Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

20 Mar, 2015

Mujer emprendedora busca…(socio)

La decisión más importante de tu vida es elegir a esa persona ideal. La persona que en las buenas y en las malas, en la pobreza y en la prosperidad, en la salud y en la enfermedad, en las noches de desvelo y en los días en donde ya no puedes más, en los grandes éxitos y monumentales fracasos estará a tu lado.

Y no, no me refiero al amor de tu vida, sino al socio en un negocio.

Buscar socios es una cuestión natural de las empresas, ya sea porque empiezan como un proyecto compartido o porque las necesidades de crecimiento (dinero, experiencia, habilidades) hacen imperativo que te alíes con otras personas para compartir una parte de las responsabilidades diarias del negocio.

No es una decisión fácil… O, más bien, es una decisión más difícil de lo que aparenta ser. ¿Por qué? En un principio, cuando uno busca una pareja de negocios (sea en la proporción que sea) y todo es “miel sobre hojuelas” (planes comunes, emoción, ideas, liquidez) menospreciamos la necesidad de pensar y analizar bien las cosas… Pero después, cuando el ritmo natural de los negocios torna las cosas más difíciles, nos arrepentimos o nos damos de topes contra la pared por no haber visto el panorama completo de esa alianza.

Elegir un socio, es cierto, tiene que ver con ese sentimiento intuitivo que te dice si van a hacer una buena pareja. Pero como con cualquier otra relación, además de lo que dice el corazón, se debe analizar fríamente y escuchar lo que te dice la cabeza.

¿Qué es lo que necesitas analizar?

1.- Misma visión. El punto principal es que ambos tengan una idea compartida de hacia dónde quieren llevar el negocio. Cuáles son los objetivos a largo plazo, cuál es el camino adecuado para lograrlo. No, definitivamente no necesitan ser visiones idénticas (al contrario, la discusión y opiniones enriquecen cualquier negocio) pero  sí tiene que existir una completa congruencia en el objetivo final.

 2.-Diferentes habilidades. No necesitas un clon, necesitas un socio. Necesitas alguien que aporte al negocio algo que tú no puedes dar. Ya sean aptitudes técnicas, operativas, contactos, etcétera.

 3.- Los pequeños detalles. Como en el matrimonio, a fin de cuentas, son los pequeños detalles los que hacen o deshacen una relación. Fíjate en los hábitos de trabajo, en sus horarios, en la manera en que maneja la presión y las responsabilidades, en la manera en que se relaciona con los empleados o con el resto de la gente y, sobre todo, en la actitud que tiene hacia el dinero y su manejo. De nuevo: no necesitan ser maneras iguales a las tuyas pero sí tiene que existir una comodidad en poder trabajar con una persona así.

 4.- Su manera de pelear. Sí, puede parecer ridículo, pero una de las mejores manera de medir el éxito de cualquier relación es evaluando cómo pelea la persona o cómo se comporta en el momento de enfrentar problemas o estrés. Porque si hay una cosa segura es que, tarde o temprano, van a existir problemas y discusiones y la manera en que estos se manejen y resuelvan es fundamental. ¿Es abierto para aceptar críticas y comentarios negativos? ¿Pelea limpio, de una manera adulta o es un kamikaze a la hora de las discusiones? ¿Enfoca el enojo? ¿Es grosero a la hora de enojase?

 5.- No decidas sólo por dinero. Puede ser muy tentador elegir un socio sólo (o principalmente) por el dinero que puede aportar a tu empresa, que muchas veces es como un oasis en el desierto financiero. Pero evita a toda costa hacerlo sin evaluar los puntos anteriores. A fin de cuentas, elegir un socio es como elegir al amor de tu vida y como bien cantaban The Beatles: Can't buy me love.

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