¿Cómo está Grecia a 100 días del nuevo gobierno?

Con el alza en las tasas y con la banca escasa de financiamiento y repleta de créditos de baja calidad, la economía griega, que empezaba a salir de la recesión, ha perdido fuelle
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Alexis Tsipras no ha logrado asegurar la permanencia de Grecia en la eurozona ni ha podido trabajar para mejorar la situación de la economía griega. Foto: AP
Alexis Tsipras no ha logrado asegurar la permanencia de Grecia en la eurozona ni ha podido trabajar para mejorar la situación de la economía griega. Foto: AP

CIUDAD DE MÉXICO.- La odisea de los altos funcionarios griegos por los pasillos de Bruselas no termina. Y parece que va para largo. Ayer se cumplieron 100 días del gobierno de Syriza en el poder, el partido de izquierda radical que terminó en Grecia con décadas de bipartidismo. Pero el flamante primer ministro, Alexis Tsipras, ha gastado esos 100 primeros días en enconadas e interminables negociaciones con sus acreedores internacionales, esto es, el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (la antes denominada “troika” y ahora llamado “grupo de Bruselas”) que de momento no han conducido a ninguna parte.

En ese tiempo, Tsipras no ha logrado asegurar la permanencia de Grecia en la eurozona ni ha podido trabajar para mejorar la situación de la economía griega, cuyas expectativas de crecimiento se han deteriorado, incluso se teme vuelva a caer de nuevo en recesión.

Reunión clave

El próximo lunes 11 de mayo habrá otra reunión del eurogrupo, ese cónclave que congrega a los ministros de finanzas de la eurozona y donde se cuecen las condiciones para dar a Grecia el dinero del rescate.

Pero ya el todopoderoso ministro de finanzas germano, Wolfgang Schaeuble, ha adelantado que es “escéptico” sobre la posibilidad de que ese día se alcance un acuerdo.

Ambas partes saben que no les conviene que se produzca un “Grexit”, una salida de Grecia del euro. Pero en este juego, cada uno está dispuesto a estirar la cuerda todo lo que pueda hasta lograr que la otra parte ceda.

Hasta Tsipras, en un órdago más, ha amagado con convocar un referéndum para que el pueblo decida en caso de que las condiciones que impone Europa para recibir la ayuda las considere inaceptables y contravengan sus promesas antiausteridad de campaña.

Probables impactos

A Grecia, desde luego, no le conviene abandonar el euro de ningún modo, al menos en el corto plazo, que le suponga regresar a una nueva moneda nacional, llámese dracma o como se quiera, cuyo valor se desplomaría frente al euro en los primeros días. Las implicaciones negativas serían varias y funestas para la economía griega: fuga de depósitos y los consiguientes controles de capitales y “corralitos”, aumentos virulentos de las tasas de interés para contener la salida de capitales, quiebra del sistema financiero, hiperinflación, profunda recesión, pobreza e inestabilidad social.

Para la eurozona, ese resultado tampoco sería el deseado. La quiebra de Grecia, tango del gobierno como del sector privado, infligiría grandes pérdidas a sus acreedores, que básicamente son sus socios europeos, no sólo la Comisión Europea, el BCE o los bancos centrales nacionales, sino también las instituciones financieras privadas.

De hecho, esa alternativa generaría nueva volatilidad en los mercados y minaría la fortaleza de las instituciones europeas. Pero, sobre todo, significaría que el euro se puede romper, que no es creíble la “irreversibilidad del euro”.

Si salió Grecia de la eurozona, ¿por qué no podría abandonarla España, Italia, Portugal o hasta Francia en caso de darse otra crisis?

¿Me voy a arriesgar a comprar deuda de los países soberanos en apuros si luego puedo perder mi inversión como sucedió en Grecia? ¿Mantendré mis ahorros en los bancos de esas naciones en riesgo de que un día se evaporen al haber sido reconvertidos en una moneda nacional devaluada?

