David Páramo

Análisis superior

David Páramo

5 May, 2015

Discriminación financiera

Si bien es cierto que, en algún momento, el tema de la inclusión financiera estuvo de moda entre autoridades financieras y bancos, la realidad es que tendría que hacerse un análisis mucho más profundo de las razones por las cuales inmensas cantidades de mexicanos no tienen acceso a servicios financieros formales.

La discusión, quizá porque era políticamente más atractiva, se centró en los bancos. Un gremio tan poderoso como impopular. Equivocadamente se generó la versión de que los bancos no querían prestar o algo así, cuando es una de las razones fundamentales de su negocio, intermediar recursos entre depositantes y quienes necesitan financiamiento.

Paralelamente, se ha desarrollado una forma peligrosa de intermediarios con menores niveles de regulación, como cajas de ahorro, uniones de crédito, sociedades financieras populares y otras peores que se están convirtiendo en formas de eludir la regulación a los bancos y poniendo cada vez en mayor peligro a los clientes.

Se han permitido estas deformidades, supuestamente, para generar inclusión financiera en sectores populares, pero en realidad prefieren clientes que pueden serlo cómodamente de la banca por su nivel de ahorro. Es absurdo que las Sofipos quieran recibir ahorros de más de un millón de pesos cuando los bancos, que cumplen con Basilea III, tienen promedios de depósito de 60 mil pesos.

La experiencia demuestra que, con formatos correctos, la banca puede servir a quienes se encuentran en los niveles más bajos de la pirámide de ingresos. Bastaría ver los excelentes resultados que tienen Bancomer y Banco Azteca dando servicios financieros a esos segmentos de clientes.

SEGUROS

En materia de seguros, donde la penetración es escandalosamente baja entre la población, al grado que se encuentra en niveles inferiores a países como Boliva o Venezuela, básicamente, no hay productos diseñados para las capas más bajas de ingreso.

Ciertamente se ofrecen productos de poco dinero o banca/seguros que no ofrecen coberturas satisfactorias para los clientes y, en no pocos casos, parecerían más un simple paliativo en caso de fallecimiento. En el ramo de servicios médicos el problema es mucho más grave.

En este segmento quienes han cambiado el esquema con mayor éxito son los de Axa, quienes han cambiado radicalmente su orientación partiendo hacia los intereses de los clientes y no de quienes diseñan los productos.

BOLSA

Desde hace más de 10 años, se dice que en el mercado mexicano de valores hay 200 mil cuentas (en 1988 había poco más de 135 mil), lo que lleva a menos de 50 mil ahorradores, lo que genera que la Bolsa Mexicana de Valores no cumpla con su función de canalizar efectivamente el ahorro de los mexicanos. Las sociedades de inversión, que parecería que son el vehículo preferido, tampoco funcionan, y las casas de bolsa, básicamente, se dedican a dar servicios financieros a las afores.

La semana pasada, Punto Casa de Bolsa lanzó una aplicación que permite realizar inversiones directamente en acciones desde mil pesos, con lo que, verdaderamente, se está llevando la posibilidad de tener acceso al mercado mexicano a la mayoría de los mexicanos. Otras opciones arrancan desde 200 mil pesos y se dicen para toda la población.

Habrá que ver el resultado de esta aplicación que, de entrada, viene a romper uno de los grandes frenos al mercado mexicano de valores: la discriminación financiera.

DISCRIMINACIÓN

México es un país lleno de mitos sobre el uso de servicios financieros, pero el más grave es la discriminación financiera, es decir: el convencimiento de que sólo los ricos deben tener servicios financieros.

Esta práctica intolerable comienza por pensar que la falta de educación financiera se concentra en los niveles de más bajos ingresos. Abominaciones como los pobres son mala paga, no saben qué hacer con su dinero, no son negocio y demás mitos, que comienzan por desconocer que en México el promedio en las cuentas de ahorro son 10,000 pesos y en la banca de 60 mil pesos, o que el nivel medio de ingresos, entre los cotizados al IMSS, es de ocho mil 500 pesos.

La falta de educación financiera cruza transversalmente a la sociedad, es decir: es un problema tan grave para el decil más alto de ingresos que para los menores. La diferencia es el acceso que tienen unos y otros a los servicios financieros... Continuará.

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