Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

20 Abr, 2015

En el mundo de la incertidumbre

Nadie se atreve a pronosticar, con esperanza de acertar, cuál será el rumbo de la economía mexicana en el corto y mediano plazos.

Se piensa que se afianzará la recuperación con crecimientos de alrededor de tres por ciento este año y cerca de cuatro por ciento en 2016; es probable que los precios del petróleo no bajen más y que la producción deje de caer.

Pero aún esos escenarios, que se ven como los más probables, están sujetos a lo que suceda con algo que tiene a todo el mundo en el borde de la butaca: la decisión de Estados Unidos sobre su política monetaria.

Ante la crisis financiera de 2009 el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos (banco central) decidió bajar su tasa de interés casi a cero e inyectar liquidez a la economía. A estas alturas del partido, la economía se recupera con tasas de crecimiento cercanas a tres por ciento y el desempleo ha bajado a niveles menores a seis por ciento.

Todo indica que ha llegado el momento de dejar la política monetaria acomodaticia, empezar a subir las tasas de interés y seguir retirando liquidez del mercado.

El problema es que no todo el mundo está listo. Por ejemplo, lo más probable es que el Banco Central Europeo necesita mantener aún la tasas bajas y las inyecciones de liquidez, porque las economías europeas no se recuperan.

En el caso de México, la economía no consolida la reactivación y el subempleo sigue siendo elevado. Esto aconsejaría también mantener la tasa de interés baja.

Pero si Estados Unidos aumenta sus tasas, los capitales del mundo van a fluir hacia ese mercado y provocarán turbulencias de dimensiones incalculables.

Para México, un aumento en las tasas de interés de Estados Unidos provocará mayor debilidad en el peso y efectos nocivos sobre el sistema financiero, en momentos en que las autoridades se esfuerzan por mantener los equilibrios macro y consolidar una tasa de inflación alrededor de tres por ciento en términos anuales.

Ambos objetivos podrían romperse si hay una salida masiva de capitales atraídos por las mayores tasas de interés en Estados Unidos, por la mayor debilidad del peso mexicano, por la caída en los ingresos derivada de los menores precios y producción petroleros.

Si nuestro país acompaña a Estados Unidos en la elevación de las tasas de interés, como parece inevitable que suceda, puede debilitar la incipiente recuperación de la economía mexicana.

Es probable, por otra parte, que Estados Unidos decida esperar a la Unión Europea y a Japón y eso significa que no subiría su tasa de interés hasta que esas economías muestren signos claros de recuperación y, entonces, todos los bancos centrales vayan en el mismo sentido.

El problema es que todos son escenarios inciertos y que nadie sabe, porque el mundo nunca lo ha vivido, cómo reaccionarán los mercados cuando los bancos centrales modifiquen sus políticas monetarias.

Y para México, el otro elemento de incertidumbre son los efectos que a fin de cuentas provocarán las reforma estructurales realizadas, cuyo aterrizaje aún no se ve claro.

El gran reto reside, a fin de cuentas, no están en la política monetaria, que tendrá que acompañar a la de Estados Unidos, sino en la fiscal, donde resolver la falta de ingresos petroleros deberá conducir a otro tipo de decisiones.

Hasta el próximo lunes con nuevas…Perspectivas.

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