Víctor Beltri

Víctor Beltri

2 Abr, 2015

Nuevas medidas de seguridad

La velocidad con la que fluye la información, en los días presentes, trae aparejados algunos problemas. La poca confiabilidad, la falta de rigor, el alud de opiniones irrelevantes. La sensación abrumadora de que todo ocurre al mismo tiempo, la dificultad de asignar prioridades, los ojos expectantes de la opinión pública.

Así, cuando ocurre alguna catástrofe parece que todo tiene que resolverse en el momento. Eso es lo que pide la audiencia, acciones concretas que solucionen un hecho determinado, incluso si éste no se ha realizado o su probabilidad es meramente marginal. En la era de las redes sociales lo que importa es la rapidez, que no tanto el contenido. Y esto, como hemos podido aprender de mala manera, no siempre es lo mejor.

Tomemos como ejemplo la industria aeronáutica. Es claro que la tragedia del vuelo de Germanwings tendrá como consecuencia inmediata —de hecho es el anuncio que comienza a pulular en los medios— la imposición de nuevas medidas de seguridad que tienen como objeto la prevención de incidentes similares al ocurrido en los Alpes franceses. Esto es, en concreto, que el copiloto nunca se quede solo.

Así, en nuestro país, desde hace un par de días es obligatorio que en todo momento se encuentren cuando menos dos personas autorizadas y entrenadas dentro de la cabina. Cuando alguno de los pilotos deba salir de la misma, el comandante de la aeronave designará a un tripulante para pasar a la cabina y garantizar que en todo momento la puerta pueda ser abierta para permitir el reingreso.

¿Cuál es el impacto real de una medida de este tipo? ¿Cuál será el costo, en términos económicos y de recursos temporales, de implementar una disposición elaborada de forma eminentemente reactiva a una situación muy concreta? La capacitación, la disponibilidad del personal, la elaboración de nuevos protocolos de trabajo e indicadores de desempeño, monitoreo y cumplimiento, pueden ser extremadamente costosos. ¿Cuál es la probabilidad real de este tipo de sucesos? ¿No hay otra manera de prevenirlos?

La seguridad no debe de traer aparejada la complejidad. A casi quince años del 11S, es difícil saber las vidas que se han salvado con las medidas de seguridad vigentes —y en muchos casos incomprensibles—, pero es sencillo advertir la complejidad que han creado para el usuario. El problema es que se atienden síntomas y no enfermedades, se dictan regulaciones como respuesta a lo que en realidad es casuística, y se dan soluciones simplonas a situaciones complejas.

La realidad es que la aproximación reactiva a los problemas de seguridad en la aviación está causando una sobreregulación que está estrangulando a una industria que tiene que competir por costos de forma despiadada. Es un círculo vicioso que erosiona el capital de trabajo y termina por reflejarse en mantenimiento menos estricto, personal menos preparado, controles que se relajan, menor calidad en el servicio y, al final, menos ingresos.

La normatividad no debe ser entendida como un conjunto de limitantes a situaciones específicas, sino como un marco que facilite la operación armónica de una industria determinada. Esto implica, necesariamente, atender a las causas y no a los efectos. Es muy distinto imponer la presencia de un tercer tripulante a dictar normas que promuevan, además de oportunidades de inversión, una competencia más sana, mejores condiciones laborales, colaboración real con los sindicatos. Esto es, crear las condiciones para que el problema no pueda volverse a presentar y no, simplemente, tratar de neutralizarlo.

Abordar problemas desde nuevas perspectivas, atender a las causas y no a los efectos, también es innovar. Lo invito a continuar la conversación a través de Twitter o de mi correo electrónico, donde responderé con gusto a sus preguntas. Innovemos juntos.

vbeltri@duxdiligens.com
@vbeltri

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