Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

13 Feb, 2015

El emprendedor mentalmente fuerte

Abrir una empresa es un poco como concursar en una prueba física de resistencia (digamos un triatlón ironman). Mucho tiene que ver la capacidad física que tienes, el entrenamiento que hayas recibido… pero llega un momento en que lo más importante es la fuerza mental que posees.

En los negocios nuevos, tanto el producto/servicio que vendes, el financiamiento que tengas, como tu equipo de trabajo son importantes, pero llega un momento en el que lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso es la fuerza mental del emprendedor.

Hace poco el Huffington Post publicó una serie de consejos para hacer a la gente mentalmente fuerte. Creo yo que la mayoría de estos consejos se puede aplicar (¡se deben aplicar!) de una manera más específica a los emprendedores y a todo aquel que esté empezando o llevando a cabo un proyecto ya sea personal o profesional.

Así que: Un emprendedor mentalmente fuerte debe…

…mantener el mando. Un emprendedor es el último responsable de todo lo que pasa en su empresa y debe tomar esta responsabilidad muy en serio. Es muy tentador culpar a empleados, clientes y proveedores por los problemas, pero el hacerlo no sólo es una pérdida de energía, sino que te resta poder y autoridad. El asumir la responsabilidad, aun cuando no en todos los casos sea tuya, es ejemplo de liderazgo y de compromiso. Por otro lado el conmiserarse y culpar a la mala suerte o a las circunstancias es también un desperdicio de energía, porque no consigue llegar a ninguna solución.

… amar los cambios. Los emprendedores, por definición, empiezan viviendo fuera de su zona de confort pero muchas veces, cuando llega una pequeñas dosis de éxito, es fácil dormirse en los laureles y acomodarse en los productos, servicios, clientes, proveedores que tenemos. Error fatal. Hacer esto es la antesala para ser comidos por la competencia sin darnos cuenta de qué está pasando. Siempre hay que estar con los tennis bien puestos para empezar a correr hacia nuevas metas.

…entender que hay cosas fuera de su control. El peor emprendedor, el que antes va a acabar en un manicomio, es aquel que piensa que puede controlar todo lo que pasa y todo lo que hace su gente. La ilusión de control es absolutamente falsa e imposible. Además es fundamental aprender a confiar en la gente (y en la suerte) y delegar responsabilidades y actividades.

…dejar de pretender ser “monedita de oro”. Sí, efectivamente, va a haber actitudes, palabras o acciones tuyas que no le gusten a la gente que te rodea. Pide opiniones de la gente en la que confías, pero oye sobre todo a tu instinto. Seguro va a haber gente que te diga que estás actuando mal. Ni modo. Confía en ti aun cuando te equivoques. A todos nos importa lo que piense la gente, pero la única persona que debe importarte eres tú.

… desprenderse del pasado. Si en el pasado hubo errores, deja de lacerarte con ellos o de pensar que te predisponen a desaciertos en el futuro. Analiza lo mal que has hecho, aprende de las equivocaciones y ve para adelante. Nadie puede tener éxito si sigue pensando en el error que cometió en  2001.

… lidiar con cometer los mismos errores. Por más que diga el dicho “no tropieces dos veces con la misma piedra”, la realidad es que tendemos a cometer los mismos errores, o muy similares, porque reflejan fallas que tenemos en nuestra persona o nuestra organización que no se solucionan por arte de magia. En la manera en que aceptes que estas equivocaciones son probables, mejor puedes estar preparado para resolverlos.

… tener paciencia. Roma no se construyó en un día. Facebook, tampoco.

… no rendirse después del fracaso. Desde que somos chicos nos enseñan que fracaso es lo contrario del éxito. Pero no es así. El fracaso es una parte necesaria para llegar al éxito. Después de un tropiezo (si es que tienes confianza en lo que estás haciendo), levántate, sacúdete, corrige el rumbo y sigue adelante.

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