Opinión del experto

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27 Mar, 2015

Banca sólida y con buenas perspectivas de crecimiento en México

Por Marcos Ramírez Miguel*

La banca mexicana es de las más sólidas y mejor capitalizadas del mundo, con un índice de capitalización promedio (ponderado por activos) de 15.6, entre las 45 instituciones que forman el sistema bancario mexicano. De hecho, para México fue relativamente sencillo ser el primer país en cumplir con los criterios de Basilea III en términos de requerimientos de capital. No obstante lo anterior, si bien un alto grado de capitalización es una condición necesaria, no es suficiente para que la banca desarrolle todo su potencial para ser el motor de financiamiento del país. En este sentido, considero que la banca tiene una gran oportunidad en México, debido principalmente a la baja penetración crediticia. En el presente artículo trataré sobre el origen de la baja penetración del crédito, así como de mi perspectiva optimista para la banca hacia delante.

La historia de la banca en México es relativamente nueva comparada con las que tienen otras economías. Recordemos que a inicios de los ochenta el gobierno decidió nacionalizar la banca. Si bien se reprivatizó algunos años más tarde, desafortunadamente la crisis de 1994-1995 llevó a la mayoría de los bancos mexicanos prácticamente a la quiebra. Debido a esta era de grandes expansiones y de crisis profundas —que afortunadamente quedó en el pasado—, hemos observado sólo un ciclo de crédito completo en este siglo. En mi opinión, éste se registró de 2001 a 2009, en donde el crédito creció a una tasa promedio de 13.9 por ciento durante la fase de expansión y se desaceleró a una tasa promedio todavía mayor (16.9 por ciento).

Cabe señalar que en el momento más álgido de la desaceleración, la cartera vencida como porcentaje de la cartera total aumentó a una tasa cercana a 3.0 por ciento. El “nuevo ciclo” inició en 2010, en donde el crédito ha crecido a una tasa promedio de 6.0 por ciento. No obstante lo anterior, el año pasado el crédito se desaceleró a 4.2 por ciento y la cartera vencida hoy en día representa 3.3 por ciento de la cartera total, concentrada principalmente en créditos personales.

Estos datos, particularmente si observamos las altas tasas a las que ha crecido el crédito (por arriba del PIB nominal) y las bajas tasas de morosidad, reflejan la fortaleza del sistema bancario mexicano. En este sentido, no hemos visto crisis financiera interna en veinte años, a pesar de la crisis económica global de 2008-2009, en donde una gran cantidad de bancos de otros países (más de mil instituciones) tuvieron que cerrar sus puertas.

En donde no hay duda de que existe un área de oportunidad muy grande para la banca en México es en la baja penetración crediticia. El crédito de la banca comercial al sector privado no financiero apenas rebasa 16 por ciento del PIB, cuando este cociente se ubica alrededor de 20 por ciento en Perú, por arriba de 40 por ciento en Colombia, cerca de 50 por ciento en Brasil y por arriba de 70 por ciento en Chile. Esta baja penetración crediticia se debe a dos factores: 1) el alto nivel de informalidad en nuestro país, en donde cerca de dos tercios de la fuerza laboral se encuentra trabajando en el sector informal, de acuerdo a información oficial; y 2) al ineficiente proceso de recuperación de garantías cuando los préstamos se dejan de honrar.

En este sentido, de acuerdo a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, a la banca comercial le toma tres años en promedio recuperar una casa cuando el préstamo hipotecario relacionado cae en cartera vencida. Esto aumenta los costos y hace más difícil que la banca otorgue crédito a ciertos sectores de la sociedad, principalmente a los que se encuentran laborando en la informalidad.

Mi perspectiva optimista para la banca en México se fundamenta en que nuestro país observará mayores tasas de crecimiento hacia delante debido al impacto positivo que tendrán las reformas estructurales aprobadas que se encuentran en etapa de instrumentación, así como el mayor crecimiento que es muy probable que observe Estados Unidos en los próximos años.

En cuanto al impacto de las reformas estructurales, quiero resaltar la reforma financiera. La buena noticia es que una vez instrumentada, ésta va a propiciar un incremento significativo en la colocación de crédito. Lo cual se debe principalmente a que se hará más sencilla y expedita la reposición de garantías cuando los acreditados incurren en impago, mediante la creación de jueces y juzgados federales especializados en litigio bancario, además de hacer más sencillos varios procesos, como el de notificación. Es por ello que considero que las mejorías que podría llegarse a instrumentar en el proceso de recuperación de colateral, producto de la Reforma Financiera, podrían beneficiar el proceso de bancarización de la población.

*Director general de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan en este artículo no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, por lo que son responsabilidad absoluta del autor.

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