Bajo fuego

Ese riesgo de contagio es evidente si se observa lo sucedido apenas el martes pasado, cuando el gobierno de Tsipras sostuvo que bajo las actuales condiciones que impone Bruselas es imposible llegar a un acuerdo. Sólo en ese día, la tasa del bono de 10 años de Grecia trepó 63 puntos base (pbs) para situarse en 10.77%. Pero en Portugal se disparó 30 pbs, en España 28 pbs y en Italia 27 pbs.

En Alemania, la tasa de 10 años ha pasado de un mínimo histórico de 0.075% el 20 de abril a una tasa de 0.59% al cierre de ayer.

Toda una masacre en el mercado de bonos, que contrarresta los esfuerzos de expansión monetaria del BCE. Pero nadie puede descartar que junto al alza de las tasas de interés de los bonos por la aversión al riesgo de los inversionistas, que repercuta en un encarecimiento del crédito y nuevas recesiones,  se produzca una fuga de depósitos en España o Italia que pongan en riesgo la solvencia de la banca.

Creemos, por tanto, que una inesperada salida de Grecia de la zona euro detonaría potentes turbulencias y vaivenes en toda la región que serían difíciles de aplacar, más teniendo en cuenta la lentitud que ha mostrado Europa para reaccionar a las vicisitudes de los mercados. 

En consecuencia, si todos pierden con una salida de Grecia, es de esperar que en algún momento antes del verano se llegue a un acuerdo (al menos en esta coyuntura, pues en el mediano plazo una salida de Grecia es bastante probable que se produzca). ¿Cuánto antes? ¿Cuánto dinero tiene Grecia para aguantar?

No se sabe bien. Las advertencias de que en cualquier momento Grecia puede dejar de pagar a sus acreedores si no consigue el dinero del rescate no han cesado, pero hasta el momento no ha dejado de cumplir con todas sus obligaciones.

Compromisos

Los vencimientos de las letras del Tesoro (papel de corto plazo) son los más fáciles de renovar, al ser compradas en buena medida por los bancos griegos. 

Lo complicado es sacar el dinero para pagar al FMI y honrar los pagos de los bonos soberanos.

El 12 de mayo, un día después de la reunión del eurogrupo, Grecia tendrá que pagar 750 millones de euros (mde) al FMI.

En junio, además, se acumulan varios compromisos más con el FMI: en total serán 1,540 mde.

En el verano, habrá dos grandes pagos de bonos soberanos: 3,950 mde el 20 de julio y 3,380 mde el 20 de agosto. En medio de todo eso, antes, tendrá que destrabar 7,200 mde del rescate para eludir el impago.

Entre tanto, salvar los escollos en las negociaciones no es fácil.

Las discusiones se han trabado a la hora de tratar nuevos recortes en las pensiones griegas, la exigencia de una mayor flexibilidad en los despidos laborales y el plan del gobierno de Tsipras de incrementar de forma progresiva el salario mínimo hasta 751 euros.

Parálisis  

Mientras tanto, la parálisis en las negociaciones trae un flojo saldo para la economía y los mercados financieros griegos en estos primeros 100 días de gobierno radical.

Desde el 26 de enero que Tsipras tomó el poder, la bolsa de Atenas está plana en el año en contraste con el rally de las bolsas europeas. La banca, en concreto ha sido exterminada: el banco del Pireo se ha desplomado 58%, Banco Alpha 32%, Eurobank Ergasias 20% y el Banco Nacional de Grecia 19 por ciento.

Además, la tasa de dos años de Grecia se ha trepado de 11.8%, el 26 de enero, a 21.4%, al cierre de ayer.

Con el aumento de las tasas y con la banca escasa de financiamiento y repleta de créditos de baja calidad, la economía griega, que empezaba a salir de la recesión, ha perdido fuelle: la Comisión Europea recortó el martes el pronóstico de crecimiento para este año a 0.5%, dato muy inferior comparado con un avance de 2.5% en febrero, incluso ya coquetea con la recesión.

Las cosas no van bien, pero todos se niegan a capitular.

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