La osadía griega termina en una victoria pírrica

Poco arsenal tenía Grecia para enfrentarse a los blindados alemanes. Su único elefante era la amenaza de una salida del euro, el temido 'Grexit'
Economía -
La osadía griega termina en una victoria pírrica. Foto: Thinkstock
La osadía griega termina en una victoria pírrica. Foto: Thinkstock

CIUDAD DE MÉXICO.- Era Pirro, allá en la Antigüedad Clásica, el rey de Épiro, una comarca periférica y montañosa de Grecia situada al sur de Macedonia. Conocía, por la lectura de la Ilíada, las gestas de Aquiles y por sus venas corría sangre de Alejandro Magno. Quiso infatuarse de gloria y replicar en Occidente las hazañas de su pariente Alejandro en Oriente, por lo que se embarcó en una guerra contra los poderosos romanos con un ejército de veinticinco mil infantes, tres mil jinetes y veinte elefantes traídos de la India. Los romanos, que nunca se habían enfrentado cara a cara contra elefantes, los creyeron bueyes. Pero cuando vieron aquellas moles venírseles encima se sobrecogieron de miedo y perdieron la batalla, si bien infligieron tantas pérdidas al ejército de Pirro que le borraron la sonrisa de su rostro y le quitaron la alegría de su triunfo. Desde entonces se conocen como victorias pírricas aquellas que se logran a un precio demasiado alto.

En ese eterno retorno que es la historia, Grecia se ha encontrado con otra victoria pírrica encarnada en el ambicioso primer ministro griego Alexis Tsipras. Admirador del Che Guevara hasta el punto de poner en su honor el nombre de Ernesto a uno de sus vástagos, llegó al poder con ínfulas de acometer una revolución en Europa, de mudar la forma de hacer política en el viejo continente para imprimirle un mayor acento social, y de enfrentarse a los recios y dogmáticos alemanes para combatir las políticas de austeridad que los germanos propugnan y que en el caso de Grecia han conducido a la nación a una situación catastrófica.

Acuerdo

Tras casi un mes de tiras y aflojas, de rifirrafes, de amenazas, de “faroles”, el viernes por fin pareció llegarse a un pacto que evita, en una primera instancia, la bancarrota de Grecia. Alexis Tsipras cantó el acuerdo como una “victoria” en donde se dejaba atrás “la austeridad, los rescates y la Troika”, esa tríada de instituciones conformada por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea que son los artífices de los programas de ayuda y que inspeccionan su cabal cumplimiento. Pero la realidad es que la supuesta victoria de Grecia es “pírrica”, y casi humillante.

Poco arsenal tenía Grecia para enfrentarse a los blindados germanos. Su único elefante era la amenaza de una salida de Grecia del euro, el temido “Grexit”, un suceso que nunca ha acontecido, nunca se ha visto, y que en caso de producirse podría ocasionar convulsiones en Europa al revelar la “reversibilidad del euro”, esto es, la posibilidad de que naciones que habían adoptado el euro salieran de la moneda única y sufrieran devaluaciones. Pero los alemanes nunca corrieron despavoridos. Es más, desde antes de que Tsipras llegara al poder proclamaron que su triunfo en las elecciones parlamentarias implicaría la salida “inevitable” de Grecia del euro, una circunstancia para la que ahora Europa estaba “preparada”.

Alivian nerviosismo

Ese elefante, esa amenaza, se difuminó por completo una vez que las propias autoridades griegas reconocieron que no concebían al país heleno fuera del euro.

A partir de ahí, la delegación griega no hizo sino empezar a doblar las manos, y hacer más y más concesiones hasta lograr una victoria “pírrica”, muy “pírrica”, por varias razones.

Uno, no habrá “nuevo rescate”, sino que todas las negociaciones se enmarcan dentro del “actual acuerdo”, que de por sí está ya sujeto a una serie de compromisos. Por lo tanto, lo que se pactó el viernes fue una “prórroga del actual programa de rescate”, algo que Tsipras quiso evitar a toda costa desde un principio, pues desde la campaña pregonó la muerte del “actual rescate”.

Dos, la prórroga, que será por cuatro meses, hasta junio, significa que Grecia tendrá acceso a los recursos del último tramo de este programa siempre y cuando se completen con éxito las revisiones de la Troika.

