Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

16 Mar, 2015

La inestabilidad financiera que estalló a finales de 2014, por el petróleo, fue magnificada por su componente monetario

El anuncio norteamericano a finales de 2014 —que por su desarrollo tecnológico iba a poder generar una masiva oferta de petróleo proveniente de granulitas de esquistos impregnados de petróleo— impactó al mundo, especialmente cuando se hizo evidente que Estados Unidos tenía la capacidad probada de cumplir su intención de convertirse de importador a país autosuficiente y exportador en materia energética, por el petróleo que podría  producir.

La volatilidad que se vivió en todo el mundo a partir de esos últimos meses de 2014, con el consecuente desplome de los precios del petróleo, ha tenido efectos en las economías de los demás países, obligándolos a tomar medidas prudenciales cada vez más fuertes para proteger sus variables macroeconómicas, igual que sus precios relativos internos.

El consecuente poderío creciente del dólar norteamericano tuvo el efecto de depreciar a las demás monedas, que fueron perdiendo valor relativo vis-à-vis su divisa, que no había tenido tanto valor desde hacía mucho tiempo.

Fueron diversos acontecimientos los que hicieron crecer el poderío de Estados Unidos, culminando con la revaluación masiva de su moneda, que terminó depreciando a las otras monedas, incluyendo al poderoso euro, que retornó a su paridad original que existió cuando surgió al mundo por primera vez, hace más de una década.

Y México, por su cercanía geográfica con EU, e integración con su economía, cuya moneda fue una de las causas más significativas de dicha inestabilidad monetaria, se vio obligado a tomar medidas fuertes, incluyendo ventas diarias de millones de dólares de su reserva internacional de divisas.

Lo importante es que, no obstante su paridad con el dólar norteamericano, que se encontraba en torno a 13 unidades por dólar al inicio de la crisis, fue perdiendo terreno hasta acercarse esa paridad a 16 pesos por dólar, el viernes de la semana pasada.

De manera que no obstante su nivel de depreciación  —cercana a 18%— en 2014 y lo que va de este año, el peso mexicano ha mostrado importante resistencia, como el caso de algunas monedas de economías desarrolladas, como el yen japonés, inclusive más resistencia que el euro.

Existen otras monedas que tienen más resistencia al dólar, como la rupia de la India, que apenas se ha depreciado 1.07% en estos meses, y el yuan chino, que sólo se ha depreciado 3.59% en todo este mismo periodo.

Por otro lado, el rublo ruso ha sido una de las monedas más afectadas, que ha caído 86% frente al dólar. Y en América Latina, el peso colombiano es de las monedas de los países emergentes que más ha caído, 36%, igual que el peso argentino, que se depreció 35 por ciento.

El euro, por su parte, reflejó la creciente debilidad de los países europeos, que finalmente tomaron medidas de protección a través del Banco Central Europeo. En los 15 meses de crisis europea, el euro regresó a su nivel cercano a una paridad de uno a uno frente a la divisa norteamericana, ya que se depreció 23% frente al dólar.

Por otra parte, el fortalecimiento del dólar frente a otras monedas además ha provocado que esas también se hayan depreciado frente al peso mexicano. Por ejemplo, el rublo ruso se ha desplomado 36% frente al peso y el euro ha caído 8.56% frente al peso. Igualmente, el real brasileño ha caído 11% frente al peso, desde 2014 hasta la fecha.

Los norteamericanos se han defendido como nadie imaginaba y, de hecho, fueron causa fundamental de ella por su extraordinario éxito en la producción de petróleo mediante la revolución tecnológica del esquisto, un pequeño granulito que contiene petróleo por dentro; Estados Unidos conquistó su explotación por su desarrollo tecnológico.

El tiempo nos dirá si EU, Canadá y México continuarán explotando el petróleo del esquisto, que se encuentra abundante en estos países, y si logran extraerlo a un precio que compita con el petróleo de las fuentes tradicionales, sean terrestres o submarinas.

*Economista

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