiera que trate de determinar qué rumbo tomará la regulación bancaria en todo el mundo. El comité está formado por representantes de 28 países, Argentina, Brasil y México entre ellos, que elaborarán sus propias normas basándose en los lineamientos del comité.

Un interés central del comité este año es restringir que los bancos grandes usen modelos internos de crédito, riesgos de mercado y operativos para medir el riesgo de sus bienes. Estos modelos determinan cuánto capital necesitan los bancos para sustentar pérdidas inesperadas. Ya que los bancos no están obligados a calcular la tasa de riesgo ponderado de sus bienes, no hay forma de que los inversionistas, los analistas y los medios comparen debidamente los riesgos de los bancos. El comité de Basilea está tratando de que la tasa de riesgo ponderado de los bienes sea comparable. Eso permitiría que el mercado disciplinara a los bancos, vendiendo bonos o acciones de los establecimientos cuyo grado de riesgo no fuera de su agrado.

Una opción que puede considerar el Comité de Basilea es restringir el margen que tienen los bancos para calcular si propio capital regulatorio. El comité también podría exigir que los bancos fueran transparentes respecto de sus mediciones de riesgo. En la actualidad, los inversionistas en títulos y en contrapartes de los derivados del banco llevan a cabo sus transacciones de buena fe, no en proporciones confiables que les permitieran evaluar la verdadera calidad crediticia de la institución.

El comité también se está cuestionando, por fin, la práctica de determinar la probabilidad de suspensión de pagos de los bonos soberanos en cero de su propio país, sin importar lo que digan las agencias calificadoras o los indicadores del mercado, como el diferencial de crédito. Si el Comité de Basilea recomienda cambiar esta práctica, que tiene influencias políticas, los bancos que invirtieran en bonos soberanos de su país que no tuvieran calificación de inversión tendrían que elevar su valor, incrementar la retención de ganancias o desprenderse de bienes de riesgo a fin de cumplir con los requerimientos de capital mínimo de Basilea. Eso tendría un efecto negativo en los bancos de Rusia y de algunos países europeos, como Grecia, donde se ha deteriorado la calidad crediticia de los bonos soberanos. En Estados Unidos, los bancos que invirtieran en bonos de la tesorería no saldrían perjudicados, pues los rendimientos y las calificaciones implican prácticamente una probabilidad nula de que Estados Unidos suspenda el pago de sus deudas.

El comité también se impuso una ambiciosa meta para sí mismo. Ahora que ha finalizado todas las reglas de capital y otras protecciones conforme la serie de medidas de reformas conocida como Basilea III, tiene que analizar cómo interactúa entre sí estas reglas y cómo funcionan para que los bancos sean más seguros. Basilea III consta de reglas en gran variedad de áreas, por ejemplo, límites a la exposición crediticia y los próximos requerimientos respecto de absorción de pérdidas para los bancos de importancia global. Adicionalmente, las pruebas de tensión han desempeñado un papel cada vez más importante en Estados Unidos y en muchos países de Europa. El comité anunció que “evaluaría más a fondo las posibles interacciones entre esas medidas, así como el grado en que diversas medidas obligan a los bancos e impulsan su comportamiento”.

La agenda del Comité de Basilea será un reto para los sistemas de tecnología de la información de los bancos y les dará más información a los empleados técnicos, a los funcionarios de cumplimiento y a los auditores. Muchos bancos grandes siguen luchando por obtener datos de calidad, reuniendo exposiciones de riesgo e identificando con precisión y rapidez la concentración de las contrapartes. El Comité de Basilea tiene razón en preocuparse de que “conforme se vayan desvaneciendo los recuerdos con el tiempo, exista el peligro de que la mejoría de la capacidad de los bancos en estas áreas recibe un tratamiento de vía lenta”. Los sistemas de tecnología, los datos y los procesos de reporte de los bancos requieren una inversión significativa tanto financiera como en recursos humanos. Por desgracia, ya que los empleados de tecnología no generan ingresos como los corredores o los funcionarios de crédito, con demasiada frecuencia son despreciados en conjunto con el miope mote de “centro de costos” y no se les dan los recursos necesarios. Y en muchos casos estos profesionales no reciben una paga en un nivel que los incentive a realizar mejor sus funciones esenciales.

Pese a que algunos legisladores estadounidenses han tratado de presentar al Comité de Basilea como un cuerpo distante y ajeno cuya agenda regulatoria no debe de aplicarse a los bancos de Estados Unidos, nada podría estar más lejos de la verdad. A raíz de que quebrara el banco alemán Herstatt en 1974, afectando adversamente la cartera de divisas extranjeras de los bancos estadounidenses, los reguladores bancarios estadounidenses fueron de los primeros en reconocer lo interconectados globalmente que se habían vuelto los bancos y fomentaron a los reguladores británicos y japoneses a crear normas de capital internacionales uniformes. La meta del Comité de Basilea sigue siendo restringir el arbitraje regulatorio bancario, esto es, el traslado de las actividades bancarias a países con reglas de capital débiles.

Pero, a diferencia de los políticos, el Comité de Basilea no tiene que dividir su tiempo entre diferentes temas de interés para los votantes. Puede enfocarse en tratar de mejorar globalmente el capital y el manejo de riesgos de los bancos. Esta atención es muy anterior a los legisladores que actualmente están en el cargo y seguirá vigente mucho tiempo después de que ellos lo hayan desocupado.

Mayra Rodríguez Valladares es administradora de capital en MRV Associates, empresa de consultoría y capacitación en mercados de capital y regulación financiera de Nueva York. En Twitter, ella es @MRVAssociates

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