Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

13 Abr, 2015

Otra vez fallarán pronósticos de SHCP

No debiera causar extrañeza que Luis Videgaray no encuentre la llave para estimular el crecimiento de la economía; en realidad eso mismo les ha pasado a los secretarios de Hacienda de México los últimos 45 años.

En ese periodo, la economía ha crecido a un raquítico dos por ciento anual promedio, un poco más del promedio de los dos últimos años.

Y eso que también muchos de esos funcionarios impulsaron reformas estructurales de todo tipo: privatizaron empresas, abrieron la economía, reformaron leyes.

Lo que si causa extrañeza es que el secretario de Hacienda Videgaray siga creyendo que todo el secreto del crecimiento económico está en el gasto público.

Y más extrañeza, que hace un año decía que habría mayor dinamismo económico porque el gasto crecía y se ejercía mejor, y que hoy nos diga que habrá mayor crecimiento porque el gasto se ha recortado debido a la caída en los ingresos petroleros.

Las propias cifras nos dicen que el motor del crecimiento económico no está en el gasto público.

En 2000 el gasto público de México era en números cerrados de dos billones de pesos; este año llegará a cuatro billones.

Es decir, en 14 años el gasto público se ha duplicado. Y desde luego, el crecimiento económico no se ha dinamizado; más aún, la infraestructura urbana no es del primer mundo en ninguna parte del país; algo ha mejorado la infraestructura carretera, es cierto; los servicios  de salud han ampliado su cobertura aunque no su calidad; la educación es un desastre y los programas sociales no han sacado a la población de la pobreza, aunque sí muchas familias han salido del poder nadando en dinero.

¿A dónde se fue todo ese dinero?

Una buena parte se desperdicia en programas y acciones que no tienen ninguna repercusión; otra, se va en sueldos y salarios de la burocracia, donde se enlistan maestros, médicos, Ejército y cuerpos de seguridad; una más se la lleva a sus bolsillos la alta burocracia y los grupos sociales que han logrado poder político; otra, se va al pago de la deuda, que no es significativa y una más, a programas sociales de todo tipo.

El aumento de gasto derivado de los enormes ingresos petroleros del país se fue, en mucho, a la burocracia estatal y municipal que es donde se observa un crecimiento exponencial.

La realidad indica que el gasto público tiene poca incidencia en la eficacia de la economía y en su dinamismo.

Esa debiera ser una de las prioridades: que el gasto público empuje el crecimiento económico.

Pero la verdad es que a los gobiernos mexicanos les ha interesado más comprar grupos para fines políticos, o impulsar programas sociales con propósitos de elección o enriquecerse, que hacer que el gasto público empuje la economía.

Para este año, la Secretaría de Hacienda no quería fallarle de nuevo al pronóstico de crecimiento y lo que hizo fue apostar por una banda, de entre 3.2% y 4.2 por ciento.

El problema es que la banda no fue lo suficientemente amplia y por tercer año, lo más probable es que Hacienda vuelva a fallar.

Ya a estas alturas del partido, el Banco de México pronostica un crecimiento de sólo tres por ciento y a esa estimación se han unido ya varios grupos privados.

Si Hacienda quiere que la economía se dinamice, necesita hacer otras acciones, todas tendientes a estimular la demanda interna y a quitar trabas a la acción de los agentes económicos.

Mientras no haga eso, ni con aumentos ni con reducciones de gasto, como cree Videgaray, la economía va a crecer a tasas mayores.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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