Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

31 Mar, 2015

¿No se ha ido de vacaciones? ¿Por qué? ¿No quiso, o como en no pocos casos, no tuvo con qué?

Desde el jueves por la tarde o el viernes por la mañana, centenas de miles si no es que millones de mexicanos, con un celo y una vocación para la holganza que es de causar admiración, partieron con los suyos a tomar —lo que de manera unánime todos ellos consideran—, unas merecidas vacaciones.

Apenas hoy, el año cumple su primer trimestre, y ya llevamos acumulados días de asueto que sin duda, su número debe sorprender a más de uno, tanto aquí como en no pocos países. La pregunta pues, aún cuando uno se resista a aceptarlo, es obligada: ¿Son merecidas dichas vacaciones y tantos días de asueto, para un país que se debate —desde hace más de tres decenios—, en la peor de las mediocridades dado el nivel de su crecimiento económico? ¿Acaso los niveles de productividad de nuestra economía durante esos más de 30 años, justifican tanto día fuera de las actividades productivas?

Esa conducta tan nuestra, tan profundamente arraigada en la mentalidad de decenas de millones de mexicanos en todos los sectores de la sociedad sin dejar de lado actividad alguna, ¿acaso es a tal grado inocua,  que no acarrea consecuencias negativas para el desarrollo y el crecimiento económico pero sobre todo, para el futuro del país?

¿Cómo le han hecho los países que hoy gozan de una calidad de vida tal, que causa envidia en prácticamente todo el mundo? Muchos de ellos, destrozados al final de la II Guerra Mundial, hoy lucen como si nada hubiera perturbado su vida cotidiana durante aquellos trágicos años.

En otros casos, países cuyos habitantes se debatían en una ofensiva miseria y sufrían los efectos de una pésima calidad de vida no hace muchos años, hoy causa admiración la transformación que han experimentado. Otra vez la pregunta surge sin que alguien se atreva a detenerla: ¿Qué hicieron y sobre todo, cómo le hicieron para dejar aquella situación y ser hoy modelo a seguir?

Otros más, hace dos generaciones, cuarenta años, nos veían como algo inalcanzable por nuestra calidad de vida pero ahora, después de esos años de hacer lo que aquí parecemos desconocer, están años luz delante de nosotros y son, también, ejemplo de lo que un pueblo puede hacer cuando se decide pero, la pregunta sigue siendo válida, ¿qué es lo que ellos si hicieron bien, y nosotros hicimos mal?

¿En verdad no sabemos, o como muchos aquí y afuera señalan con cierta sorna, sí lo sabemos pero no queremos hacerlo? ¿Será posible esto? ¿En verdad no queremos cambiar? ¿Nos satisface más vivir en esta porquería, que poner en práctica lo que a otros países ha llevado al lugar donde hoy están?

A usted, ¿dónde en verdad le gustaría vivir? ¿En este desastre que hemos construido con un celo digno de mejor causa, o en un país que es modelo de desarrollo, civilidad y calidad de vida? Es más, si usted es de los que por las razones que fueren desea permanecer en México,  ¿no le gustaría que nos pareciéremos más a un país que vive de manera civilizada, y donde la ley es respetada y la autoridad la hace respetar, que a uno como Zimbawe por ejemplo? Si éste fuere el caso, ¿por qué no se atreve a expresarlo? ¿Por qué no lo dice abiertamente?

Por último, ¿ya sabe qué hicieron aquellos países que hoy vemos con envidia? ¿Por qué no lo averigua?

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