¿Cómo le pega a México el débil PIB de EU a inicio de año?

La caída de los precios del petróleo han debilitado a la inversión física de ese país, además la fortaleza del dólar, respecto a otras divisas, ha propiciado estragos en su sector exportador
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El ciclo de la actividad económica de Estados Unidos es elemental para el porvenir del crecimiento de México. Foto: Thinkstock /Archivo
El ciclo de la actividad económica de Estados Unidos es elemental para el porvenir del crecimiento de México. Foto: Thinkstock /Archivo

CIUDAD DE MÉXICO.- El lunes pasado analizábamos las razones de la falta de brío de la economía mexicana al inicio de este año. La caída del petróleo y de la plataforma de crudo, el enfriamiento del sector de la construcción y la desaceleración de la economía de Estados Unidos dan cuenta del por qué el avance del Producto Interno Bruto (PIB) de México, en el primer trimestre, será menor a lo que originalmente se pensaba, situación que ha propiciado una oleada de revisiones a la baja en los pronósticos de crecimiento para este año.

Sin duda que el ciclo de la actividad económica de Estados Unidos es elemental para el porvenir del crecimiento de México.

Marcada desaceleración

Ayer se publicó el reporte avanzado del PIB para la economía más grande del planeta. Y como temíamos, el dato fue decepcionante, toda vez que la economía prácticamente se estancó en el primer cuarto del año.

El PIB del vecino país apenas se expandió 0.2 por ciento en términos anuales, es decir, respecto a su desempeño de enero-marzo de 2014, dato que se ubicó muy por debajo de la, ya de por sí, débil tasa que esperaba el consenso de uno por ciento.

El dato se ve muy mal si se compara con la tasa de crecimiento de 2.2 por ciento registrada en el cuarto trimestre del año pasado, desempeño que aunque fue mucho mayor al dato de ayer, si se compara con los trimestres previos, cinco por ciento en el tercer trimestre y 4.6 por ciento en el segundo, se observa un avance mínimo.

Topes en el camino

Tres factores se pueden aducir para explicar el inesperado paro de la economía estadunidense.

Uno es transitorio: se trata de los efectos derivados de la climatología excepcionalmente adversa, la cual afectó a los sectores más sensibles relacionados mayormente al clima, esto es, el gasto de consumo, la construcción y el transporte.

Eso sucedió el año pasado, y tan pronto regresó la primavera la economía estadunidense floreció con estruendo.

Debilidades

Sin embargo, este año se suman dos factores, los cuales son más duraderos y pueden nublar la recuperación económica estadunidense para los próximos meses.

En primer lugar se tiene el impacto causado por el derrumbe de los precios del petrólero, los cuales han debilitado la inversión física.

En segundo lugar se ubica la fortaleza del dólar y los estragos que se derivan de su apreciación para el sector exportador.

Quizás las mayores esperanzas de que la economía estadunidense resurja con ímpetu se depositan en el gasto de consumo, que representa en torno a 70 por ciento del PIB y que, en consecuencia, determina en buena medida la evolución de la economía de nuestro vecino del norte.

Apuestan por Consumo

En el primer trimestre el comportamiento del consumo fue débil: apenas creció 1.9 por ciento, nada que ver con la poderosa tasa de crecimiento de 4.4 por ciento observada en el cuarto trimestre de 2014, aunque aún así superó al consenso del mercado, el cual preveía un avance de 1.7 por ciento.

Por tanto, su aportación al crecimiento del PIB, que había sido de casi tres puntos porcentuales en el cuarto trimestre del año pasado, se redujo a menos de la mitad en el primer trimestre del año, es decir, a sólo 1.3 puntos porcentuales en el primer trimestre de este año.

En este componente es donde más se sintió el efecto de los temporales de frío y nieve, que alejó a los consumidores de los centros comerciales.

 

Energía barata

Pero hay motivos para esperar que el estadunidense vuelva a comprar con la voracidad de antaño en los próximos meses.

En primera instancia, los bolsillos del consumidor se han llenado de dólares con la caída de los precios de los combustibles, lo que les permite contar con un margen de operación de sus ingresos que podrían destinar para comprar otro tipo de bienes o contratar servicios.

En segundo lugar, las tasas de interés siguen en niveles muy bajos, lo que alienta la demanda de crédito.

