El futuro de la Alianza del Pacífico está en Asia

A diferencia del Mercosur, cuyos países integrantes se encuentran en recesión, o muy cerca de ella, Chile, Colombia, México y Perú siguen creciendo y atrayendo la atención del mundo
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De izquierda a derecha, los presidentes de Chile, Michelle Bachellet; Perú, Ollanta Humala; México, Enrique Peña Nieto, y el de Colombia, Juan Manuel Santos, durante  la más reciente reunión cumbre del grupo de integración económica. La Alianza del Pacífico representa 35 por ciento del Producto Interno Bruto de América Latina.  Foto: Cortesía http://alianzapacifico.net
De izquierda a derecha, los presidentes de Chile, Michelle Bachellet; Perú, Ollanta Humala; México, Enrique Peña Nieto, y el de Colombia, Juan Manuel Santos, durante la más reciente reunión cumbre del grupo de integración económica. La Alianza del Pacífico representa 35 por ciento del Producto Interno Bruto de América Latina. Foto: Cortesía http://alianzapacifico.net

LONDRES.- El mayor potencial de la Alianza del Pacífico (AP), integrada por Chile, Colombia, México y Perú, reside en su capacidad de atraer inversión extranjera, en particular de Asia, donde los cuatro países tienen acuerdos de libre comercio. Este grupo, concretado en la Declaración de Lima de abril de 2011, ha atraído la atención de 34 países de todos los continentes en calidad de observadores ya que juntos, los participantes, representan 200 millones de consumidores y el 35% del Producto Interno Bruto de América Latina.

Durante su pasada reunión , organizada por el Instituto de Estudios Estratégicos en Colombia, diversos representantes de gobiernos asiáticos urgieron a ser admitidos como miembros de pleno derecho.

Los cuatro gobiernos han actuado rápidamente. En 2013 firmaron un acuerdo para abolir los aranceles sobre 92 por ciento del comercio de mercancías, y el resto será liberado para 2020.

Han eliminado los requisitos de visas turísticas para los ciudadanos de cada país y han abierto algunas embajadas compartidas.

Los mercados accionarios de Chile, Colombia y Perú acordaron formar una bolsa regional llamada MILA, y la bolsa de México se unió en enero.

Dos cosas han despertado el interés de los que están fuera. La primera es que los gobiernos miembros comparten el compromiso con los mercados libres, el libre comercio y la democracia.

Eso los distingue de los gobiernos más estatistas, proteccionistas y, en algunos casos, autoritarios del grupo comercial Mercosur, que incluye a Argentina, Brasil y Venezuela. Aunque estos tres están en recesión, o cerca de ella, las economías de la alianza siguen creciendo, aunque más lentamente que en el pasado.

El segundo atractivo de la alianza es su escala. Comprende a 200 millones de personas, 35 por ciento del PIB de Latinoamérica y la mitad de sus exportaciones. Es un segundo Brasil, según señalan a menudo sus promotores. Excepto que no lo es.

Pocos nexos internos

La realidad de la Alianza del Pacífico es que sus miembros, separados por enormes distancias y malas comunicaciones, tienen pocos nexos económicos.

El comercio dentro del grupo es un porcentaje diminuto y ligeramente declinante del comercio total de sus miembros. Si hay un equivalente latinoamericano de la cadena de suministro manufacturero del este asiático no radica dentro de la alianza sino en la integración de México con Estados Unidos.

Incluso el comercio dentro del bloque del Mercosur es más importante como proporción del total del grupo que el de la alianza, aunque también está cayendo, y, para disgusto de los inversionistas en los cuatro países, la MILA se ha visto limitada por una falta de progreso en la armonización de las reglas.

Los optimistas dicen que apenas ahora la AP está empezando a desarrollarse.

“Nos estamos descubriendo unos a otros”, dijo recientemente el secretario de Relaciones Exteriores de México, José Antonio Meade, señalando un aumento en los acuerdos comerciales y en el turismo entre los cuatro países.

El ministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia, Mauricio Cárdenas, ve oportunidades para sus agricultores y manufactureros, ahora que el auge de las materias primas ha terminado y la moneda está más débil.

Los cuatro miembros pudieran ganar además por el trabajo conjunto en inteligencia de mercado y en facilitación comercial, reduciendo el papeleo, por ejemplo.

En la brújula de Asia

Sin embargo, el mayor potencial de la alianza pudiera radicar en atraer la inversión extranjera, particularmente de Asia, donde los cuatro países tienen acuerdos comerciales, lo que implica importantes facilidades toda vez que el flujo de mercancías es más fluido.

Durante la reciente reunión del gurpo realizada en Cartagena, Colombia, funcionarios de Australia, Japón, Corea del Sur y los países de la Asociación de Nacionenes del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus sigles en inglés) se mostraron especialmente entusiasmados por lazos más estrechos, en algunos casos viendo en la alianza una manera de competir con la creciente influencia de China en Latinoamérica.

La Alianza del Pacífico parece casi tomada por sorpresa por su propio éxito diplomático. Sus líderes dicen que necesitan sentarse a dialogar para llegar a un acuerdo y resolver lo que quieren de ésta, y lo que pueden ofrecer a los países observadores.

Una afirmación de sus valores políticos compartidos mejoraría la identidad de marca del grupo, ayudando a atraer inversiones.

El único signo de esto hasta ahora, sin embargo, es una política conjunta sobre el cambio climático.

El Mercosur, con ventaja

La alianza es una respuesta al Mercosur, pero tácita. Sobre este tema, los cuatro no piensan igual.

El gobierno de centro-izquierda de Chile siente afinidad con Brasil, al cual exporta más que sus tres compañeros de la alianza combinados.
Inspiró recientes reuniones entre los dos bloques para explorar “la convergencia en la diversidad”, en la torpe formulación chilena.

Los funcionarios brasileños señalan que el comercio de su país con Chile, Colombia y Perú será casi totalmente libre para 2019.

“Las visiones no son totalmente contradictorias, pueden ser complementarias”, argumentó Celso Amorim, quien ha sido ministro de Relaciones Exteriores y de Defensa de Brasil.

Ciertamente. Sin embargo, podría dejar de ser así si la Alianza del Pacífico respalda a su prometedora marca fortaleciendo su identidad política.

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