Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

16 Abr, 2015

¿Tenemos idea de lo que cambiará Cuba en diez años? Ni la tenemos, ni nos importa

Una vez apagados los fuegos de artificio lanzados por quienes son seducidos por las formas y lo superficial, intentemos ir más allá de eso.

Para mí, la transformación que veremos concretarse en Cuba de aquí al año 2015, tiene un perdedor claro: México. ¿Tenemos conciencia, por más incompleta que ésta pudiere ser, de los efectos negativos que para nuestro país y algunas actividades económicas importantes, va a tener dicha transformación? ¿Y de tenerla, nos importa realmente?

Sin que la lista sea exhaustiva, ¿tenemos claro hoy, qué pasará con el turismo en el Caribe, la producción de ciertos productos hortícolas como el tomate, y las posibilidades que tiene la instalación de maquiladoras en Cuba en los alrededores de Puerto Mariel con la infraestructura que los brasileños están construyendo ahí?

¿Habrán ordenado ya los inversionistas de esas tres actividades, algún estudio que les dibuje algunos escenarios de lo que se registrará en Cuba en un decenio, cuando menos? ¿Se habrá alguien preguntado ya, si el proceso que tuvo lugar en los países que conformaban lo que conocimos como Europa Oriental y en la propia Unión Soviética, se reproduciría —con las diferencias obligadas de tiempo y lugar—, en la Cuba una vez que se restablezcan a plenitud las relaciones económicas entre ese país y Estados Unidos?

¿Hay alguien en el gobierno Federal, que haya imaginado siquiera para no soñar con alguna cuantificación por burda que fuere, de los daños en materia de inversiones, exportaciones y empleo con la transformación que Cuba registrará al remover los actuales obstáculos para construir una economía de mercado?

¿Qué haremos, de darse de manera acelerada una brutal y salvaje apertura de esa economía y la formación de una clase más cercana a las mafias rusas que a la tradicional burguesía?

MI opinión es, con base en la experiencia acumulada de la incapacidad —probada una y otra vez— de una muy buena parte de nuestros funcionarios y de quienes, más que empresarios apenas califican como negociantes cual si el Siglo XXI fuere el cuarto o quinto decenio del Siglo XX? Es más, ¿habrá ingenuos que piensen que nuestros empresarios están ya preparados para hacer negocios en  Cuba?  Si hubiere uno que otro que pensare así, no sería calificado de ingenuo sino con una adjetivo más duro y más sonoro.

Si revisáremos lo sucedido en Polonia, Hungría y en los países que surgieron de la partición de Checoslovaquia, bien haríamos en correr en vez de caminar porque, ante lo que vemos y sabemos, decenas de empresas de Estados Unidos ya tienen planes y estrategias bien definidas, para recuperar la presencia que tuvieron hace decenios. En un descuido, hasta tienen ya definidos los planes de negocios correspondientes. ¿Y nosotros?

Como siempre, sumergidos en discusiones mezquinas, propias de nuestra pequeñez y cortedad de miras. ¿No me cree? Espere a ver lo que sucederá en Cuba en los próximos dos o tres años.

Es más, espero que aguante unos años mas lo que queda de ese par de ancianos que son hoy los hermanos porque, de morir antes de sentadas las bases del proceso de transformación capitalista de Cuba, éste último se daría de todas maneras pero, por el desorden que se generaría, el precio a pagar sería mayor.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube