Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

4 May, 2015

Entre buenas y malas

El frenón que se dio la economía de Estados Unidos en el primer trimestre del año representa para México una noticia buena y una mala:

La buena, que es seguro que en el corto plazo la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no moverá sus tasas de interés, lo cual significa menos presiones para la economía mexicana.

La mala, que cuando Estados Unidos se frena, se frenan también las exportaciones y la actividad industrial de México.

Y es que la caída en la actividad económica de Estados Unidos fue grave. Apenas creció 0.2 por ciento, debido a lo crudo del invierno que paralizó el consumo y muchas actividades productivas; a la caída en las inversiones en petróleo y gas, a problemas laborales en el este de Estados Unidos y a la caída en las exportaciones debido a la fortaleza del dólar.

La mayoría de los analistas coincide en que todos los factores que propiciaron la caída son coyunturales y que la economía norteamericana se recuperará en lo que resta del año. Y lo más probable es que así ocurra.

Sin embargo, por el momento, cuando todo mundo creía que la Fed, banco central de Estados Unidos, estaba lista para aumentar su tasa de interés, debido a la fortaleza de la economía, es claro que la decisión no se tomará ahora; más aún, es probable que sea hasta finales de año cuando cambie su política monetaria.

Y eso le da un respiro a países como México que, durante meses, han sufrido la volatilidad de los mercados financieros, nerviosos por la decisión de Estados Unidos.

Parte de la depreciación del peso, por ejemplo, se explica precisamente por eso.

Es claro también, que se abre margen para que se consolide la recuperación económica.

En los primeros dos meses del año, la economía de México creció a un ritmo anual de 2.3 por ciento, con un aumento de 6.2 por ciento en las exportaciones y con un incremento de 5.7 po ciento en las ventas de los comercios agrupados en la Asociación de Tiendas Departamentales (ANTAD).

En un clima con menos incertidumbre, y sin tantas turbulencias, habrá espacios para que se logre un crecimiento de tres por ciento en este año.

Porque aun en esta coyuntura menos desfavorable, hay elementos preocupantes, como la depreciación del peso que anda ya alrededor de cuatropor ciento; los precios y la producción petrolera y el clima de inseguridad que en muchas partes del país inhibe las actividades económicas.

Es claro que de los países emergentes México es el mejor está manejando las turbulencias y cuyas finanzas publicas están mejor preparadas para hacerles frente.

Pero el país completó dos años de muy bajo creamiento económico y apenas unos meses donde las cosas empezaron a mejorar lentamente.

No es suficiente. Todos los diagnósticos conducen a la necesidad de un crecimiento sostenido de cuando menos cinco por ciento, y mientras eso no se dé, seguirá presente la percepción de que ésta es una economía en crisis permanente.

Qué bueno que hay una reactivación moderada, pero eso no debe mover al optimismo y menos a que el gobierno piense que ya se están haciendo bien las cosas en materia económica.

Aún hay mucha opacidad en las acciones públicas, y todavía hay un premeditado ocultamiento de datos sobre los verdaderos efectos de la caída en los precios del petróleo y los rubros concretos donde ya se está haciendo el recorte presupuestal.

Hasta el próximo lunes con nuevas…Perspectivas.

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