David Páramo

Análisis superior

David Páramo

4 May, 2015

Palo a Hamdam

Entre el jueves y viernes quienes esperaban una solución mágica o injustificable en el caso de Ficrea tuvieron que enfrentar dos decepciones consecutivas; sin embargo, el riesgo en la operación de intermediarios no bancarios sigue creciendo con las lecciones de Rafael Olvera y las inexplicables acciones de algunos políticos.

Desde finales del año pasado Fauzi Hamdan comenzó a presentarse a sí mismo y ante los defraudados en Ficrea como la solución. Soberbio y fatuo aseguró a quienes lo querían escuchar que usaría una figura que él creó cuando era senador para hacer que los defraudados por Ficrea no sólo recibieran capital e intereses sino, además, 30% por daño moral.

Sus fans hablaban de su tino jurídico, cualquier cosa que eso sea, así como de quién sabe qué secretos tendría para presionar al secretario de Hacienda y al presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para que pagaran. Algo así como un chantaje, pero ya ve que a los defraudados les encanta todo lo que parece extralegal cuando les convenga.

Tras mucho hacerla de emoción, finalmente en marzo presentó un lamentable documento de 47 cuartillas ante la Secretaría de Hacienda con el cual básicamente repetía información de la CNBV y preceptos legales en el cual no documentaba ningún agravio como lo hicimos ver en esta columna.

El 15 de abril presentó una solicitud de amparo indirecto igual de chafa ante el Juzgado Décimo Quinto de Distrito en Materia Administrativa, el cual fue desechado el 29 de abril por ser notoriamente improcedente.

Sin embargo, Hamdan todavía espera quedarse hasta con 2.5% de cualquier recuperación que puedan tener unos mil 200 incautos que se están dejando transar por segunda ocasión. Primero los ofrecimientos de Olvera y ahora el exsenador.

MEZQUINDAD

Ante la falta de acuerdo en el Senado de la República, los senadores de la comisión bicameral del caso Ficrea usaron las redes sociales para culpar a todo el mundo de su barbaridad e incluso para pelearse entre ellos: Dolores Padierna desconociendo lo que había firmado, Javier Lozano acusándola de cínica (el comal le dijo a la olla).

Blanca Alcalá y Gerardo Flores acusando de mezquinos a todos y hablando en términos de rescate bancario, pero ellos fueron quienes usaron esas palabras, cuando ése no es el tema.

En el caso del Fobaproa se rescató al sistema financiero en medio de una crisis sistémica. Aquí se trata de un caso particular que, en ningún momento, pone en riesgo a todas las sociedades financieras populares.

La posición que he sostenido en esta columna es que no existe ninguna justificación para tomar fondos públicos para rescatar a privados del fraude de otro privado, como pretendían hacer con la Ley Ficrea. Se trata de un acto de aplicación discrecional de recursos públicos para tratar de salvar a personas quienes, según su firma, conocían los riesgos y el tamaño del seguro de depósito.

Por más que se hable de monetizaciones de activos y créditos pagaderos con la administración de la cartera, los propios funcionarios de la Secretaría de Hacienda reconocen que no sólo no existe garantía de que se recuperará la totalidad de los fondos, sino que es probable tener que usar fondos públicos. Defienden el esquema diciendo que así se minimiza el costo para el erario.

LEY

Los cambios en la Ley de Ahorro y Crédito Popular aprobados en la Cámara de Diputados, que no fueron votados en el Senado, van en el sentido correcto. Se parte de la base de eliminar a las federaciones que no sólo no han servido como un vehículo de regulación adecuado, sino que son un negocio rentable por establecer barreras de entrada a los competidores.

Sin desaparecer a las sociedades financieras populares se busca que, si realizan operaciones similares a las de los bancos, tengan una regulación equivalente. Que se establezcan montos correctos de captación en intermediarios populares y no de una suerte de competencia inaceptable con las instituciones de crédito que cumplen los más altos estándares de regulación establecidos en Basilea III.

El no contar con estos cambios en la ley —lo único positivo que se podría sacar de la historia de Ficrea— genera un ambiente potencialmente peligroso, puesto que pone incentivos para que, a través de figuras como las Sofipos, se burle la regulación bancaria.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube