Clientes de aseguradoras se benefician de avances tecnológicos

La tecnología moderna ayuda a las compañías a medir el riesgo individual con mucha más precisión
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 Seleccionar a los clientes de bajo riesgo y descartar a aquellos que resultarán ser una carga se está volviendo mucho más fácil. Foto: Getty
Seleccionar a los clientes de bajo riesgo y descartar a aquellos que resultarán ser una carga se está volviendo mucho más fácil. Foto: Getty
Los conductores que compran seguros a Progressive, una compañía de seguros estadounidense, tienen una opción: Pueden ofrecer algunos datos de información sobre sí mismos y recibir una cuota basada en el comportamiento de personas similares, o pueden instalar un pequeño dispositivo en sus autos.
 
El aparato monitorea su forma de conducir y ajusta la tarifa que pagan en consecuencia. Quienes evitan frenar bruscamente y permanecen fuera de los caminos en las noches pueden obtener un descuento de hasta 30 por ciento sobre la prima genérica.
 
Foto: Progressive
 
A quienes conducen relativamente poco, Metromile, una aseguradora basada en San Francisco, simplemente les cobra por distancia recorrida.
 
Discovery, una compañía sudafricana de seguros de salud que se ha extendido a Europa y Asia, tiene tres millones de tenedores de pólizas que han optado por un plan similar. Pueden obtener descuentos demostrando que cuidan de sí mismos, por ejemplo usando un dispositivo que monitorea su condición física o uniéndose a un gimnasio. 
 
Oscar, una aseguradora de Nueva York, da a los asegurados un rastreador de condición física: Cuando alcanzan una meta establecida – digamos, caminar 10,000 pasos en un día – reciben un reembolso de un dólar.
 
Las aseguradoras típicamente dependen de aspectos más directos para evaluar el riesgo, como edad, sexo y estado marital. Sin embargo, suponer que todos los conductores varones, jóvenes y solteros son imprudentes, por ejemplo, y que las conductoras de edad mediana y casadas son cautelosas, a menudo es impreciso. 
 
También involucra subsidios cruzados injustos: Los varones jóvenes prudentes y responsables ayudan a pagar por las mamás que conducen demasiado rápido.
 
La tecnología moderna ayuda a las aseguradoras a medir el riesgo individual con mucha más precisión. 
 
Los dispositivos de monitoreo ofrecen una riqueza de datos, y también las redes sociales, los historiales de tarjetas de crédito y otros registros digitales. 
 
Un plan piloto en Estados Unidos por parte de Aviva, una aseguradora británica que desde entonces ha vendido su operación estadounidense, encontró que el análisis de los datos menos convencionales de un cliente potencial, como su comportamiento y sus hábitos de gasto en línea, eran tan efectivos al identificar sus riesgos de salud potenciales como un examen médico que incluyera pruebas sanguíneas y de orina.
 
De manera similar, Michal Kosinski de la Universidad de Stanford, en California, y colegas en la Universidad de Cambridge en Inglaterra concluyeron recientemente que las computadoras que son alimentadas con los “me gusta” de Facebook de una persona son mejores que un analista humano al predecir si fuman o consumen drogas. 
 
Darle “me gusta” a las películas de “Big Momma”, una serie de comedia en la cual un detective (Martin Lawrence) se disfraza de abuela gorda y flatulenta, está correlacionado con el uso de drogas. Un marcado gusto por las papas fritas rizadas es un fuerte indicador de inteligencia. Es poco probable que los fanáticos de Honda fumen.
 
Ese fisgoneo es solo el principio. Las aseguradoras hablan seriamente de una época en que sensores en las casas de los clientes alerten a plomeros de tuberías débiles antes de que estallen, cuando medidores de glucosa en los lentes de contacto lleven un registro de cuán saludablemente están comiendo quienes los usan.
 
Los dispositivos de monitoreo ofrecen una riqueza de datos, y también las redes sociales, los historiales de tarjetas de crédito y otros registros digitales. 
 
Todo lo cual pone en duda la lógica básica de la industria de los seguros, que es imposible predecir quién será alcanzado por qué infortunio y cuándo, y por tanto que la gente debería reunir sus riesgos en un fondo. Seleccionar a los clientes de bajo riesgo y descartar a aquellos que resultarán ser una carga se está volviendo mucho más fácil.
 
En el proceso, las aseguradoras podrían transformarse de tíos distantes que giran cheques en padres sobreprotectores siempre presentes y entrometidos. El premio para las más ágiles será enorme: La industria maneja más de 30 billones de dólares, casi tanto como los 36 billones de dólares administrados por los fondos de pensiones, y el año pasado tuvo utilidades de 338,000 millones de dólares.
 
La extracción de datos y el monitoreo no solo permiten a las aseguradoras determinar con más precisión el precio de sus pólizas, sino que también les permite modificar el comportamiento de los clientes.
 
“Pienso en nosotros como una Gran Madre”, dijo Brian Vannoni de Guidewire, una firma que analiza datos para aseguradoras.
 
El año pasado, Guidewire ayudó a predecir la dirección de un huracán en Australia, permitiendo que una aseguradora de hogares redujera el grupo de clientes cuyas casas necesitarían ser impermeabilizadas. 
 
