Lo que debes saber sobre las bacterias

Antes de que corras a librarte de ellas, es importante que sepas que la mayoría de estas ‘inquilinas’ diminutas viven en perfecto equilibrio contigo
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Son muy pocas las zonas del organismo que pueden considerarse libres de bacterias. Foto: Getty
Son muy pocas las zonas del organismo que pueden considerarse libres de bacterias. Foto: Getty
CIUDAD DE MÉXICO.- Por lo menos dos kilogramos de tu peso corporal actual corresponden a microorganismos, de estos forman parte 100 billones de bacterias que lo habitan de manera permanente. 
 
Antes de que corras a bañarte con jabón antibacterial o buscar otra manera de librarte de ellas, es importante que sepas que la mayoría de estas ‘inquilinas’ diminutas en tu cuerpo, que suman unas 400 especies, viven en perfecto equilibrio contigo. Es más, sin ellas tu existencia no sería viable.
 
 
Son muy pocas las zonas del organismo que pueden considerarse libres de bacterias, como el corazón, la sangre, el líquido cefalorraquídeo, el cerebro, la médula ósea y las vías aéreas inferiores. Lo demás, hasta el cabello, es parte de su 'territorio'.
 
Cada grupo tiene una función específica, como la fabricación de proteínas, la eliminación de elementos nocivos y son fundamentales para frenar el crecimiento de otros microorganismos que sí son dañinos, según explica en su libro, "Microorganismos ¿Aliados o adversarios de la salud humana?, el doctor Luis Castelazo Ayala.
 
Cabe explicar que todos estos microscópicos seres son benéficos, siempre y cuando se mantengan en equilibrio.  Éste se puede romper cuando su cantidad aumenta o se reduce de manera desmesurada o cuando se desplazan a sitios que normalmente no habitan. 
 
En caso de que esto suceda se presentan enfermedades y, dado el caso, poner en peligro la vida. La caries, el acné y algunas diarreas son algunas consecuencias de ese desequilibrio.
 
Para empezar a conocerlas hay que entender que todas conforman un sistema conocido como microflora normal y que dependen del sitio en el que habitan.
 
Estas son las más comunes:
 
- La piel. Muchas viven entre las fisuras, las escamas y los folículos pilosos del órgano más grande del cuerpo. Conforman una barrera adicional en sus capas que ayuda a mantener la impermeabilidad, a controlar otros microorganismos, aportan defensas contra los rayos del sol y conservan el equilibrio. 
 
- En el cuero cabelludo residen el estafilococo y el corinebacterium, que son hábiles degradando grasas y descomponiendo tejidos de desecho.
 
- Nasofaringe. En la nariz y la faringe se encuentran el estreptococo y los estafilococos, que a su vez inhiben el crecimiento de algunos primos nocivos, como las neisserias, el estreptococo meningitidis y el estreptococo pyogeno, que cuando invaden causan infecciones, entre otros estragos.
 
- Sistema digestivo. Aquí se mueven y viven a sus anchas las bacterias; el 95 por ciento de ellas colonizan el intestino grueso. Esta microflora tiene un papel fundamental en el bienestar, al punto que se sabe que su modulación garantiza procesos relacionados directamente con la nutrición, en concreto con la producción de suplementos, vitaminas, minerales y enzimas que incluso llegan a mejorar lo que la gente consume. 
 
Entre las más amigables están los bacteroides fragilis, el melaninogenicus, el oralis, los lactobacilos y las bifidobacterias. Todos constituyen una importante fábrica de ácidos grasos de vitaminas B, D y K; ayudan a recuperar calcio, hierro y magnesio, y sobre todo previenen la invasión de otras bacterias que pueden causar enfermedades. Son un eslabón muy importante en la cadena de defensa del organismo; también fermentan y descomponen todo lo que el cuerpo no digiere, para que pueda eliminarlo, como los residuos, la fibra digital y el moco.
 
- Boca. Se estima que por cada centímetro cúbico de saliva hay 100 millones de bacterias. La temperatura, la humedad y la estructura de la boca aportan las condiciones para que estas crezcan. 
 
Muchas son eliminadas en el intestino, luego de ser tragadas; algunas cumplen un papel clave en el paso del proceso digestivo, que se da en esta cavidad, sobre todo en los procesos enzimáticos que degradan almidones y preparan el bolo alimenticio a través de la saliva.
 
La higiene bucal adecuada es fundamental para mantener el balance de este minisistema.
 
Para mantener este balance manteniendo una higiene normal, no es recomendable el el uso desmedido de jabones, desinfectantes, antisépticos, perfumes y exfoliantes, entre otros, sumado a la susceptibilidad de una persona, ya que puede alterar el equilibrio de la microbiota de la piel, dejándola vulnerable.
 
Tener buenos hábitos en la alimentación, el descanso reparador, el manejo adecuado del estrés y la actividad física ayudan a estar saludables y tener fuerte al sistema inmunológico.
 
Con información de EFE y el Tiempo
 

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