Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

9 Abr, 2015

Bienvenido pues, a la pesadilla; por favor, tome las cosas con calma

Este regreso a la realidad, como le he comentado ya, posiblemente será más complicado que los anteriores porque, el estancamiento económico que ya parece ser el acompañante eterno de nuestra economía, ha dado como resultado que la difícil situación que enfrentamos desde hace años, a medida que el tiempo transcurre sin hacer lo que deberíamos haber hecho hace tiempo, se complique aún más, y más rápidamente.   

Esto último, aun cuando pareciere imposible, sería parte central de la realidad que enfrentamos; ese agravamiento, ni preocupa ni ocupa a quienes integran nuestra clase política, sean gobernantes, funcionarios, legisladores o dirigentes políticos. Para ellos, casi sin excepción, las cosas marchan de maravilla. Sin embargo, para abonar al pesimismo, hay que decir que las reformas aprobadas en meses recientes, fue todo lo que pudimos lograr; el impulso reformador del principio, luce ya completamente agotado. 

Lo más preocupante es que cada día es más evidente la gravedad de los problemas estructurales de la economía sin que podamos disfrazarla, al decidir no enfrentarlos ni resolverlos; esto da por resultado, que no podamos dejar atrás el estancamiento y lo negativo que implica: magra creación de empleos, pésimos servicios de educación y salud, miseria y marginación, una inseguridad producto de la violencia generalizada
—que no  deja rincón donde los delincuentes no hagan impunemente de las suyas—, una corrupción sin freno y para complicar lo complicado, todavía enfrentamos una soberbia intelectual que pretende esconder una incapacidad pocas veces vista.

Hoy, como seguramente está usted enterado, el recorte presupuestal anunciado para el año 2016 será del orden de los 135 mil millones de pesos; a este monto habría que sumarle el de este año, 124 mil más, el cual, ya deja sentir sus efectos negativos. Si bien la suma de ambos apenas rebasa la cuarta parte del billón de pesos, el porcentaje que representa del Gasto total (sumado el de los años 2015 y 2016), escasamente alcanza el 2.5 por ciento.

¿En verdad, hay alguien con dos dedos de frente y conocimientos mínimos en materia de finanzas públicas, que acepte sin chistar, que con un recorte de ese orden vamos a enfrentar y resolver el grave problema de la debilidad y dependencia de nuestras finanzas públicas?

Por otra parte, ¿es posible que con la superficial aplicación de la metodología conocida Presupuesto Base Cero, vayamos a terminar con el dispendio de los recursos presupuestales el cual, durante decenios, mantuvo y estimuló conveniencias políticas mediante decenas de programas absurdos e inservibles?

A la realidad descrita en los párrafos anteriores, regresa usted de sus días de asueto; la complejidad que lo recibe o si lo prefiere, la gravedad económica que le abre sus brazos para arroparlo, está aquí para recordarle lo que uno tiende, fácil y rápidamente a olvidar.

No corra a integrarse a la tragedia que somos como país; tome las cosas con calma, paso a pasito, para que no le caiga de sopetón esta realidad la cual, de seguir así, libérrima y sin obstáculo alguno al frente, podría acabar con la estabilidad del país.

Regresa pues, usted a terreno conocido; a la pesadilla cotidiana que enfrenta y sufre pero, ahora recargada.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube