Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

14 Abr, 2015

Ya llevamos poco más de una semana de campañas y usted, ¿ha visto algo nuevo, y útil?

Hoy martes, ya llevamos nueve días de campaña por ganar el voto ciudadano; en esos días, ¿ha visto usted algo nuevo que las diferencie de las anteriores? ¿Se atrevería a afirmar, con la debida seriedad, que los diez partidos le han ofrecido algo nuevo, algo para ser tomado en cuenta?

Es más, ante los problemas cuya gravedad nadie pone en duda, ¿hay algo que le haya llamado la atención porque, le ha llevado a pensar que es una propuesta útil para enfrentar y empezar a resolver alguno de los problemas que amenazan hoy la estabilidad económica y política de México?

Si bien es un desgastado lugar común afirmar que uno de los principales déficits que golpean el crecimiento económico es, más que la inseguridad y la falta de confianza, el déficit en materia de un basamento jurídico moderno que vendría a estimular la toma de riesgos y la creación de fuentes de empleo permanente, ¿ha escuchado de alguno o algunos de los candidatos a diputados federales, propuestas específicas para enfrentar dicha carencia?

La vulgaridad y la estupidez (Torpeza notable en comprender las cosas) vistas estos nueve días, no parecen dominar las ofertas de los diez partidos sino que las dominan; en pocas ocasiones como ahora, el nivel del contenido de las ofertas y promesas de los candidatos, ha sido tan bajo y vacío.

Tal parece que todos—partidos y candidatos al mismo tiempo— sin ponerse acuerdo, llegaron a la misma conclusión: Lo que el ciudadano quiere, es no ser importunado con cuestiones serias que lo harían pensar —acción difícil que causa dolor de cabeza, pero no imposible—; por ello, mejor sería tratarlo como lo que no sabe que es, un idiota funcional. ¿Les parece? ¡Nos parece!

Ése es el nivel del sistema de partidos que hemos construido, paso a pasito; la obra aparece consumada, en todo su esplendor. Mal haríamos en quejarnos y echar culpas a otros; hemos sido únicamente nosotros los que con tesón y paciencia lo hemos logrado.

Quizás la única falla en esta obra que decenas de millones de mexicanos hemos llevado a mal fin porque a buen fin, ni de lejos siquiera, es el altísimo precio que hemos debido pagar; además, el diseño está logrado para que año con año el precio que los contribuyentes deberemos pagar, aumente sin control alguno por la sencilla razón que en vez de controlar a los beneficiarios únicos de este engendro —los partidos y sus dirigencias—, dejamos en sus manos el control total de todo.

¿Qué hacer ante este nuevo Frankestein? Por lo que se ve, la única salida posible sería facilitar la formación de nuevos partidos que viniere, así fuere de manera leve, a socavar el control perverso y corrompido actual.

Remover tanto control, requisito y trámite que dificulta y encarece la formación de nuevos partidos, es el arma que aún tenemos a nuestro los ciudadanos. Si bien es cierto que el camino estaría plagado de obstáculos y dificultades mil, ¿por qué no intentamos un atajo que nos lleve al mismo destino?

Vamos a pedirle al Presidente Peña, que envíe al Congreso una iniciativa de ley en ese sentido. Es más, que la califique como preferente para evitar así, que diputados y senadores se nieguen a dictaminarla. ¿Imagina usted la rapidez con la que podría recuperar nuestra confianza?

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