Un tercer motivo tiene que ver con la fuerza laboral, toda vez que el empleo sigue creciendo a buen ritmo y los salarios empiezan a mostrar signos de mejoría; además, en cuarto lugar, las bolsas están cerca de sus récords, y por tanto las ganancias bursátiles animan a los estadunidenses a gastar más al sentirse más ricos.

Del consumo privado, por tanto, depende en buena medida que la economía estadunidense resucite durante el segundo trimestre. De hecho, así pasó en 2014, no obstante, en este año han surgido dos nuevos elementos que pueden dificultar su recuperación.

Dos caras de la moneda

Una primera situación que podría ralentizar esa reactivación económica tiene que ver con los gastos en inversión tras el desplome del precio del crudo.

Si ese comportamiento a la baja del petróleo ha traído importantes beneficios a la economía (mayores ingresos para el gasto de consumo, y menores costos de producción para las empresas intensivas en energía), su virulenta caída también ha propiciado algunos contratiempos.

El más visible es el cierre de operaciones de plantas y pozos que dejaron de ser rentables y la cancelación de inversiones en proyectos de exploración y nuevas plataformas.

De este modo, la inversión fija en estructuras, que se refiere a aquellas inversiones en oficinas, centros comerciales, fábricas o pozos petroleros, se desplomó 23.1 por ciento, y significó un mayor derrumbe en cuatro años. Sólo ese componente restó 0.75 puntos porcentuales de crecimiento al PIB.  En concreto, el rubro de inversiones en pozos y minas se hundió 48.7 por ciento.

Dólar caro

El otro elemento que puede impedir una recuperación vigorosa de la economía es la rápida apreciación del dólar frente a las divisas de sus principales socios comerciales. Durante la segunda mitad del año pasado, el precio del dólar subió más de 20 por ciento, frente a las diez principales divisas del mundo.

Ese encarecimiento del dólar hizo menos atractivas las exportaciones estadunidenses y al mismo tiempo estimuló las compras del exterior, con el consiguiente deterioro de la balanza comercial.

Las exportaciones forman parte del PIB de un país: son bienes producidos por una economía, pero consumidos en el exterior.

En el primer trimestre, las exportaciones cayeron 7.2 por ciento, dato que restó casi un punto porcentual al PIB estadunidense.

Por otro lado las importaciones quitan crecimiento al PIB, ya que son bienes generados por el resto del mundo, pero consumidos en Estados Unidos. Así, las compras al exterior aumentaron 1.8 por ciento en el primer trimestre y sustrajo casi 0.3 puntos porcentuales al PIB del vecino país.

Por tanto, la apreciación del dólar y el consiguiente desperfecto que ocasionó en las cuentas externas implicó una detracción total, entre exportaciones e importaciones, de 1.25 puntos porcentuales en el PIB.

Si consideramos estos dos componentes, el de la inversión en estructuras y el del sector externo, juntos se comieron dos puntos porcentuales del crecimiento del PIB, prácticamente la tasa de expansión observada para todo el PIB en el cuarto trimestre del año pasado.

El petróleo y el dólar, por tanto, socavaron el crecimiento de Estados Unidos durante los tres primeros meses del año.

Por todo esto la actividad económica de Estados Unidos, en el primer trimestre del año, se estancó, lo que también dejó alguna huella en el crecimiento de México, cuyo ciclo económico está muy atado a lo que sucede con la actividad del vecino país.

Pilares de México

Pero aun así, se pueden extraer tres buenas noticias para México: una es que pese a la desaceleración estadunidense, el sector automotriz ha permanecido robusto, lo que ha acelerado las exportaciones mexicanas de vehículos y contrarrestar las debilidades en otros segmentos exportadores. Un segundo elemento es que el paro que observa la economía estadunidense no es más que un bache, ya que con la llegada de la primaveral, el estadunidense volverá a gastar con su habitual avidez y contribuirá a reactivar la actividad, aunque permanece la incertidumbre de su intensidad.

En tercer lugar, el flojo dato del PIB del primer trimestre da una buena excusa a la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), para retrasar una posible alza en las tasas de interés, hasta estar seguro que la economía recupera su tendencia previa, lo que da aire al desempeño económico de México. Así, si la Fed no tiene prisa por subir las tasas, al Banco de México (Banxico) tampoco le llamará la urgencia.                         

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