Kimberly Harris-Ferrante, analista de seguros, cuenta de un cliente cuya base de datos identifica a los conductores poco prudentes para que los agentes los visiten en casa en un esfuerzo por convencerlos de cambiar sus hábitos. Kaiser Permanente, una aseguradora de salud estadounidense, hace algo similar con sus asegurados que corren más riesgo.
 
Progressive dice a sus clientes que usan sus monitores dónde tienden a conducir de manera poco segura y cuáles son sus debilidades; las curvas excesivamente pronunciadas, por ejemplo. Quienes reciben esa información chocan menos. 
 
Foto: Progressive
 
All Life, que asegura a las personas con enfermedades manejables como VIH y diabetes, les ofrece revisiones mensuales gratuitas. Si estas demuestran que no se están apegando a los consejos de sus médicos, sus primas suben.
 
Bastante felizmente, las personas tienden a responder cuidando mejor de sí mismas para no pagar más. Los asegurados de Discovery fueron menos al hospital y recibieron facturas menores después de unirse a su programa de monitoreo de salud.
 
Como resultado de esos programas, los fondos de riesgo serán más pequeños, dijo Jon Hocking de Morgan Stanley. Junto con el Boston Consulting Group, el banco produjo recientemente un informe que predice que el daño a los hogares asegurados caería en entre 40 y 60 por ciento si se adopta la tecnología más reciente. 
 
Los fondos de riesgo para los seguros de hogar y de auto podrían reducirse en hasta 109,000 millones de dólares, especuló el informe. También sugirió que las aseguradoras que usen las técnicas más recientes para seleccionar a los mejores conductores recibirían solo una novena parte de las reclamaciones de las firmas más tradicionales.
  
La demanda del seguro de auto supervisado de Progressive creció en 28 por ciento solo el año pasado. Ahora representa más de 2,000 millones de dólares en bonificaciones. Esto es parte de un crecimiento más amplio en esos planes de monitoreo, aunque respecto de una base baja.
 
Una consecuencia natural de una suscripción y determinación de precios individual más precisa es que algunos riesgos podrían revelarse como demasiado altos para ser asegurables. En algunos casos esto parece correcto: Los peores conductores del mundo quizá necesiten ser desalentados de tomar las calles. 
 
En otros casos, sin embargo, esos resultados plantearían preguntas difíciles: Si la gente que busca un seguro médico tiene una predisposición genética a una enfermedad mortal, es menos lo que podrían hacer al respecto.
 
Asimismo, quienes no quieren permitir que las aseguradoras analicen sus vidas privadas corren el riesgo de ser penalizados. Honeywell, una multinacional estadounidense, fue demandada recientemente, de manera infructuosa, por la Comisión de Oportunidades de Empleo Iguales por pedir a los empleados que ofrezcan datos biométricos a cambio de descuento en sus pólizas de salud. La comisión afirmó que el descuento era tan grande que representaba una coerción.
 
Sin embargo, las aseguradoras siguen adelante, en parte por temor a que, si no adoptan las nuevas tecnologías, otros lo harán. Un sondeo realizado por Gartner, una firma consultora, sugirió que casi la mitad de los consumidores británicos se sentirían felices de comprar seguros a compañías ricas en datos como Amazon o Google, y menos de 20 por ciento descartó de plano la idea. 
 
Esas compañías, señalan los observadores, tienen un conocimiento íntimo de sus clientes y se han ganado su confianza, dejándoles mucho mejor colocadas para desempeñar el papel de Gran Madre. Las aseguradoras, en comparación, están en contacto con la mayoría de sus clientes solo una vez al año.
 
Google ha empezado a incursionar en el terreno. En 2011, compró un sitio web llamado Beatthatquote.com, que permite a los usuarios comparar cuotas de seguros, entre otras cosas. Este mes, lanzó un sitio de comparación para seguros de autos en California y tiene licencias para hacerlo en muchos más estados estadounidenses.
 
En respuesta, las aseguradoras están ocupadas tratando de parecerse más a las compañías tecnológicas. El año pasado, Aviva contrató a un ejecutivo de Progressive, Adam Kornick, como su primer “jefe de conocimientos global”. Ayudará a establecer un “garaje digital” en una parte de moda de Londres, done los empleados puedan concebir grandes pensamientos. 
 
Allianz, una aseguradora alemana, está gastando 500 millones de dólares al año en actualizar sus capacidades digitales. Mucho de ese dinero irá a la creación de su propia nube de datos, apoyada por cinco centros de datos en todo el mundo, de manera que no tenga que confiar sus datos a alguien más.
 
Las asociaciones con las no aseguradoras son otra forma en que las aseguradoras convencionales mejoran sus operaciones. State Farm, una de las aseguradoras más grandes de Estados Unidos, ha hecho equipo con ADT, una compañía de seguridad doméstica que permite a la gente monitorear sus casas a distancia. Fitbit, que produce rastreadores de condición física parecidos a relojes, ahora trabaja con varias aseguradoras y patrones que quieren estar pendientes de sus asegurados y empleados.
 
Andrew Rosenthal de Jawbon, un competidor de Fitbit, dijo que las aseguradoras de salud estadounidenses están poniéndose en contacto con ellos porque “todas quieren saber cómo forjar relaciones con sus clientes”.
 
Si algún grupo debe preocuparse por estos cambios en los seguros, no son los clientes. Las aseguradoras afirman que la suya es una habilidad única que no puede ser copiada fácilmente, pero cualquier monitor de salud decente estaría emitiendo frenéticamente señales de advertencia en este momento.
 
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