La otra opción

La solución dista mucho de lo solicitado por el gobierno griego, que consistía en un “crédito puente” que cubriera las necesidades de financiamiento hasta septiembre. Por tanto, Europa restó tiempo a Grecia para negociar una “revisión” del actual programa de ayuda y pronto estará sometido a más presiones de los líderes europeos.

Tercero, el acuerdo aún no está cerrado. La “prórroga del actual programa” implica cumplir con las condiciones ya pactadas. Y para que no haya duda de la fortaleza del compromiso, para reforzar la confianza en la palabra del gobierno griego, el eurogrupo forzó a Grecia, como se hace con los niños rebeldes, a redactar de su puño y letra una lista de compromisos que tendrá que entregar hoy, que promete cumplir a rajatabla y que tendrá que estar alineada con las condiciones del actual programa. Por tanto, y para escarnio del gobierno heleno, serán ellos solitos y a la vista del electorado los que se autoimpondrán esas condiciones que antes rechazaban.

Cuarto, y para más afrenta, la Troika, esa tríada de instituciones tan detestada por las autoridades de Grecia, será la encargada de palomear hoy lunes cada uno de los compromisos que contenga la carta del gobierno griego y evaluar si son suficientes o no. 

Quinto,  como parte de esos compromisos tendrán que garantizar que no darán marcha atrás en las reformas ya aprobadas bajo del marco del “actual rescate” y que no realizarán cambios a los pactos ya alcanzados de manera unilateral.

Negociación

Sexto, la principal victoria de Grecia  será obtener un reducido margen de maniobra fiscal, dadas las “circunstancias económicas” del país, para cumplir con algunos de los compromisos electorales, aunque se desconoce el tamaño. El gobierno griego solicitaba una reducción del superávit fiscal primario (excluyendo el pago de intereses) de tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a otro de 1.5 por ciento. Sin embargo, lo único que se dijo es que el nivel del superávit primario tendrá que garantizar la sostenibilidad de la deuda griega. 

Si la carta con la lista de compromisos del gobierno griego se ajusta a los parámetros que exige Europa y si se considera que es suficiente, la Troika dará el visto bueno y es de prever que el  martes el eurogrupo dé luz verde al acuerdo.

En caso contrario, se convocaría otra reunión del eurogrupo con carácter de urgencia para limar cualquier aspereza.

La urgencia es evidente si tenemos en cuenta que el actual tramo del programa vence el 28 de febrero y la prórroga ha de ser aprobada aún por los parlamentos nacionales, entre ellos el alemán y el griego. Además, y según las advertencias del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, era crucial alcanzar un acuerdo cuanto antes debido a la masiva salida de capitales de los bancos griegos, que ha registrado desde diciembre una fuga de depósitos que asciende a 20 mil millones de euros.

Los bancos de Grecia están cerrados hoy por ser feriado, pero se temía que la ausencia de un acuerdo el pasado viernes detonara otra corrida bancaria mañana martes en cuanto abrieran los bancos. 

Con poco margen

Entre tanto, y conforme se salva la hecatombe, los mercados lo festejan por todo lo alto. El viernes, tanto el Dow Jones como el S&P 500 terminaban en nuevos récords. Y es de prever que Europa tenga hoy un buen comportamiento en el mercado bursátil y de deuda una vez disipado el riesgo de contagio (y siempre y cuando la Troika no nos dé un susto).

Finalmente, el acuerdo pactado el viernes es de nuevo un golpe de autoridad de Alemania, y una advertencia sobre otras formaciones políticas que están surgiendo en Europa clamando una nueva forma de hacer política. Grecia, de momento, no ha podido cambiar casi nada. Y dudamos alcance mucho más para dentro de cuatro meses, cuando trate de negociar la revisión al actual acuerdo. Todo lo que quería Berlín estaba en el comunicado oficial del eurogrupo. Como dijo con algo de sorna el implacable ministro de finanzas alemán Wolfgang Schaeuble en la rueda de prensa del viernes posterior al acuerdo, “gobernar es muy distinto de soñar”. El iluso y visionario Pirro también fue al final derrotado por los romanos.

* Director de llamadinero.com

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